viernes, 29 de abril de 2011

El tamaño del multiplicador fiscal de gasto público y la efectividad a largo plazo de los planes de estímulo fiscal

Ha pasado año y medio desde la entrada en mi Blog donde nos ocupábamos de la relación entre la efectividad de los paquetes de impulsos fiscales y el tamaño del multiplicador fiscal de gasto público y el debate académico continua. Pero ahora el debate se desarrolla en otro terreno. La discusión se centra en los efectos sobre el output y el empleo - no de los estímulos- sino de los severos ajustes fiscales introducidos en algunos países de la zona del euro y en los EE.UU.

Resulta evidente que la utilización de políticas fiscales expansivas de carácter discrecional jugaron al inicio de la crisis económica de 2008 un papel importante en la respuesta de la política económica de los países de la OCDE ante la caída de la demanda y la producción agregada. De hecho, la mayoría de los países avanzados introdujeron en los años posteriores medidas fiscales discrecionales (estímulos fiscales o paquetes fiscales expansivos) en respuesta a la crisis, aunque estas medidas no constituyeron el principal factor que ha propiciado el alza de los déficit públicos. No obstante, en la mayoría de los países, el alza del stock de la deuda pública en relación al PIB desde el inicio de la crisis económica ha venido determinado en mayor medida por la influencia negativa de los estabilizadores automáticos (el ciclo económico) y por otras medidas discrecionales de política económica ajenas a la recesión económica internacional.

Como nos indican los manuales introductorios de macroeconomía, la efectividad de la política fiscal discrecional para estimular la demanda y el output viene determinada por el valor de los multiplicadores fiscales (de gasto público y de impuestos). En síntesis, los multiplicadores fiscales miden  el efecto de las medidas fiscales en actividad agregada, expresando la magnitud en % del aumento final inducido en el PIB, e incluyendo no sólo el primer efecto directo de la medida (multiplicador a corto plazo) sino también  los efectos acumulados en el tiempo (multiplicador a largo plazo).

La efectividad de los estímulos fiscales dependen en gran medida del valor final del multiplicador fiscal. El problema es que los resultados en la literatura empírica en relación al tamaño del multiplicador no son concluyentes, por lo que la introducción de los mismos ya fue puesta en entredicho desde el ámbito académico desde el inicio de la crisis económica internacional. Por ejemplo, el catedrático de Economía de Harvard University, Robert Barro, ya expresó su opinión en contra de los primeros paquetes de estimulo fiscales (basados en aumento del gasto público) introducidos en EE.UU. en un artículo aparecido en 2009 en Wall Street Journal. Su opinión se fundamentaba justamente en que en sus trabajos empíricos -entre otros- había estimado que el valor del multiplicador fiscal final del gasto público en EE.UU. en tiempos de paz se acercaba prácticamente a cero. En 2010 -coincidiendo con el primer aniversario del primer paquete de estimulo fiscal de la Administración Obama- Robert Barro publicó otra artículo en el Wall Street Journal en el que evaluaba negativamente los efectos de estas medidas fiscales expansivas. Nuevamente su opinión en contra se basaba en los bajos valores registrados por el multiplicador fiscal keynesiano.

En relación a este tema se ha publicado recientemente un nuevo trabajo académico en el que se trata de medir empíricamente los valores de los multiplicadores fiscales. El trabajo empírico lleva por título "How Big (Small?) are Fiscal Multipliers?" y se publicó en octubre de 2010 por E. Ilzetzki, E. Mendoza y  C. Vegh como Documento de Trabajo 16479 del NBER. La novedad de este trabajo es que los autores encuentran que los valores de los multiplicadores fiscales del gasto público dependen de las características particulares de cada economía.

En síntesis, los autores muestran -utilizando una nueva base de datos cuatrimestral de datos macroeconómicos para 44 países- que el valor a largo plazo del multiplicador fiscal del gasto público es más bajo:
  • en países con un stock de deuda externa en relación al PIB relativamente alto.
  • en países cuya moneda está sujeta a un régimen de tipos de cambio flexible frente a los países cuya moneda está sujeta a un régimen de tipos de cambio fijos.
  • en países con una mayor apertura comercial internacional.
También encuentran que el valor del multiplicador fiscal del gasto público es mucho más alto si el paquete de estímulo fiscal está basado en gasto en inversión pública que en gasto en consumo público.

