jueves, 27 de febrero de 2014

Ranking 2012 de Facultades de Economía según la producción científica elaborado por Tilburg University

En numerosas tertulias televisivas se sigue menospreciando a la universidad (pública) española, al repetir la conocida frase pronunciada el 13 de abril de 2012 - en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros - por parte el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert: "Desgraciadamente, no hay ninguna universidad española entre las 150 mejores del mundo". Pero José Ignacio estaba equivocado - al igual que ahora lo están los tertulianos -, ya que al menos en el área de Economía hay tres universidades (y son universidades públicas).

Una de las divisiones de la empresa Thomson Reuters, Thomson Scientific ISI, se ocupa de elaborar bases de datos de la producción científica a nivel mundial. La más conocida es el Journal of Citation Reports Web, base de datos que ofrece un medio sistemático y objetivo para evaluar de manera crítica las revistas científicas más importantes del mundo. En concreto, JCR Web permite medir la influencia y el impacto de las investigaciones realizadas (a nivel de revistas y por áreas de investigación) y muestra las relaciones entre las revistas que citan y las que son citadas.

El CentER for Research in Economics and Business de Tilburg University (Holanda) ha publicado su tradicional Ranking mundial de Facultades de Economía correspondiente a 2012. El ranking se elabora con los puntos acumulados por cada Facultad en relación al número de artículos publicados en las 70 principales revistas científicas del área de Economía indexadas en la base JCR Web.

En el primer cuadro (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) aparece el ranking de las 100 primeras Facultades de Economía a nivel mundial. El orden viene determinado por la puntuación acumulada por las publicaciones de sus profesores en las revistas científicas escogidas para el período 2005-2012. [1]


El ranking lo encabeza la Universidad de Harvard, EE.UU., con 1264 puntos, mientras que la primera universidad europea es la London School of Economics, Reino Unido, que se sitúa con 613 puntos en el puesto número 10. La sorpresa es que si aparecen tres Facultades de Economía española en el Top 100 mundial: se trata de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que ocupa el puesto 50 con una puntuación acumulada de 231 puntos (y además cierra el Top 50 mundial), la Universidad Carlos III de Madrid en el puesto 56 (con 220 puntos) y la Universidad Autónoma de Barcelona en el puesto 97 con 153 puntos.

Si ampliamos el ranking tenemos también bien situadas varias Facultades de Economía españolas:
  • En el Top 200 mundial aparecen la Universidad de Alicante en el puesto 168 (con 84 puntos) y la Universidad de Barcelona en el puesto 175 (con 80 puntos). 
  • Y en el Top 300 mundial aparece la Universidad de Valencia en el puesto 237 (con 59 puntos).
En el segundo gráfico aparece el ranking de las 50 primeras Facultades de Economía de Europa. Aquí es donde debería el Ministro Wert y las Universidades españolas centrar sus esfuerzos para escalar más en el ranking europeo.


El ranking europeo lo encabeza la London School of Economics, Reino Unido, mientras que la primera universidad española es lógicamente la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona que se sitúa en el puesto número 16.  Y en el Top 50 europeo también se colocan en puestos destacados la Universidad Carlos III (puesto 17) y la Universidad Autónoma de Barcelona (puesto 36). [2]

Si ampliáramos el rango al Top 100 de Europa entrarían en el mismo la Universidad de Alicante (puesto 60), la Universidad de Barcelona (puesto 64) y la Universidad de Valencia (puesto 91).

En el último gráfico presentamos el ranking de la Facultades de Economía españolas. Las Universidades que no aparecen en el ranking es porque sus profesores no han publicado ni un sólo artículo en las 70 revistas internacionales de prestigio seleccionadas en el periodo 2005-2012.


En el Top 10 español (si excluimos el CEMFI dependiente del Banco de España) hay dos grupos bien diferenciados: las Facultades de Economía que jugarían la "UEFA Champions League" en Europa (Universidad Pompeu Fabra, Universidad Carlos III y Universidad Autonóma de Barcelona) y las que jugarían la "UEFA Europa League" (Universidad de Alicante, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Valencia). La distancia entre los dos grupos de excelencia está aumentando con el tiempo, pero también es verdad que la distancia entre el segundo grupo y el resto de Facultades de Economía españolas aún se ha ampliado más.

