jueves, 25 de diciembre de 2008

Indicadores de confianza en la coyuntura económica para España y la zona del euro

 

Uno de las enseñanzas clave que transmitimos a nuestros alumnos de la Facultades de Economía es que tan importante es lo que está pasando ahora en la economía como las expectativas de los agentes económicos sobre el futuro. Estas expectativas suelen condicionar hoy a las decisiones de producción, consumo, ahorro e inversión en el presente y, por tanto, determinar la evolución futura de tales variables. La Oficina de Estadística Europea, Eurostat, publica periódicamente los Indicadores de Confianza (IC) en la Coyuntura Económica de la zona del euro y de cada uno de los países individualmente. Estos IC miden mediante encuestas el grado de confianza futura de los agentes económicos en la evolución económica general o en un sector particular. En definitiva, se trata de indicadores "cualitativos" sobre la evolución futura de la economía, generalmente, con un horizonte temporal de 12 meses (la metodología de de construcción de tales IC puede verse en la publicación European Economy, Reports and Studies, No.4, 2000). El principal IC en la Coyuntura Económica es el Indice de Sentimiento Económico (ISE) que es una media ponderada de cinco índices sectoriales: (1) el IC industrial (40% de ponderación); (2) el IC del sector servicios (30%); (3) el IC del consumidor (20%); (4) el IC de la construcción (5%); y (5) el IC del comercio minorista (5%). En el gráfico adjunto aparece la evolución de estos IC para la economía española y el conjunto de países de la zona del euro. El conjunto de Indicadores, sin excepción, muestran que desde el inicio del deterioro de la actividad económica las empresas y los consumidores españoles se muestran más pesimistas sobre la evolución futura de nuestra economía que las empresas y los consumidores del conjunto de la zona euro. ¿Qué podría indicador esto? (1) Que efectivamente se espera que vaya peor nuestra economía (esto sí es un problema económico); (2) Que nuestros ciudadanos son mas extremistas en sus valoraciones (esto es un problema psicológico; obsérvese que cuando la economía española iba relativamente mejor los IC estaban por encima de la zona del euro); (3) En la medida que la economía española mostraba una tasa de crecimiento superior a la zona euro, la recesión actual afecta en mayor medida a la evolución relativa de los IC (otro problema psicológico).

sábado, 20 de diciembre de 2008

Indices de competitividad exterior de la economía española



En los gráficos adjuntos se ilustra la evolución de los índices de competitividad exterior de la economía española. Dada la metodología particular utilizada para la construcción de los índices, una subida del mismo recoge una apreciación del tipo de cambio efectivo real y, por tanto, refleja una caída de la competitividad nacional con el exterior o con el conjunto de países del índice [¡¡¡atención funciona al revés de como se construye en la mayoría de los manuales de Economía Internacional!!!, como el de Krugman y Obstfeld (2008)]. Los índices de competitividad de la economía española con el exterior con los datos disponibles para 2008 han registrado cambios sustanciales que afectan de manera desigual a la posición relativa frente a los distintos mercados y también a los diferentes índices. Fuera del área del euro, se ha registrado una ganancia de competitividad (depreciación real) en algunos de los índices (especialmente en los precios industriales frente al conjunto de países industrializados), aunque ello se ha debido básicamente a la fuerte depreciación (nominal) del euro iniciada en la segunda parte del año. Destacar la ligera pérdida relativa del índice de Valor Unitario de las Exportaciones con el conjunto de los Países Desarrollados (que recoge los diferenciales de inflación de los precios de exportación). Por lo que respecta a la zona del euro y a los países europeos (UE-27) los indicadores de competitividad-precio registraron, en general, un comportamiento negativo, aunque muy desigual en su magnitud. Por una parte, frente a los países de la zona del euro, el indicador de competitividad-precio empeoró sustancialmente con el diferencial con los precios al consumo (pérdida de competitividad), mientras que apenas varió con los precios industriales y con los precios de exportación. Por otra parte, frente al conjunto de los países europeos se ha producido también un claro empeoramiento del nivel de competitividad relativo con los precios al consumo, una ligera pérdida de competitividad con los precios industriales y un mantenimiento con los diferenciales de precios de exportación.

domingo, 14 de diciembre de 2008

La incertidumbre sobre los mecanismos de transmisión de la Política Fiscal (I): el gasto público