España (y en cierta medida EE.UU.) sería una de las economías que reunirían las tres condiciones descritas para tener un valor acumulado cercano a cero (o incluso negativo para el caso de economías fuertemente endeudadas con el exterior) del multiplicador fiscal de gasto público keynesiano. En este sentido, la utilización de políticas fiscales expansivas de carácter discrecional quedarían en entredicho. No cabe duda que los políticos deberían tener en cuenta estos resultados a la hora de introducir nuevos paquetes de estímulos fiscales en el futuro. Y las dudas serían mayores si los paquetes fiscales expansivos se basan en mayor proporción en un aumento del gasto en consumo público que en gasto en inversión pública.

Pero si en 2009 y 2010 los economistas estábamos debatiendo sobre el valor del multiplicador fiscal y sobre la eficacia de los paquetes de estímulos fiscales introducidos en 2008 y 2009 para contrarrestar los efectos negativos de la crisis económica, el debate en la actualidad ha pasado a otro plano: la introducción de planes de consolidación fiscal en Europa y EE.UU. Ahora se trataría de dilucidar cual es la estructura apropiada de los planes de ajuste fiscal  necesarios para detener el rápido crecimiento de la ratio de deuda pública en proporción al PIB y, sobre todo, si este proceso de consolidación fiscal -demandado en parte por los mercados financieros- tendrá o no un impacto negativo temporal sobre el crecimiento del output y del empleo.

De este modo, el debate académico se traslada de los efectos keynesianos (multiplicadores fiscales) a los efectos no keynesianos de la política fiscal, es decir, si las consolidaciones o ajustes fiscales tienen un efecto negativo (efecto keynesiano) o positivo (efecto no keynesiano) a corto plazo sobre el crecimiento económico y el empleo. En esta línea, resulta sugerente los resultados del reciente estudio publicado en el capítulo 3 de la publicación World Economic Outlook del FMI de octubre de 2010. De hecho, la evidencia empírica aportada en este estudio contradice los resultados aportados hasta el momento por el trabajo seminal de Giavazzi y Pagano  (1990) y el reciente estudio de Alesina y Ardagna (2010)  en los que se apoyaba empíricamente los efectos no keynesianos de los impulsos fiscales de gasto público.

Con más detalle, el estudio del FMI estima que los efectos a corto plazo de las consolidaciones fiscales pueden ser negativos (no aparecerían efectos no keynesianos) si se tiene en cuenta cuatro características específicas de la actual crisis económica internacional: a) que la política monetaria no puede acompañar a la política fiscal restrictiva con bajadas de los tipos de interés (al estar ya muy bajos o cercanos a cero y desde finales de 201o con expectativas inflacionarias en alza); b) que la consolidación fiscal se está introduciendo simultáneamente en muchos países; c) que, por lo tanto, no esta garantizada la recuperación del sector exterior de la economía; y d) que en algunas países hay tipo de cambio fijo (o moneda única entre los países de la zona del euro).

Las conclusiones de este estudio del FMI pueden seguirlas en el siguiente vídeo:



jueves, 21 de abril de 2011

¿China, ahora también potencia científica mundial?


China se situó en 2009 como segunda potencia económica mundial por volumen de PIB, por detrás de EE.UU. y adelantando a Japón. Además, en el terreno comercial China se colocó a finales de 2009 como primer exportador de mercancías (por delante de Alemania y EE.UU.), segundo importador de mercancías (tras EE.UU.), quinto país por el volumen de las exportaciones de servicios y cuarto por el volumen de las importaciones de servicios. Pero lo más sorprendente (y quizás más importante a largo plazo) es que China se está situando paso a paso como una potencia científica mundial. En está entrada del Blog vamos a presentar tres indicadores que así lo atestiguan.

La National Science Foundation (NFS) es una agencia del gobierno de EE.UU. independiente que impulsa la investigación en todos los campos no médicos de la Ciencia y la Ingeniería. La NSF financia aproximadamente el 20 por ciento de toda la investigación básica impulsada con fondos federales en los institutos de investigación y universidades de los Estados Unidos. La NFS publica anualmente un informe sobre los indicadores de la Ciencia y la Ingeniería en EE.UU. y aporta también cifras comparadas a nivel internacional. El último informe disponible corresponde al año 2010 y lleva por título, Science and Engineering Indicators: 2010.

En el primer gráfico adjunto (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se representa las cifras que aparecen el el informe del NFS en relación al número nuevo de Doctores (Ph D) en Ciencias e Ingeniería para un grupo de países y para el periodo 2000-2006, últimas cifras disponibles. China aprobó en 2006 un nuevo Plan Nacional de I+D para quince años con el que pretende alcanzar un 2,5% del PIB en gasto de I+D. Los campos prioritarios de los fondos son la energía, los recursos hídricos y la protección del medio ambiente. Pero también uno de los objetivos básicos es la inversión en capital humano. Las cifras del gráfico ponen de manifiesto que el año de la aprobación del Plan ya estaba situada la economía china en un buen punto de partida. En concreto, desde  el año 2002 ya generaba más Doctores que Alemania, Japón y Reino Unido, y cada vez se acerca más rápidamente a las míticas cifras de EE.UU.
