El Ministro Wert incluyó en el Real Decreto-ley 14 /2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo una medida que va en la buena línea de premiar la excelencia de los profesores que dedican parte de su tarea universitaria a la investigación, y que la misma es reflejada en la publicación en revistas revistas científicas del área de Economía indexadas en la base JCR Web y que es, en última instancia, ya recompensada económicamente con la obtención del complemento de productividad de la actividad investigadora (sexenio) otorgado por la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI) dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Esta medida "discriminatoria" positiva premia a los profesores con éxito probado en su producción científica y se concreta ahora en la reducción horaria de la actividad docente respecto a los que no han dedicado parte de su tarea universitaria a la actividad investigadora. En concreto, en el Real Decreto-ley se establecen tres grupos:
  • La dedicación docente se establece como máxima en 16 créditos [3] para los Catedráticos de Universidad con cuatro o más sexenios de investigación (estando el último en vigor) y al resto de profesores universitarios funcionarios con tres o más sexenios de investigación (estando el último en vigor). 
  • La dedicación docente aumentará como máximo a 32 créditos para cualquier profesor universitario funcionario que no haya sometido a evaluación el primer período de seis años de actividad investigadora, que haya obtenido una evaluación negativa de dicho período, o que hayan transcurrido más de seis años de la última evaluación positiva.
  • Finalmente, en el resto de casos la actividad docente queda fijada como hasta ahora, un máximo de 24 créditos.
Esta debe ser la primera medida incentivadora, pero no la última de una amplia lista. Las próximas podrían ser las siguientes:  i) aumentar en gran medida la retribución asignada a los complementos de productividad de la actividad investigadora o sexenios (y con mayor cuantía para cada tramo acumulado); ii) establecer el distrito único universitario nacional, para que los mejores alumnos vayan a las mejores universidades (con becas de movilidad generosas). Ello implicaría una competencia entre universidades para captar a los mejores alumnos; iii) establecer que solamente las universidades con carácter más investigador impartan estudios de postgrado (Máster y Doctorado). Para tal fin, bastaría con exigir determinado número de sexenios de investigación al conjunto (y también individualmente) de los profesores que vayan a impartir su docencia en postgrado; iv) reducir el número de años de los Grados (de los cuatro actuales a tres como ocurre en la mayoría de los países de la Unión Europea) para liberar recursos con el objetivo último de establecer titulaciones de postgrado de mayor calidad. [4]

Afortunadamente, no todas las Facultades de Economía (y los profesores universitarios de la disciplina de Economía y de la disciplina de Empresa) son iguales y, por lo tanto, no deberían ser tratados casi por igual. Las diferencias salariales derivadas del plus de productividad investigadora que otorga la CNEAI (básicamente publicaciones en artículos de la base de datos utilizada para elaborar el ranking) son ridículas. El "café para todos" tan típicamente español debería ser "cortado". Pero eso es otra historia.

Parafraseando a Bill Clinton: “it’s about the incentives, stupid” (¡se trata de los incentivos, estúpido!).
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[1] En el mundo hay 11992 universidades.
[2] En Europa hay más de 5854 universidades.
[3] Una asignatura en un Grado tiene normalmente 6 créditos.
[4] Sólo España, Chipre, Turquía y Eslovenia están aplicando unos Grados de cuatro años y un Máster de uno (lo que se le conoce como 4+1), el resto de las universidades europeas han adaptado sus títulos a tres años de Grado y dos de Máster (3+2), dándole un mayor protagonismo a la especialización de lo que se le otorga en España.

jueves, 20 de febrero de 2014

La desaceleración del crecimiento económico (real y potencial) de la economía de China


La desaceleración reciente del crecimiento económico real de la economía de China es una amenaza para la recuperación de la economía mundial. En esta entrada del Blog mostramos cómo esta desaceleración tiene que ver con la caída del producto potencial desde el inicio de la crisis financiera internacional y describimos que factores pueden estar detrás de este cambio estructural del crecimiento económico.

