miércoles, 20 de febrero de 2013

Un viaje de ida y vuelta: freno a la deslocalización y comienzo de la reubicación industrial (reshoring e insourcing) en los países avanzados



El término “deslocalización” se utiliza de manera genérica para referirse a todo tipo de procesos que impliquen traslado (parcial o total) de actividades económicas a otros países.  Dentro del proceso general de deslocalización, se utiliza el término “offshoring” cuando la deslocalización se refiere exclusivamente a las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), mientras que se utiliza el término “externalización”  o “outsourcing” a la deslocalización que afecta al resto de actividades económicas.

La teoría económica del comercio internacional aporta múltiples razones para la deslocalización de las empresas.

En primer lugar, la teoría "clásica" del comercio internacional justifica el fenómeno de la deslocalización y del comercio intraindustrial en base a los factores que provocan diferencias de costes de producción entre países: i) la ventaja comparativa basada en las diferencias en la productividad relativa del trabajo en diferentes industrias (modelo ricardiano). En este caso, un país tenderá a producir los bienes que su factor trabajo produce de forma relativamente más eficiente; ii) o en su dotación relativa de factores productivos (modelo de Heckscher-Ohlin). En este caso, un país tenderá a producir relativamente más de los bienes que utilizan intensivamente sus factores productivos más abundantes

En segundo lugar, la existencia de comercio intraindustrial es otro de los argumentos clave para la deslocalización de empresas.  En este caso, cada país se especializa en variedades diferentes del mismo bien. Los factores determinantes de este tipo de comercio son tres:  i) las preferencias de los consumidores por distintas variedades de un producto generan una demanda de una amplia gama de bienes similares; ii) el hecho de que existan economías de escala en la producción de algunos bienes, implica que una empresa que se especialice en la producción de una determinada variedad de un producto, la venderá a escala mundial pero a su vez tendrá una ventaja de costes frente a las empresas que sólo produzcan para el mercado nacional; iii) el aumento de los costes de transporte operan - al contrario que los otros dos factores - en contra del comercio intraindustrial.

En tercer lugar, el fenómeno de la deslocalización puede estar fomentado por cuestiones medioambientales. En este caso se trataría de trasladar la producción a países con exigencias legales menos restrictivas que las nacionales.

Por último, algunas empresas inician un proceso de deslocalización por determinados factores de carácter espacial: i) por localizarse cerca de la producción de materias primas, en el caso de que su producción dependa intensivamente de las mismas; ii) por la cercanía geográfica a los grandes mercados en expansión; iii) por aprovechar “economías de aglomeración”, que se dan cuando aparecen economías externas a la empresa (que suponen reducción de costes) pero internas a la industria.

La deslocalización no se trata de un fenómeno nuevo, sino  que ha existido bajo diversas formas y nombres desde la década de los sesenta del siglo XX, aunque no con la dimensión y la intensidad que se generó a partir de la década de los noventa, años de mayor expansión económica en los países  avanzados, de impulso de la integración económica internacional y de avance en las  libertades políticas y en la consolidación institucional de muchos países emergentes. La reducción de las barreras comerciales, en especial de los aranceles, facilitó la entrada en los diversos mercados nacionales. La mayor presión competitiva que crea un mercado más globalizado llevó a la reducción de los costes de las empresas, entre ellos los laborales, y aumentó el atractivo de fabricar en zonas con salarios más bajos. Además, la aparición de los nuevos y extensos mercados de los países emergentes con claras perspectivas de expansión futura (China, India y los países de Europa central y oriental) ofrecía grandes oportunidades de negocio.

Pero en el último lustro el panorama está cambiando y se ha iniciado un viaje de vuelta de la producción manufacturera de los países emergentes a los países avanzados. El caso más evidente es el de EE.UU.

Las causas son múltiples, pero  cabe destacar el aumento de los costes de transporte por el importante encarecimiento del petróleo, el aumento de los costes laborales relativos en los países emergentes, la apreciación nominal y real de algunas monedas de los países emergentes, el impulso de la inversión en tecnología e innovación en los países avanzados, la mayor exigencia en la legislación de seguridad y en materia sanitaria en los países emergentes, entre otros.

