sábado, 26 de septiembre de 2009

Predicciones sobre el Premio Nobel de Economía 2009

Llega la época de hacer las "porras" académicas de quién (o quienes) serán los agraciados con el Premio Nobel de Economía. El lunes 12 de octubre la Fundación Nobel anunciará quién es el ganador del año 2009.
Una primera predicción sería utilizar la lista de los 10 economistas que tienen más citas en sus artículos publicados en revistas científicas. Como seis de ellos ya tienen el Premio Nobel (el número 2, Robert E. Lucas Jr.; el número 3, James J. Heckman; el número 4, Joseph E. Stiglitz ; el número 5, Paul Krugman; el número 9, Gary Becker, y el número 10, Edward C. Prescott), una posible predicción ganadora sería escoger entre los cuatro restantes por orden en el ranking: 1) el número 1, Robert Barro de Harvard University;  2) el número 6, Andrei Shleifer de Harvard University; 3) el número 7, Paul M. Romer de Stanford University; y 4) el número 8, Olivier Blanchard, del M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), aunque actualmente está en excedencia y ocupa el puesto de Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional.
La segunda predicción vendría de la mano de la empresa Thomson Reuters, cuya División de Ciencia, ISI Web of Knowledge, se ocupa de construir bases de datos de la actividad científica por áreas y países. La más conocida es el Journal of Citation Reports Web, base de datos que ofrece un medio sistemático y objetivo para evaluar de manera crítica las revistas científicas más importantes del mundo. En concreto, JCR Web permite medir la influencia y el impacto de las investigaciones realizadas (a nivel de revistas y por áreas de investigación) y muestra las relaciones entre las revistas que citan y las que son citadas.
  1. Los especialistas en economía del comportamiento por sus aportaciones a las cuestiones de las preferencias, la equidad y la cooperación: i) Ernst Fehr, Catedrático y Director del Instituto de Investigación Empírica en Economía de la Universidad de Zurich, Zurich, Suiza; ii) Matthew J. Rabin, Catedrático de Economía, Universidad de Berkeley, California, EE.UU.
  2. Los especialistas en economía del medio ambiente por sus aportaciones a las cuestiones relativas al cambio climático: i) William D. Nordhaus, Catedrático de Economía, Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, EE.UU.; ii) Martin L. Weitzman, Catedrático de Economía, Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, EE.UU.
  3. Los especialistas en macroeconomía y por sus aportaciones a la política monetaria: i) John B. Taylor, Catedrático de la Universidad de Stanford, California, EE.UU.; ii) Jordi Galí, Catedrático de Economía, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, España.; iii) Mark L. Gertler, Catedrático de Economía, Universidad de Nueva York, EE.UU.
Aunque me alejo de las profecías seguras de Thomsom Reuters, ya saben que a mí me gusta el riesgo, y si pudiera votar yo le daría el Nobel a Robert J. Barro, Catedrático de Economía de la Universidad de Harvard. Sus contribuciones se centran en el campo de la Macroeconomía: la equivalencia ricardiana, el papel de las expectativas racionales en la política monetaria, la suavización impositiva óptima, las nuevas teorías de crecimiento económico y la nueva teoría económica sobre la fertilidad. Además es el economista más citados en las revistas científicas del área de Economía. Lo curioso, es que Barro sigue el patrón de algunos de los mejores economistas americanos: no estudió en principio la carrera de Economía, aunque posteriormente obtuvo el Doctorado en nuestra disciplina. Su Licenciatura fue en Física. Recuerden que el año pasado ya aposte en una entrada del Blog por Robert J. Barro y me equivoque.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La caída del comercio internacional en imágenes: el Puerto de Singapur

En la segunda mitad de 2008 y los primeros meses de 2009 empezaron a aparecer señales claras de un marcado deterioro de la economía mundial, con la reducción de los flujos comerciales y la caída de la producción real, primero en los países industrializados y después en las economías en desarrollo. En el primer gráfico se puede observar la caída observada (en % interanual) en las exportaciones y en las importaciones de los países pertenecientes a la OCDE en los años 2007 y 2008 (para un análisis detallado de la evolución reciente del comercio internacional desde el inicio de la crisis económica, véase el último informe de la Organización Mundial del Comercio).



La caída del comercio internacional ha repercutido de manera especial en la drástica reducción del transporte marítimo de mercancías. El Puerto de Singapur es el segundo más utilizado del mundo en cuanto al tráfico y almacenamiento de contenedores y por el pasan un cuarto de la carga portuaria y la mitad del petróleo de todo el mundo. Pero algo está cambiando en el horizonte de la costa portuaria de este pequeño país.

El puerto de Singapur ya era uno de los más transitados del mundo, pero ahora barcos llegados de todos los rincones del planeta han elegido estas aguas para quedarse anclados en la bahía hasta que se inicie la recuperación económica mundial. En un artículo publicado en The New York Times se explicaban los motivos de está reunión de miles de barcos cargueros y petróleros frente a sus costas. El motivo principal es que se trata de una zona con escasas tormentas, dónde el combustible y las reparaciones en sus astilleros son baratas y, además, es un puerto que se encuentra muy cerca de los más importantes puertos del resto de Asia, desde dónde quizá reciban un nuevo flete. Los barcos se alejan de la proximidades de la costa porque así no pagan los costes del puerto y, además, las permisivas leyes marítimas de Singapur les permite permanecer durante meses sin tripulación.