En el primer gráfico (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se puede observar como la tasa de crecimiento real media anual de China fue del 13% en el periodo 2003-2007, descendió a un 10% en el periodo 2008-2010, y ha vuelto a caer alrededor del 8% en el periodo 2011-2013.


El crecimiento potencial de una economía es una de las variables más relevantes para el análisis macroeconómico y, en particular, para la toma de decisiones de política económica. Cuestiones tan importantes como la posición cíclica de la economía o la valoración de la orientación de las políticas macroeconómicas (especialmente la política fiscal) no pueden ser abordados si no se dispone de una estimación fiable de esta variable. Sin embargo, cabe señalar que el producto potencial no puede observarse directamente, sino que debe deducirse de los datos económicos existentes, utilizando diversos métodos estadísticos y econométricos.

El término "crecimiento tendencial o potencial" se puede definir en macroeconomía de tres maneras alternativas:

(1) "crecimiento tendencial": una estimación puramente estadística de la tendencia de los datos del PIB real. El PIB real se descompone en los componentes cíclicos y los componentes tendenciales.

(2) "crecimiento potencial": se trataría de la tasa de crecimiento compatible con la tasa natural de desempleo y una tasa de inflación estable. En este caso, el "crecimiento potencial" se deriva de la relación macroeconómica que relaciona la tasa de inflación y el "output-gap".

(3) "crecimiento potencial": se estima la tasa de crecimiento potencial a largo plazo dada la capacidad productiva de la economía: los inputs de la economía (capital físico, trabajo y capital humano) y la tecnología.

La estimación del producto potencial de una economía puede realizarse a partir de diferentes metodologías que, fundamentalmente, pueden clasificarse en tres grupos:

i) Metodologías que utilizan procedimientos estadísticos para estimar la tendencia de la producción de la economía descontando los factores cíclicos ("statistical filters"): a) la aplicación de filtros estadísticos puros como el filtro de Hodrick y Prescott, de Baxter-King y de Christiano-Fitzgerald; b) la aplicación de modelos univariantes y bivariantes de "espacios de estado" que utilizan el filtro de Kalman. En este caso, se estima directamente (1).

ii) Metodologías que utilizan multi-filtros y que se apoyan en un modelo macroeconómico ("model-based"). En este caso, se combina la estimación de (1) y (2) y se obtienen valores del "crecimiento tendencial" compatibles con otras variables macroeconómicas, tales como la tasa de inflación y la NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de la inflación).

iii) Metodologías que se basan en utilizar una función de producción para estimar el "crecimiento potencial", según la definición (3) ("production function"). En concreto, se estima una función de producción Cobb-Douglas que incluye el capital físico, el factor trabajo, el capital humano y un término que mide la productividad total de los factores (FTP o TFP de sus siglas en inglés), es decir, aquella parte del crecimiento del producto que no viene explicado por la evolución del factor trabajo, el capital humano y el capital físico y que, en última instancia, tiene que ver con la eficiencia con la que los inputs son utilizados y con el progreso tecnológico.

En el trabajo reciente del FMI (Anand, Cheng, Rehman y Zhang, 2014) se presentan estimaciones del crecimiento potencial de los algunos países emergentes del Este de Asia, incluida China, para el periodo 1994-2013.  Las estimaciones del "crecimiento potencial" se basan en las tres metodologías descritas anteriormente.

En el siguiente gráfico se observa claramente como el crecimiento potencial de China se ha reducido significativamente desde el inicio de la crisis financiera internacional de 2008. Estos resultados se confirman para los tres métodos de estimación (se incluye en el gráfico también la media de los tres métodos).


En los dos siguientes gráficos se presenta la descomposición del crecimiento potencial de China en sus diferentes componentes: a) factor trabajo; b) capital físico; c) capital humano; y d) productividad total de los factores.