En el segundo gráfico se representa otro indicador que da muestras del potencial investigador de China: la evolución del número de investigadores para un grupo de países y para el periodo 1995-2007, según las cifras publicadas por la OCDE. En el año 2007 China ya tenía 1,2 millones personas ocupadas en las actividades de I+D, cifras superiores al conjunto de la Unión Europea (UE-27), y a punto de superar a EE.UU. No sería extraño que el próximo informe de la OCDE muestre que China ya haya superado a EE.UU. en el número total de investigadores a finales de 2008.


Otro factor que puede servir de un buen indicador del imparable avance científico de China son los resultados de la investigación. Y un indicador ampliamente aceptado de la calidad de los resultados de la actividad investigadora es la publicación de los resultados de la misma en artículos en revistas de calidad (y con impacto). Un reciente informe de Elsevier muestra como el número de artículos científicos chinos publicados en su base de satos Scopus ha aumentado continuamente en los últimos años.

En el tercer gráfico se representa la participación (en %) de China, la Unión Europea (UE-27) y los EE.UU. en el total mundial de artículos científicos publicados en las revistas indexadas en la base de datos Scopus para el periodo 1996-2016. Los datos de 1996-2009 son reales mientras los referidos al periodo 2010-2016 son proyecciones.

En el año 2008 China se situó en el segundo lugar detrás de los EE.UU. en número de artículos científicos publicados, con un 11,6% frente al 20% del total mundial, respectivamente (véase al respecto una reciente entrada en este Blog). Las proyecciones de los técnicos de Elsevier muestran como en el año 2013 China superará a EE.UU. en el número de artículos científicos publicados en el total mundial. Esta previsión va en paralelo al mayor aumento sostenido del número nuevos Doctores, del número de investigadores y del gasto de I+D en China en relación a los EE.UU.

viernes, 15 de abril de 2011

La "Gran Recesión" de 2007-2009 bate récords históricos en el número y en la persistencia de las pérdidas de empleo en EE.UU.

En los dos gráficos adjuntos (hacer clic sobre los mismos para verlos más grandes) se representa las pérdidas relativas de empleo en EE.UU. generadas en los distintos periodos de recesión económica, tal y como han sido definidos por el NBER. Se incluyen los sucesivos periodos de recesión desde la II Guerra Mundial hasta la actual "Gran Recesión" registrada entre diciembre de 2007 y junio de 2009.

















En los gráficos se representa la pérdida de empleos en cualquier mes posterior a la recesión (en %) respecto al nivel máximo de empleo alcanzado antes del inicio de la recesión. La diferencia entre los dos gráficos es que en el segundo la variable objeto de estudio está alineada respecto al mes de mayor pérdida de empleo relativa. De esta manera, se puede diferenciar mejor el periodo de aceleración en las pérdidas de empleo respecto al periodo de desaceleración relativa de las pérdidas de empleo.

De la comparación de las cifras entre las 11 recesiones registradas en EE.UU. desde la II Guerra Mundial, se puede concluir que la llamada "Gran Recesión" iniciada en diciembre de 2007 (línea roja) bate todos los récords históricos en el número y en la persistencia de pérdidas de empleo. En concreto, las pérdidas de ocupados han ido creciendo en la economía norteamericana durante los 25 meses posteriores al inicio de la recesión (caída del 6,4%). Esta cifra es sensiblemente peor que la registrada en todas las anteriores recesiones. Además, las pérdidas de empleo respecto al número máximo de puestos de trabajo registrados antes de la recesión está mejorando a un ritmo excesivamente lento (solamente un 1% en otros 13 meses), cifra nuevamente mucha más negativa con las registradas en anteriores recesiones. De este modo, se han acumulado hasta el momento un total de 38 meses de deterioro relativo de las pérdidas de empleo respecto al pico de máximo empleo anterior a la recesión. El récord anterior estaba en 47 meses pero todo apunta a que se va a sobrepasar.

Las comparaciones son odiosas pero inevitables en nuestro caso. Hasta el momento la peores recesiones habían sido la iniciada en noviembre de 1948 (línea azul) en relación a la caída máxima del número de empleos (caída del 5,2%), y la iniciada en marzo de 2001 (línea marrón) en relación a la recuperación del nivel de empleo anterior a la recesión (47 meses).