Como dato curioso, la acumulación de barcos es puntualmente tan grande que es posible verla a través de Google Maps (barcos fondeados en rojo):




En el origen de esta situación está la caída de las exportaciones mundiales y la caída de los precios de los fletes. En 2007 contratar un barco de 80.000 toneladas costaba unos 50.000 dólares al día y ahora se paga hasta 10 veces menos. Las compañías navieras no reciben encargos y no pueden trabajar, y la cadena afecta a miles de trabajadores y a los astilleros de todo el mundo.

Por último, un video grabado recientemente en la costa de Singapur nos ilustra sobre la dimensión del problema:

viernes, 18 de septiembre de 2009

El efecto de los precios de los activos americanos sobre el deficit comercial de los EE.UU.

El déficit comercial de los EE.UU. (medido como la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de bienes) ha aumentado considerablemente desde comienzo de la década de los noventa (véase al respecto en el gráfico adjunto las cifras sobre % del PIB. Hacer click para verlo más grande).

Desde el punto de vista económico un déficit comercial implica, por una parte, que las importaciones de EE.UU. (vendidas por el resto del mundo) son mayores que sus exportaciones (adquiridas por el resto del mundo). Por otra parte, este déficit comercial implica desde el punto de vista financiero (dejando constante el saldo del resto de las partidas de la balanza por cuenta corriente -servicios, rentas y transferencias- y de la balanza por cuenta de capital) que el país vende activos nacionales (bonos, acciones o inversiones directas, fundamentalmente) al resto del mundo en mayor medida que las adquisiciones de activos del resto del mundo, es decir, mantiene un superávit en la balanza por cuenta financiera que cubre este desequilibrio comercial. Las ventas de activos americanos al exterior genera un flujo de pagos al resto del mundo en dólares y, en última instancia, los extranjeros utilizan parte de estos dólares para comprar más activos o bienes y servicios americanos. Pero esta financiación exterior del déficit comercial de los EE.UU. sólo es sostenible a largo plazo si las exportaciones futuras crecen de tal manera que aseguran los pagos futuros a los inversores extranjeros que poseen activos nacionales (sostenibilidad intertemporal del déficit exterior).

La cuestión clave es la siguiente: ¿qué factores económicos pueden ayudar a corregir el actual nivel (insostenible a largo plazo) del déficit comercial americano que se sitúa alrededor del -6% del PIB? Para responder a este cuestión los economistas han planteado dos canales no excluyentes.

En primer lugar, una corrección del déficit exterior podría venir provocado por una fuerte depreciación del dólar. El mecanismo subyacente en este canal corrector provocaría que un dólar más depreciado llevaría a una caída de  los precios de las exportaciones americanas y haría aumentar los precios domésticos de las importaciones americanas. Si fuera así, los EE.UU. deberían importar menos en dólares y exportar más en dólares, lo que reduciría el nivel del déficit comercial y lo haría más "sostenible" desde el punto de vista intertemporal.
Sin embargo, trabajos empíricos recientes sugieren que una depreciación del dolar no garantiza por si sola una drástica reducción del déficit comercial (véase al respecto el trabajo de Golberg y Dillon (2007)). El problema surge, fundamentalmente, porque los precios de muchos bienes importados por EE.UU. están denominados en dólares, por lo que los precios que los importadores pagan por estos bienes no cambian después de la depreciación y, por lo tanto, no caerá mucho la demanda de importaciones, al menos en el corto plazo. Y aunque las exportaciones tengan una respuesta significativa a la depreciación del dólar, no queda asegurado que el aumento de las exportaciones logre por sí sola reducir el "gap" comercial en una magnitud suficiente.

En segundo lugar, se ha sugerido en la literatura económica otro factor responsable de la determinación a largo plazo del saldo comercial americano. Se trata de la evolución de los precios de algunos de los activos americanos más demandados por inversores del resto del mundo: inmuebles y acciones. En el gráfico adjunto se puede ver claramente como los ciclos fuertemente expansivos (¿burbujas especulativas?) en los precios de estos dos tipos de activos han coincidido normalmente con periodos de mayores déficit comerciales de la economía americana:

i) Los precios de las acciones subieron casi un 340% en el periodo 1990-2000 (después de haber perdido un tercio de su valor en 1987 después del "crash bursátil de octubre de 1987"). En este periodo el déficit comercial de los EE.UU. paso del -2% al -5% del PIB.

ii) En términos similares, los precios de los inmuebles en EE.UU. crecieron  un 130% entre 1990 y 2007, mientras que el déficit comercial empeoró desde el -2% hasta el -6.5% del PIB.

Por el contrario, después de la crisis de las hipotecas "subprime" que comenzó en la economía americana en el verano de 2007, la rápida caída de los precios de ambos activos (acciones e inmuebles) habría coincidido con una mejora significativa del déficit comercial.