Destacar que la significativa desaceleración del crecimiento potencial de China iniciado en 2008 parece haber sido impulsada en gran parte por la importante desaceleración del crecimiento de la PTF. Los resultados del estudio apuntan que esta desaceleración de la PTF podría estar relacionada con la caída del grado de utilización de la capacidad productiva de la economía china.




¿Qué otros factores podrían estar impulsando la desaceleración del crecimiento económico real y potencial de China?

Por un lado, un estudio reciente (Nabar y N'Diaye, 2013) muestra que el crecimiento de China se ha desacelerado a pesar de los altos niveles de crecimiento de la inversión en capital productivo y del crédito. Esto implicaría la disminución de la tasa de rentabilidad de la inversión y una mala asignación de recursos productivos. El estudio pone en duda el actual modelo de crecimiento "extensivo" (modelo basado en la acumulación de capital) y sugiere que una falta de adaptación de este modelo podría eventualmente dar lugar a nuevos desequilibrios macroeconómicos y financieros y una mayor desaceleración del crecimiento potencial. 

Por otro lado, los factores demográficos también pueden estar teniendo una influencia negativa en el crecimiento potencial a largo plazo de China.

Por un lado, la influencia negativa demográfica sobre el crecimiento potencial vendría directamente a través de la caída de la tasa de crecimiento de la población en edad de trabajar (entre 15 y 64 años), tal y como muestran los datos del cuadro y del gráfico siguientes:



Por otro lado, la influencia negativa demográfica sobre el crecimiento potencial vendría indirectamente a través del aumento de la tasa de dependencia (ratio entre la población de 0-14 años y más de 65 años respecto a la población en edad de trabajar) - que podría provocar una caída de la tasa de ahorro -, tal y como se puede observar en las cifras para China del siguiente gráfico:


¿Cómo podría revertirse la tendencia de la desaceleración del crecimiento potencial de China? 

Por el lado de la demanda, muchos economistas respaldan el paso de un crecimiento liderado por la inversión a un crecimiento impulsado por el consumo privado. Aún más popular es la recomendación por el lado de la oferta, respecto al cambio de un crecimiento "extensivo" a un crecimiento "intensivo", es decir, el paso a un modelo basado en la acumulación de capital a un modelo impulsado por mejoras en la eficiencia, medidas por la PTF. En esta línea resulta imprescindible el aumento de la competencia en los mercados, una mejora en la asignación del crédito a las empresas y una reforma del sector servicios, especialmente en las telecomunicaciones y en el sistema de salud.

Finalmente, el FMI ha estimado en un reciente informe (IMF, 2013) la posible incidencia de la desaceleración del crecimiento de China sobre los países exportadores de productos básicos. En el siguiente gráfico se presenta el impacto en los ingresos por exportaciones en los principales países exportadores  de productos básicos (en % del PIB y ajustado por la PPA) de la desaceleración de la economía China en el horizonte 2025.


El país más perjudicado es Mongolia con una caída del 7% de sus ingresos de exportaciones (en % del PIB) por la caída de las importaciones chinas de carbón, mineral de hierro y cobre. Además de los países exportadores de petróleo, tienen efectos "spillovers" negativos de la desaceleración económica de China, países como Australia, Chile, Brasil e Indonesia.
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Anand, R., Cheng, K.C., Rehman, S. y Zhang, L. (2014): "Potential Growth in Emerging Asia", IMF Working Paper WP/14/2, International Monetary Fund, Washington, D.C.

IMF (2013): "Commodity Market Review", World Economic Outlook, october, International Monetary Fund, Washington, D.C.

Nabar, M. y N’Diaye, P. (2013): “Enhancing China’s Medium-term Growth Prospects: The Path to a High-Income Economy”, IMF Working Paper 13/204, International Monetary Fund, Washington, D.C.

jueves, 6 de febrero de 2014

La política monetaria del BCE debe de tomar el relevo a la política fiscal restrictiva


Las políticas de excesiva "austeridad" fiscal continúan pasando factura al crecimiento económico en España y en el resto de países de la zona euro. Los posibles efectos negativos sobre el crecimiento económico provocados por rápidas reducciones de los déficit públicos - conocidos como "ajustes fiscales" o "procesos de consolidación fiscal" - están de máxima actualidad en muchos países de la OCDE y, especialmente, en el caso de la Eurozona.