En resumen, la economía de los EE.UU. se enfrenta en la actualidad ante la peor recesión registrada en su historia reciente en relación a su incidencia negativa en el mercado de trabajo. Dos son las características que lo sustentan: a) la mayor incidencia negativa en la pérdida relativa de empleo; b) la mayor persistencia en la recuperación de los niveles de puestos de trabajo anteriores al inicio de la misma.

domingo, 10 de abril de 2011

Ranking de los 10 países con mayor producción científica con impacto, 1999-2003 versus 2004-2008


La Royal Society es una prestigiosa academia científica inglesa fundada en 1660 por prominentes personajes del mundo de la ciencia y de la cultura. En la actualidad todavía desarrolla el papel de Academia de las Ciencias del Reino Unido y de la Commonwealth y sigue conservando desde su fundación el carácter de institución científica independiente y no pública. El objetivo principal de esta academia científica es promocionar y difundir la actividad científica.

La Royal Society acaba de publicar un interesante informe sobre la actividad científica internacional comparando la evolución de un conjunto de indicadores de producción científica (número e impacto de los artículos científicos, entre otros) entre dos periodos: 1999-2003 y 2004-2008.  La revistas científicas incluidas en el análisis son las de la base de datos Scopus de Elsevier. Para el periodo 1999-2003 se trata de un total 5.493.483 artículos y para 2004-2008 la cifra sube hasta 7.330.334 artículos.


En el primer gráfico (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se representa un ranking de los 10 países líderes en cada periodo en relación a la producción científica, según la participación de sus científicos en el total de artículos académicos incluidos en la base bibliométrica Scopus. Si comparamos los dos periodos analizados podemos destacar cuatro hechos relevantes:
  1. EE.UU. sigue siendo el líder del top 10, aunque el porcentaje de sus artículos científicos en el total mundial retrocede sensiblemente del 26 al 21%.
  2. China logra un avance espectacular, al pasar su participación del 4% (6º puesto) al 10% (2º puesto).
  3. La India a desplazado a Rusia en el ranking de los 10 mejores países.
  4. España sigue clasificada entre los 10 mejores y además avanza desde el puesto 10 al 9.



En el segundo gráfico se presenta la clasificación de los 10 principales países por el número de citas en revistas científicas que han recibido los artículos publicados por sus científicos. Se trata pues de medir la calidad de la investigación a través de su impacto. Ahora podemos destacar tres hechos relevantes: 

  1. EE.UU. lidera en ambos periodos el top 10, pero retrocede su participación en el número total de citas los artículos científicos del 36 al 30%.
  2. Suiza y Australia salen del top 10 y son desplazados por China y España, respectivamente. 
  3. Nuestro país entra por primera vez en el ranking de los 10 países con mayor número de citas de los artículos publicados por sus científicos.

La evidencia presentada demuestra que el esfuerzo de los científicos españoles (universidades, CSIC y otros centros de investigación públicos y privados) en los últimas décadas está dado sus frutos. Los importantes recortes en los presupuestos públicos de 2010 y 2011 podría poner en peligro este claro avance de la ciencia española en el contexto internacional, y quizás podría provocar nuestra salida de los dos ranking en la próxima medición del estudio para el periodo 2009-2013.

Una entrada reciente publicada por José Carlos Fariñas en el Blog de economía de la ALdEa Global (Blog en el que también participo) trata justamente sobre el problema de los recortes presupuestarios en I+D en España.

domingo, 3 de abril de 2011

Precios de la energía y tasas de inflación: el papel de las expectativas inflacionarias y de la credibilidad de la Reserva Federal de los EE.UU., 1971-2011

La opinión pública norteamericana está afrontando con temor la reciente escalada de los precios de los alimentos y, sobre todo, de los precios de la energía. Piensan que tarde o temprano estas subidas de los precios de la energía provocarán aumentos significativos de la tasa de inflación. Algunos analistas económicos y financieros empiezan ya a comparar la situación actual con lo ocurrido en EE.UU. entre 1971 y 1979, período de tensiones inflacionarias conocido como “Gran Inflación”. En esta entrada del Blog vamos a tratar de explicar como la comparación entre ambos periodos no es correcta.

Durante la década de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado los mercados no tenían confianza en la capacidad de la Reserva Federal de mantener la estabilidad de precios. En el primer gráfico adjunto (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) podemos observar como desde 1967 a 1980 (era pre-Volcker) los aumentos de los precios de la energía eran trasladados casi inmediatamente (y de manera proporcional) a la tasa de inflación global. Por el contrario, a partir del nombramiento de Paul Volcker como presidente de la Reserva Federal (era post-Volcker), este grado de traslación completo entre precios de la energía e inflación general comienza a diluirse, tal y como puede verse en el gráfico. Y este fenómeno continúa desde la era Volcker hasta nuestros días.






