En los últimos tiempos, los medios de comunicación, los comentaristas políticos y económicos, y algunos políticos relevantes han ensalzado sin mesura el papel de los impulsos fiscales como instrumentos necesarios para tratar de paliar la recesión económica internacional. De este modo, se argumenta con demasiada fe que una vez agotada las bajadas de los tipos de interés nominales (al menos en EE.UU.) y las inyecciones de masivas de liquidez (¿trampa de la liquidez?), la política fiscal debería tomar el relevo de la política monetaria en el relanzamiento del consumo privado, la producción y el empleo. Pero parecen "ignorar" dos hechos relevantes: 1) que la política fiscal no es tan keynesiana como nos sugieren los libros de texto que estudian nuestros alumnos en las Facultades de Economía; y 2) que muchos macroeconomistas (incluído yo) somos muy excépticos respecto al modelo keynesiano estándar.
Entrando en más detalle, existe un gran consenso entre los economistas, tanto en el terreno teórico como empírico, sobre los efectos de los shocks de política monetaria (vía tipos de interés nominales) y sus canales de transmisión sobre las variables macroeconómicas clave, tales como la tasa de inflación y la producción real, (véase, por ejemplo Christiano, Eichenbaum y Evans, 1999 y Burnside, Eichenbaum y Fisher, 2004), mientras que no hay acuerdo claro, ni teórico ni empírico, sobre los efectos cualitativos y cuantitativos de los shocks fiscales de gasto público o impositivos.
En esta entrada prestamos atención a los mecanismos de transmisión de la política fiscal en la vertiente de los shocks de gasto público y, más concretamente, en las posibilidades de que aumentos masivos del gasto del gobierno en bienes y servicios (o consumo público) puedan estimular el consumo privado.
Así, desde el punto de vista teórico, mientras los modelos neoclásicos predicen que los salarios reales y el consumo privado debería caer tras un shock de gasto público centrado en un aumento del consumo público, algunos modelos neokeynesianos predicen lo contrario. La clave de los efectos positivos o negativos sobre el consumo privado de un aumento del gasto público está en los mecanismos de transmisión subyacentes en cada uno de los dos tipos de modelos.
Por un lado, en los modelos neoclásicos estándar si el gobierno aumenta el consumo público provoca que los individuos (ricardianos) se vean afectados por un efecto riqueza negativo, ya que anticipan intertemporalmente subidas de impuestos que tendrán que pagar en el futuro para compensar los aumentos de gasto público actuales (Baxter y King, 1993). De este modo, los individuos reducen ahora su consumo -el consumo privado caerá- y su tiempo de ocio, aumentan su oferta de trabajo, lo que provoca un aumento del output de la economía (la política fiscal es expansiva) y una caída de los salarios reales (con la demanda de trabajo constante). En definitiva, en estos modelos los efectos negativos de un shock positivo de gasto público sobre el consumo privado y los salarios reales se transmiten a través de dos factores clave: el efecto riqueza negativo y la hipótesis de separabilidad entre el consumo y el ocio.
Por otro lado, algunos modelos neokeynesianos plantean la posibilidad de que el efecto riqueza negativo deje de funcionar y que el consumo privado se estimule (junto al output) ante un aumento del consumo público. La clave está en que el shock fiscal lleve a un desplazamiento de la demanda de trabajo, al aumento de los salarios reales y, en última instancia, a un alza del consumo privado. El desplazamiento de la demanda de trabajo y el aumento de los salarios reales se daría tanto en modelos neokeynesianos con "mark-ups" empresariales contracíclicos (Rotemberg y Woodford, 1992), con rigideces nominales como competencia monopolística y rigidez de precios, (Linnemann y Schabert, 2003) o con aumentos de productividades sectoriales derivadas de la mayor especialización de las empresas (Devereux, Head y Lapham, 1996).
Además, el alza de los salarios reales que se daría a través de cualquiera de estos tres mecanismos provocaría, a su vez, dos vías de aumento en el consumo privado. En primer lugar, un efecto substitución, ya que el alza del salario real llevaría a que los individuos sustituyeran ocio por consumo (Devereux, Head y Lapham, 1996). En segundo lugar, si la existencia de restricciones de liquidez impide que una parte de la población no pueda ni prestar ni tomar prestado, ello puede conducir a los hogares a gastar su renta salarial en cada periodo (Galí, López-Salido y Vallés, 2007). En definitiva, para que los modelos neokyenesianos funcionen, y los aumentos de gasto público (consumo público) provoquen un aumento del consumo privado, es necesario que los shocks fiscales generen también un aumento "sustancial" de los salarios reales de la economía.
Tampoco en el terreno empírico quedan claros los efectos cuantitativos y cualitativos de los shocks fiscales sobre las variables macroeconómicas clave. Por un lado, los estudios de Blanchard y Perotti (2002) y Perotti (2008) muestran que el consumo privado crece significativamente y de manera persistente ante un shock positivo de gasto público, tal y como predicen los modelos neokeynesianos. Al contrario, trabajos como los de Edelberg, Eichenbaum y Fisher (1999) y Burnside, Eichenbaum y Fisher (2004) encuentran evidencia empírica de los modelos neoclásicos: el output crece pero el consumo privado y los salarios reales caen. En relación a estos dos últimos trabajos, en los gráficos se representa la respuesta negativa del consumo privado ante un shock positivo de gasto público (en el último caso, sin o con la presencia de impuestos distorsionantes).
Malos tiempos para afrontar en la práctica un "puzzle" de política fiscal.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Indicadores de competitividad en los países de la zona del euro y comportamiento del sector exterior