La cuestión clave ahora es la siguiente: ¿qué relación existe entre los precios de los activos y el saldo comercial? Desde el punto de vista teórico, los modelos intertemporales de la balanza por cuenta corriente muestran que esta relación positiva entre un alza del precio de los activos y del déficit comercial se produce a través del aumento de la demanda interna, vía el efecto riqueza. Esta relación positiva se ve, además, reforzada porque la inversión productiva es más atractiva para las empresas americanas debido a que pueden financiarse más "facilmente" mediante la emisión de nuevas acciones que son demandadas por los inversores extranjeros (véase al respecto el trabajo de Fratzscher et al. (2009)).

En síntesis, el ajuste del abultado déficit comercial de los EE.UU. debería producirse por la conjunción de dos factores: a) La continuidad de la depreciación del dólar en los mercados de cambios; b) la continuidad del ajuste de los precios de los activos nacionales (acciones e inmuebles).

Notese que la economía española es el primo hermano "pequeño" de la economía americana: mismos problemas y problamente parecidos mecanismos de ajuste. Pero este tema será objeto de una próxima entrada del Blog.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Las cifras de la cobertura sanitaria en la economía americana

El discurso de ayer del Presidente Obama ante las dos Cámaras del Congreso estadounidense sobre la reforma sanitaria propuesta en su país coincidió (¿casualidad?) con la publicación de la Oficina del Censo de los Estados Unidos (del inglés U.S. Census Bureau y homóloga del INE español) del Informe 2008 sobre el Ingreso, la Pobreza y Cobertura del Seguro Médico en EE.UU. Las cifras de la cobertura sanitaria en la economía americana cubren el periodo 1987-2008 y no hacen más que avalar la propuesta de reforma.
En el primer gráfico se puede apreciar como el número de personas en EE.UU. no cubiertas por ningún tipo de seguro ha aumentado desde 1987 a 2008 (31,1 a 46,3 millones), deterioro relativo más significativo si tomamos las cifras en función de la ratio del número de personas no cubiertas sobre el total de la población (12,5% al 15,4%).
En el segundo gráfico se presenta la población americana distribuida por tipo de cobertura sanitaria en los años 2007 y 2008: a) seguro médico privado; b) seguro médico financiado por el Gobierno; y c) no cubiertos por ningún seguro (hay que tener en cuenta que los tipos de cobertura y los subtipos no son excluyentes y puede haber gente cubierta con más de un tipo de seguro anual).
En primer lugar, la tasa de cobertura del seguro médico privado disminuyó entre el año 2007 y el 2008 (tanto en el apartado de cualquier plan privado como en la cobertura por las empresas por estar empleado) o se mantuvo (compra directa a la compañía de seguros). Por el contrario, aumentó las tasas de cobertura del seguro médico financiado por el gobierno en todos los apartados: a) en el programa Medicare (para las personas mayores de 65 años); b) en el programa Medicaid (para cierto umbral de pobreza de la población); y c) en los programas de salud de los militares en activo, retirados, veteranos de guerra y sus dependientes. Finalmente, en este año de recesión aumentó ligeramente la tasa de la población no cubierta por cualquier tipo de seguro médico (privado o público) pasando del 15,3 al 15,4% de la población.
En el tercer gráfico aparecen reflejadas las cifras de las tasas de población sin cobertura médica del total de los niños (9,9% del total), de los niños que se sitúan en el umbral de la pobreza (15,7% del colectivo sin cobertura), por edad (destaca la mayor falta de cobertura médica de los adolescentes, un 11,6% del total del colectivo) y, por último por raza (menor cobertura de los hispanos, 17,2%, sea cual sea la raza que declaren en la encuesta).

lunes, 7 de septiembre de 2009

Comportamiento de los mercados internacionales de valores desde comienzos de 2009

La evolución de los índices bursátiles de las principales bolsas mundiales ha sido muy positivo, en general, en lo que llevamos transcurrido del año 2009, sobre todo si lo comparamos con el año 2008. En primer lugar, destaca el extraordinario aumento de los índices de dos de las principales economías emergentes, Brasil y la India, que lideran el aumento de los índices, tanto en moneda local (51,2% y 61,2%, respectivamente) como en dólares (86,9% y 59,7%). En segundo lugar, el IBEX 35 español encabeza las ganancias de las bolsas de las grandes economías europeas, con un aumento hasta el 1 de septiembre del 23,1% en euros y del 26,3% en dólares. En tercer lugar, el comportamiento de las bolsas norteamericanas se presenta de manera desigual, ya que mientras el Nasdaq crece un 28,5%, el S & P 500 se sitúa en antepenúltimo lugar del ranking de ganancias con un aumento del 13,4%, y el Dow Jones ocupa el último lugar con un escaso crecimiento del 8,5%. Finalmente, destacar que el comportamiento de los mercados de valores de EE.UU. es peor en el ranking de los índices en dólares, debido a la ligera depreciación de la divisa norteamericana con la mayoría de las monedas desde comienzos de año (excepto con el yen y el franco suizo).