¿Cuáles son los factores que explican este fenómeno monetario que se observó entre 1971 y 1979 y que no se dan en la actualidad?

Tal y como señalan, Clarida, Galí, y Gertler (2000) [1] en su análisis de los factores que influyeron en el periodo de “Gran Inflación” de EE.UU., la relajación de la política monetaria estadounidense en los años setenta sugiere que -pese al evidente impacto inflacionista de los shocks de los precios del petróleo (y de los alimentos) en la década de los setenta- una política monetaria excesivamente laxa y acomodaticia podría haber desempeñado un papel determinante en permitir el inicio y mantenimiento de altas tasas de inflación en EE.UU. Recordemos que el periodo de la "Gran Inflación" es junto al de la "Gran Depresión" los dos fracasos mayores de la política monetaria de la Reserva Federal en el siglo XX.

Dos son las características que hacían restar credibilidad antiinflacionaria a la Reserva Federal en la era pre-Volcker. Por un lado, el colapso del Sistema Internacional de Bretton Woods dejó a las expectativas de inflación de los agentes económicos sin un ancla nominal de referencia sobre la inflación futura (en Bretton Woods era el precio fijo del oro frente al dólar).

Por otro lado, la Reserva Federal no siguió de manera estricta el “principio de Taylor” [2].  El fundamento del “principio de Taylor” es que, a fin de estabilizar la inflación, todo aumento (esperado) de la inflación debería ser contrarrestado por una elevación del tipo de interés real (esperado). En el caso que nos ocupa, los tipos de interés nominales deberían haber respondido con cambios más que proporcionales a la tasa de inflación esperada. Como se puede ver en el segundo gráfico, los tipos de interés reales ex post se mantuvieron en niveles positivos (pero muy bajos) durante la mayor parte del periodo comprendido entre enero de 1965 y el colapso de Bretton Woods en agosto de 1971. Después los tipos de interés reales ex post se volvieron incluso muy negativos, situación que se mantuvo entre agosto de 1971 y el inicio del período de desinflación en octubre de 1979 (era post-Volcker). 


¿Qué cambios se registraron en la orientación de la política monetaria desde la toma de posesión de Paul Volcker como Presidente de la Reserva Federal?

En primer lugar, se generó una nueva ancla nominal sólida y creíble que sirviera de “punto de referencia” para las expectativas inflacionarias de los agentes económicos. La intención última era contener la inflación a través del control estricto de la tasa de crecimiento de los agregados monetarios. Además, se consideraba que el anuncio de objetivos monetarios cuantitativos era un medio útil para influir directamente en las expectativas de inflación de los agentes económicos. Recordemos que más adelante en los años noventa está ancla nominal se sustituyó por el anuncio de objetivos o metas "explícitos" de inflación, tanto en la Reserva Federal como por parte de la mayoría de los bancos centrales, incluido el Banco Central Europeo.

En segundo lugar, la Reserva Federal comienza a aplicar de manera “implícita” el principio de Taylor. Como se puede observar en el segundo gráfico, desde principios de 1980 los tipos de interés reales ex post comienzan a abandonar los valores negativos hasta alcanzar altos niveles positivos durante la primera mitad de los ochenta.

En síntesis, aunque es verdad que en la actualidad se da la misma circunstancia que generó el periodo de Gran Inflación en EE.UU. (la escalada de los precios de la energía y en cierta medida de los alimentos) la distinta orientación actual de la política monetaria está provocando que no se produzca una traslación total y rápida de los precios de la energía a la tasa de inflación general (véase gráfico 1). La Reserva Federal (y otros bancos centrales) no realizan en la actualidad política monetarias acomodaticias. Más aún, el ancla nominal sólida y creíble (metas explícitas de inflación futura)  y el seguimiento de un principio estricto de Taylor juegan un papel fundamental para mantener en la actualidad las expectativas de inflación sólidamente asentadas. Este análisis sería equivalente para el caso de la política monetaria del Banco Central Europeo en la zona del euro.

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[1] Clarida, R., Gali, J. y Gertler, M. (2000): "Monetary Policy Rules and Macroeconomic Stability: Evidence and Some Theory", Quarterly Journal of Economics, CXV(1), pp.147-180.
[2] Taylor, J.B. (1993): "Discretion Versus Policy Rules in Practice", Carnegie-Rochester Conference Series on Public Policy, 39, pp.195-214.