En la anterior entrada del blog prestábamos atención a las variaciones acumuladas entre 1999 y 2007 de los indicadores armonizados de competitividad (IAC) de los países de la zona del euro con el objetivo de evaluar la evolución de la competitividad internacional en términos de precios y costes. Destacábamos la heterogeneidad en el comportamiento de los IAC, ya que mientras un grupo mayoritario de países registraba una pérdida elevada de competitividad exterior, otro grupo menor de economías de la zona del euro se había beneficiado de ganancias acumuladas de competitividad exterior, destacando a mucha distancia Alemania. Esta divergencia en la evolución de la competitividad tenía una relación directa con la persistencia en la evolución de los costes laborales unitarios entre los países de la zona del euro, tema que también fue abordado en otra entrada reciente. En esta ocasión nos centramos en la relación existente entre la evolución de la competitividad exterior y el comportamiento del sector exterior de cada país de la zona euro y, en concreto, en la determinación de las cuotas de exportación y en el saldo de la balanza por cuenta corriente. Por un lado, la teoría económica nos propone una posible relación a largo plazo positiva entre la evolución de la competitividad exterior en términos de precios y costes y las ganancias en las cuotas de mercado de exportación. En el primer gráfico (hacer click para ver más grande) se representan para el periodo 1999 a 2007 las variaciones acumuladas en la competitividad exterior- aproximada por el IAC en términos de los costes laborales unitarios (CLU)- y en las cuotas de mercado de exportación entre los países de la zona del euro. Como tuvimos ocasión de explicar, un aumento del IAC implica una apreciación del tipo de cambio efectivo real o una caída de la competitividad exterior para la economía nacional. Destacar la divergencia en la evolución de las cuotas de exportación entre los distintos países. Si bien algunos han registrado sustanciales descensos de sus cuotas de exportación en la Eurozona (Francia, Irlanda, Italia y Finlandia), otros muestran ligeras pérdidas o ganancias (Portugal, Grecia, España y Austria), o incluso algunas economías han mostrado una tendencia a aumentar sustancialmente sus cuotas (Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Además, la evolución en las cuotas de exportación sólo puede asociarse en parte a los cambios en las condiciones de competitividad exterior. De este modo, sólo en países como Irlanda e Italia se puede observar claramente una evolución coincidente entre pérdidas acumuladas de cuotas de exportación y pérdidas acumuladas de la competitividad en términos de precios y costes. Lo mismo ocurre, pero en sentido contrario, con el caso de Alemania. Por tanto, otros factores distintos a la evolución de los CLU, tales como la especialización productiva inter o intraindustrial , pueden haber jugado un papel determinante en la evolución de las cuotas de exportación en otros países de la Eurozona. Por otro lado, la teoría económica también señala una posible relación a largo plazo entre la evolución de la competitividad exterior en términos de precios y costes y el comportamiento del saldo de la balanza por cuenta corriente a través de las exportaciones. En relación a este tema, en el segundo gráfico se representa -para los países de la zona del euro y para el periodo 1999 a 2007- la evolución del saldo de la balanza por cuenta corriente en porcentaje del PIB y de los respectivos IAC basados en los CLU. En esta ocasión la relación coincidente no presenta muchas excepciones y, por lo tanto, es mucho más consistente. En la mayoría de los países de la zona del euro en los que observamos una elevada pérdida de competitividad en términos de precios y costes (Grecia, España, Portugal, e Irlanda), también se ha producido un deterioro sustancial del saldo de su balanza por cuenta corriente. Por el contrario, en las economías que incrementaron notablemente su competitividad exterior en términos de CLU (Alemania y Austria) o la mantuvieron (Finlandia), se ha registrado simultáneamente una mejora en el saldo exterior.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Indicadores de competitividad exterior de los países de la zona del euro: los tipos de cambio efectivos reales