Destaquemos, a título de ejemplo, algunos casos ilustrativos recientes de la "deslocalización inversa" o "reshoring" e "insourcing" a nivel internacional:
Y en el caso de España, algunos sectores como el juguete y el calzado están trasladando la producción de productos que antes fabricaban en países asiáticos a nuestro país:
La revista "The Economist" mantuvo recientemente un debate "on-line" y una votación a favor y en contra del "offshoring"y del "outsourcing". La pregunta era la siguiente: ¿Tienen la obligación las multinacionales de mantener una "fuerte presencia" en sus países de origen? La "fuerte presencia" se refería a la inversión, el empleo, la producción y las compras al menos en proporción a sus ventas en el país de origen. El no era defendido por el economista especialista en comercio internacional y defensor del libre comercio, Jagdish Bhagwati, catedrático de Economía de Columbia University, New York, EE.UU.

lunes, 11 de febrero de 2013

Los países ricos también lloran: la ratio de sostenibilidad del sistema público de pensiones alcanza mínimos históricos en EE.UU.


En una reciente entrada del Blog nos ocupabamos del profundo deterioro de las ratios de sostenibilidad del Sistema Público de Pensiones y del desequilibrio presupuestario de la Seguridad Social en España. Pero no es el único caso de deterioro del equilibrio financiero del Sistema Público de Pensiones en los países avanzados. En esta entrada mostramos que los EE.UU. caminan en la misma senda.

El Sistema Público de Pensiones de EE.UU. depende de la Administración de la Seguridad Social, Agencia Federal que también gestiona el Programa de Salud Pública conocido como Medicare. [1]

El Sistema Público de Pensiones es gestionado a través de un Fondo conocido como Social Security Trust Fund en el que se pagan las contribuciones de los impuestos sobre la nómina de los trabajadores y de los empresarios en la Seguridad Social y del sistema de pagos de beneficios que se hacen a los jubilados, descendientes, y los discapacitados, y para gastos generales de administración. El Fondo también genera intereses con los activos financieros invertidos. En la práctica el Fondo tiene a su vez dos fondos, el Fondo del Seguro de Vejez y Sobrevivientes (OASI) [2] y el Fondo del Seguro por Incapacidad (DI),  fondos fiduciarios que se denominan conjuntamente como los fondos OASDI.

En el primer cuadro adjunto (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se muestran las cifras más relevantes para el año fiscal 2012 de los dos Fondos del Sistema Público de Pensiones de EE.UU. El número total de beneficiarios alcanza la cifra histórica de 56.758.158 millones (39.611.707 pensionistas del seguro de vejez y 10.890.896 pensionistas del seguro por incapacidad). 


Como se puede ver en la cuarta columna del segundo cuadro el coste anual de los dos Fondos ha alcanzado la cifra récord en 2012 de 785.163 millones de dólares, aunque el saldo de los dos Fondos es diferente.  Por un lado, el Fondo OASI cerró el año fiscal 2012 con un superávit de 85.593 millones de dólares, aunque el mismo está descendiendo ininterrumpidamente desde el superávit máximo alcanzado de 181.266 millones de dólares en el año fiscal 2006, antes del inicio de la crisis financiera internacional y la Gran Recesión. Por un lado, el Fondo DI cerró el año fiscal 2012 con un déficit de 31.184 millones de dólares, con un deterioro continuo que se inició en el año fiscal 2002.


En la última columna del anterior cuadro y en el siguiente gráfico se puede observar la evolución de la ratio cotizantes ocupados/beneficiarios de ambos fondos de pensiones entre 1967 y 2012. Como tuvimos ocasión de comprobar también para el caso de la economía española, el deterioro reciente de la ratio es también alarmante para el caso de EE.UU. En concreto, la ratio de cotizantes/beneficiarios alcanzó su punto máximo en 1999 con 2,927 cotizantes por cada pensionista, y desde entonces ha ido descendiendo ininterrumpidamente hasta situarse en el mínimo histórico alcanzado a finales de 2012, con una ratio de 2,361 cotizantes por cada pensionista.