Los resultados de las políticas de austeridad fiscal aplicadas en la Eurozona son claras. Todos los países que se sometieron a este "tratamiento" están en peor situación en términos de empleo y de riqueza que en el inicio de los programas de ajuste gestionados por la llamada "troika": Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo (BCE).

En 2009 y 2010 los economistas estábamos debatiendo sobre la eficacia de los paquetes de estímulos fiscales introducidos en 2008 y 2009 para contrarrestar los efectos negativos de la crisis económica. El enfoque mayoritario era entonces que los procesos de consolidación fiscal serían "expansivos" en el medio plazo (estimularían el crecimiento económico) a través de los denominados efectos no keynesianos. En síntesis, los efectos no keynesianos se generan por un cambio en las expectativas sobre los impuestos futuros (gastar supone aumentar los impuestos, hoy o mañana). Al reducirse los impuestos esperados en el futuro, el consumo y la inversión aumentan en el momento actual y, en última instancia estimulan el crecimiento y el empleo. [1]

Las cifras de evolución económica del periodo 2008-2013 han puesto de manifiesto el fracaso de la hipótesis de la política de consolidación fiscal “expansiva”, especialmente en la Eurozona. Por ello, el debate académico se ha trasladado en los últimos tiempos justo en sentido contrario: de los efectos no keynesianos (positivos) a los efectos keynesianos (negativos, vía multiplicadores fiscales) de la política fiscal. Ahora se debate si las consolidaciones o ajustes fiscales "excesivos" y persistentes tienen un efecto negativo a medio y largo plazo sobre el crecimiento económico y el empleo.

En este línea, existen en la literatura económica reciente sólidos argumentos teóricos que indican que cuando los tipos de interés nominales se mantienes constantes y en niveles cercanos a cero, el banco central no es ya capaz de amortiguar los efectos negativos de la caída en el gasto público, lo que implica que el efecto multiplicador negativo sobre el output de la política fiscal restrictiva puede ser muy elevado [2].

Centrémonos en el caso particular de la Eurozona.

Por un lado, el fracaso de la política fiscal restrictiva en la Eurozona tiene mucho que ver con la falta de una política monetaria de acompañamiento "suficientemente" expansiva del BCE.

En primer lugar, la inyección de liquidez del BCE a través de la estrategia de expansión del balance (denominada política monetaria no convencional) en la Eurozona no ha sido suficiente ni eficaz para estimular el crédito al sector privado, el crecimiento económico y el empleo. 

Como se puede observar en el gráfico (hacer click sobre el mismo para verlo más grande), hay una diferencia muy notable entre el comportamiento de la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Inglaterra respecto al BCE. Desde enero de 2007, la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Inglaterra han multiplicado su balance por 4,45 y 4,75 veces, respectivamente, como consecuencia de una clara, contundente y decidida política de compra de activos al sector bancario (deuda pública y activos respaldados por hipotecas). Mientras tanto, el BCE sólo ha duplicado su balance y, lo que es más llamativo, su tamaño es hoy igual al de noviembre de 2011, fecha en la que Mario Draghi toma posesión como Presidente del BCE.


En segundo lugar, el BCE ha sido excesivamente "fiel" a su objetivo único de estabilidad de precios. 

Esta actitud contrasta con el comportamiento de la Reserva Federal de EE.UU. y del Banco de Inglaterra cuyo objetivo es dual (estabilidad de precios y  apoyo a la política económica del gobierno, incluyendo sus objetivos de crecimiento y empleo). De hecho, en los siguientes gráficos se puede observar como se sigue manteniendo la tasa de inflación de la Eurozona claramente por debajo del objetivo del 2% (+0,8% en tasa interanual frente al +1,5% en EE.UU.; diciembre 2013), cuando la tasa de desempleo alcanza cifras récord desde comienzo de la crisis financiera internacional (12,1% frente al 6,7% en EE.UU., escala de la izquierda del gráfico; diciembre 2013), y la tasa de crecimiento continúa en tasas negativas (-0,3% frente al +3,2% de EE.UU.; tercer trimestre y cuarto trimestre de 2013, respectivamente).