El Banco Central Europeo publica periódicamente los llamados indicadores armonizados de competitividad (IAC) de los países de la zona del euro con el objetivo de evaluar la evolución de la competitividad internacional en términos de precios y costes. Estos IAC se basan en los tradicionales tipos de cambio efectivos reales, por lo que recogen tanto la evolución de un índice de tipo cambio nominal como de la ratio de precios relativos entre una economía de la Eurozona y sus socios comerciales. En el caso particular de los IAC entre los países de la zona del euro, y puesto que la moneda es común, tan sólo recogen la evolución temporal de la ratio de diversos precios relativos entre las economías de la zona del euro. Además, al tratarse de tipos de cambio “efectivos”, las ponderaciones utilizadas para cada economía nacional están construidas en base a su estructura particular del comercio exterior y, por tanto, de sus países competidores. En el primer gráfico se presentan las variaciones acumuladas entre 1999 y 2007 (Grecia desde el 2001) de los IAC basados en el comercio total (comercio intra y extracomunitario), por lo que para una economía particular se tienen en cuenta tanto los intercambios comerciales que se producen dentro de la zona del euro como los que se realizan con un grupo de 22 países no pertenecientes a la zona. Los tres IAC presentados utilizan para construir la ratio de precios relativos tres deflactores de precios alternativos: los costes laborales unitarios (CLU), el deflactor del PIB (DPIB) y el IPC. En el gráfico aparecen ordenados los países en orden decreciente en función del IAC-CLU (de mayor a menor pérdida de competitividad exterior). Dada la metodología particular utilizada para la construcción de los índices, una subida del mismo recoge una apreciación del tipo de cambio efectivo real y, por tanto, refleja una caída de la competitividad nacional con el exterior o con el conjunto de países del índice (¡¡¡atención funciona al revés de como se construye en la mayoría de los manuales de Economía Internacional!!!, como el de Krugman y Obstfeld). De la evolución de los IAC basados en el comercio total se extraen varias conclusiones importantes. En primer lugar, la mayoría de los países de la zona del euro ha registrado importantes pérdidas de competitividad exterior al haberse producido una sustancial apreciación del tipo de cambio efectivo real. Esta apreciación real se ha derivado tanto por la pérdida de competitividad en términos de precios como por la apreciación nominal del euro desde el año 2001. En segundo lugar, las pérdidas de la competitividad son muy heterogéneas y puede explicarse en mayor medida por la evolución diversa de los precios, y en menor medida por la estructura particular de comercio. En tercer lugar, por países merece la pena destacar la elevada pérdida de competitividad exterior de Grecia, Irlanda, España y Luxemburgo, lo que contrasta con la ganancia de competitividad exterior de Finlandia, Austria y sobre todo de Alemania. Por último, si bien las conclusiones cualitativas siguen siendo prácticamente las mismas, la magnitud de las pérdidas o ganancias de competitividad sí que son sensibles a la selección del deflactor de precios elegido para construir la ratio de precios relativos (CLU, DPIB o IPC). En el segundo gráfico se presenta la evolución temporal de los IAC basados en el comercio entre los países de la zona del euro (comercio intracomunitario) con la misma metodología para su construcción y con los países ordenados en el mismo orden que en el primer gráfico. Como ya se ha señalado anteriormente los IAC solo recogen ahora las pérdidas o ganancias de competitividad exterior derivadas de la evolución de los precios relativos, ya que la moneda es única y, por lo tanto, desaparece el tipo de cambio nominal como determinante de la competitividad exterior en la Eurozona (y las posibilidades de recuperar como antaño la competitividad con una devaluación de la moneda nacional). Los resultados son prácticamente los mismos que cuando se utilizaban las ponderaciones con el comercio total, aunque merece la pena destacar algunas diferencias. En primer lugar, el grupo de campeones de pérdidas acumuladas de competitividad sigue siendo el mismo, aunque España lidera ahora el grupo si no tenemos en cuenta las “peculiaridades” de Luxemburgo. En segundo lugar, se produce un cambio cualitativo para el caso de Francia, que pasa de pérdidas acumuladas a ganancias de competitividad. Por último, Alemania amplia sus diferencias positivas con el resto de la Eurozona, al liderar en mayor medida y más distancia las ganancias acumuladas de competitividad con el resto de países de la zona del euro.