El problema es que no se introducen reformas a corto plazo en el Sistema Público de Pensiones de los EE.UU., el mismo será pronto insostenible. Lo peor está aún por llegar, ya que se espera que la ratio siga descendiendo en las próximas dos décadas a medida que la segunda cohorte del baby boomer de EE.UU. (nacidos entre 1954 y 1969) envejezca, y se jubile o solicite una pensión de invalidez.
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[1] El Medicare es el Programa de Seguro de Salud de EE.UU. para las personas mayores de 65 años de edad. Las personas menores de 65 años pueden tener derecho al Medicare bajo ciertos requisitos, incluso aquellas personas que tienen una incapacidad, un fallo renal permanente o esclerosis lateral amiotrófica (conocida como la enfermedad de Lou Gehrig). El programa ayuda con los gastos de cuidado de salud, pero no cubre todos los gastos médicos ni la mayoría de los gastos de cuidado a largo plazo. No confundir con el Programa de Salud Pública Medicaid destinado a la población bajo un determinado umbral de pobreza y que gestiona el Departamento de Salud de EE.UU.
[2] Los sobrevivientes son los posibles beneficiarios de la pensión en caso de fallecimiento del pensionista (hijos, viuda/o y cónyuge divorciado).

viernes, 1 de febrero de 2013

El endeudamiento del Estado en 2013 y el camino hacia el rescate europeo


El Gobierno de España y algunos comentaristas económicos y financieros empiezan a descartar que nuestro país tenga que pedir en 2013 un rescate financiero a la zona euro a través de la utilización de los recursos disponibles en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE, en inglés European Stability Mechanism o ESM). Pero este optimismo puede resultar excesivo a la luz de las cifras de necesidades de financiación brutas del Tesoro Público (nueva deuda para financiar el déficit público previsto o financiación neta, más las amortizaciones previstas de deuda viva) que presentamos en esta entrada del Blog.

En el primer gráfico (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se representa el perfil de vencimientos de la deuda pública del 2013 al 2041.


Como muestra el gráfico, la situación es delicada. El 42,7% del total de las necesidades de amortización de la deuda se concentran en el corto plazo, entre 2013 y 2015. Si nos centramos en 2013, a lo largo de este año el Tesoro deberá emitir nueva deuda pública por valor de 141.436 millones de euros para poder cubrir el equivalente de títulos que tiene que amortizar (el 20,5% del total de la deuda viva y que representa el 13,69% del PIB previsto para 2013). A esta cifra habrá que sumar la emisión de nuevos títulos de deuda para financiar el déficit público previsto para 2013: 57.833 millones de euros que representan otro 5,6% del PIB (el objetivo pactado con la Comisión Europea era menor, un 4,5% del PIB). En definitiva, las necesidades brutas de financiación del Estado obligan al Tesoro Público a la emisión de deuda pública en 2013 por un montante total de 199.269 millones de euros, nada menos que el 19,3% del PIB.

En el segundo gráfico se muestra las necesidades brutas de financiación de los Tesoros Públicos de los países de la zona euro para el año 2013, suma del valor de los títulos de deuda pública que se deben amortizar (azul) y del valor de los títulos de deuda pública que deben cubrir el déficit público previsto para 2013 (rojo).



Destacar que España es junto con Italia los países que tienen mayores necesidades de financiación brutas en 2013: un 18,3% del PIB para Italia y un 18,2% para España. Este 18,2% es ligeramente inferior al 19,3% del PIB más arriba señalado porque hemos incluido tanto la caída prevista recientemente por el FMI del PIB español para 2013 (un -1,5% previsto ahora frente al crecimiento del +0,8% previsto en septiembre de 2012) como la mayor desviación del déficit público español prevista recientemente para 2013 (un -5,6% ahora frente al -4,5% previsto en septiembre de 2012).

No obstante, las necesidades de financiación brutas del Tesoro Público español para 2013 podrían superar estos 199.269 millones de euros (19,3% del PIB) si no se cumplen dos previsiones: i) las previsiones de emisión de títulos de deuda pública necesarios para cubrir el déficit de tarifa eléctrica a través del Fondo de Amortización de la Deuda Eléctrica (FADE) [1] (previsión inicial de 7000 millones de euros); ii) las necesidades de financiación del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (presupuesto inicial de 23.000 millones de euros).

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[1] El Fondo de Amortización del Déficit Eléctrico (FADE) se encarga de titulizar (convertir en títulos negociables) la deuda generada por el déficit de tarifa eléctrica.