Una política monetaria más expansiva por parte del BCE que hubiera generado más inflación hubiera tenido efectos más positivos sobre la economía. En primer lugar, habría reducido los costes laborales reales en los países periféricos, incluida España. En estos países, la presencia de un elevada tasa de desempleo ha inducido a aumentos moderados de los salarios nominales, por lo que una mayor tasa de inflación habría reducido también los salarios reales, los costes laborales unitarios reales y, en última instancia, hubiera aumentando la competitividad exterior. En segundo lugar, la mayor tasa de inflación habría ayudado al proceso de desapalancamiento de las economías, vía la reducción del valor real de los stock de deuda pública, y de los stock de deuda del sector privado (sistema bancario, hogares y empresas no financieras).

En tercer lugar, la política monetaria "moderadamente" expansiva del BCE no ha propiciado la depreciación nominal y real del tipo de cambio del euro y, por lo tanto, un aumento de la competitividad exterior del economía de la Eurozona, factor clave para dotar de un mayor impulso a las exportaciones.

En los gráficos siguientes podemos observar como el tipo de cambio nominal del euro con el dólar y la libra esterlina, el tipo de cambio efectivo nominal del euro y el tipo de cambio efectivo real del euro (con el conjunto de los 21 países con los que más  realiza intercambios comerciales), se sitúan en la actualidad en los mismos niveles de comienzos de mediados de 2008, y de comienzos de 2010 en los dos últimos casos.






Por otro lado, la falta de recuperación económica de la Eurozona tiene mucho que ver también con los errores cometidos por el BCE en el proceso de reestructuración bancaria del periodo 2009-2011.

Muchos analistas pensamos que los problemas de crecimiento y empleo de la Eurozona se vieron agravados por las primeras "pruebas de resistencia" o "tests de estrés" al sistema bancario europeo realizadas en 2009 y 2011. Al final de este proceso pocas entidades bancarias quebraron y aumentaron la ratio capital-activos, vía el crecimiento moderado del capital y de una caída en mucha mayor medida de los activos. Este comportamiento provocó, en última instancia, una contracción del crédito al sector privado que no ha ayudado a la recuperación de las economías de la Eurozona, especialmente las periféricas (véase la caída del crédito a las empresas no financieras y a los hogares en los dos siguientes gráficos, respectivamente).





Agotada la política fiscal restrictiva en la Eurozona por sus efectos perversos sobre el crecimiento económico y el empleo, sólo cabe esperar que la política monetaria del BCE tome el relevo.

La nueva estrategia monetaria del BCE se sustentaría en:

1) Introducir nuevas medidas de política monetaria no convencional que expandan en mayor medida el balance el BCE y la liquidez de la Eurozona: a) volver a utilizar el programa de Operaciones de Financiación a más Largo Plazo (OFMLP o por sus siglas en ingles LTRO); b) poner en marcha el programa previsto de Operaciones Monetarias Directas (OMD) para compra de títulos de deuda pública. Este instrumento no se ha utilizado todavía, pero el efecto del anuncio de este programa, en septiembre de 2012, consiguió rebajar la prima de riesgo y romper el círculo vicioso de la deuda pública de Italia y España; c) aprobar un nuevo Programa de Mercado de Valores (PMV) en el que inicie una compra masiva de activos respaldados por hipotecas, a semejanza de lo realizado por la Reserva Federal y, en menor medida, por el Banco de Inglaterra.

2) Propiciar un aumento de la tasa de inflación para ayudar al proceso de desapalancamiento de las empresas no financieras, sistema bancario y hogares.

3) Propiciar la depreciación nominal del euro en los mercados de cambios, e indirectamente la depreciación real del euro, con la relajación del objetivo de inflación. El objetivo sería impulsar las exportaciones de la Eurozona, especialmente la de los países periféricos.

4)  Relajar las condiciones de los nuevos test de estrés de los bancos de la Eurozona (las pruebas se realizarán entre marzo y octubre de 2014), impidiendo que se incluya la totalidad de la deuda pública de la cartera de las entidades bancarias en los activos de riesgo. Un aumento excesivo de las necesidades de nuevo capital podría llevar a otra crisis bancaria, a otro rescate bancario y a un nuevo frenazo al crédito al sector privado por un largo periodo de tiempo.

5) Aprobar la introducción de un mecanismo cercano al Esquema de Financiación del Crédito (Funding for Lending Scheme, FLS por sus siglas en inglés), acordado entre el Banco de Inglaterra y el Tesoro británico para el programa fomentar el crédito en la economía británica. Desde su introducción en julio de 2012, el FLS ha contribuido a una fuerte reducción de los costes de financiación de los bancos y las sociedades de crédito. Esto ha llevado a una reducción de los costes de los préstamos y a un aumento de la disponibilidad de crédito para hogares y empresas no financieras del Reino Unido. Su reciente renovación que se extiende hasta enero de 2015 incluye el apoyo a los créditos a la pymes.

6) Cobrar tasas negativas para los depósitos de las entidades bancarias "ociosos" en el BCE. Esta medida sería muy conveniente para impulsar el crédito al sector privado no financiero de la Eurozona.

Si el BCE no cambia radicalmente su política monetaria y la economía española no crece a medio plazo por encima del 2-3%, la aritmética de la deuda pública y de la deuda exterior es insostenible y nos veremos abocados al impago de la deuda. Y en este sentido ya ha aparecido un aviso serio para navegantes: el Bundesbank propone en su último boletín de enero que los países europeos que atraviesan dificultades financieras, en lugar de pedir ayuda a los contribuyentes de los países europeos más ricos como Alemania (a través de los rescates previstos en la Eurozona), se "espabilen" recaudando dinero entre los sectores más adinerados de su propio país (“un pago único y extraordinario del impuesto sobre el capital nacional”).

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[1] Sobre los efectos no keynesianos de los procesos de consolidación fiscal puede verse los trabajos de:

Alesina, A. y Ardagna, S. (1998): "Tales of fiscal adjustments", Economic Policy, 13, 487-545.
Alesina, A. y Ardagna, S. (2010): "Large Changes in Fiscal Policy: Taxes versus Spending", Tax Policy and the Economy, 24, 35-68.
Alesina, A. y Ardagna, S. (2012): "The Design of Fiscal Adjustments", Department of Economics, Harvard University, mimeo.
Alesina, A., Favero, C. y Giavazzi, F. (2012): "The output effect of fiscal consolidations", NBER Working Paper No. 18336.
Alesina A. y Perotti, R. (1995) “Fiscal Expansions and Adjustments in OECD Countries”, Economic Policy, No. 21, 207-247.
Giavazzi, F. y Pagano, M. (1990): "Can Severe Fiscal Contractions Be Expansionary? Tales of Two Small European Countries", NBER Macroeconomics Annual 1990, 5, 75-122.
Perotti, R. (2013): "The Austerity Myth: Gain without Pain?", en A. Alesina y F. Giavazzi (eds.), Fiscal Policy After the Great Recession, University of Chicago Press and NBER, forthcoming.

[2] Sobre el aumento de los valores de los multiplicadores fiscales desde el inicio de la crisis financiera internacional, véase entre otros:

Christiano, L. , Eichenbaum, M. y Rebelo, S. (2011): "When Is the Government Spending Multiplier Large?”, Journal of Political Economy, Vol. 119, No. 1, pp. 78.121.
Eggertsson, G. y Woodford, M. (2003): “The Zero Interest-rate Bound and Optimal Monetary Policy", Brookings Papers on Economic Activity, 1, pp. 139-233.