domingo, 30 de noviembre de 2008

Costes laborales unitarios y competitividad exterior en España y la zona euro



Los costes laborales de una economía se suelen medir en términos de unidad de producto, es decir, mediante la variable conocida como el coste laboral unitario, CLU, la cual se aproxima mediante el cociente entre la remuneración media por asalariado, W, y la productividad aparente del factor trabajo, PROD. A su vez la productividad aparente del factor trabajo se calcula por el cociente entre la producción en términos reales y el empleo total de la economía. De este modo, los posibles aumentos temporales de los CLU serán el resultado del aumento de la retribución por asalariado y de una caída de la productividad, o de una combinación de ambos factores, CLU = W-PROD. En principio, los diferenciales a corto plazo de los CLU en una Unión Económica y Monetaria (UEM) con una moneda común podrían reflejar en un momento del tiempo dos situaciones complementarias: 1) la diferente evolución de los salarios nominales, consecuencia de las características particulares de los mercados de trabajo nacionales; 2) y la diversa evolución de la productividad del trabajo doméstica. No obstante, a largo plazo lo grave sería una situación en la que los diferenciales en el crecimiento de los salarios nominales fueran ampliándose y resultaran persistentes en el tiempo, y que ello no fuera consecuencia directa de diferenciales positivos de productividad. En este contexto, el país miembro de la UEM terminaría acumulando pérdidas de competitividad exterior y un déficit creciente de la balanza comercial con el resto de países de la Eurozona, lo que provocaría pérdidas de producción y de empleo. En el cuadro 1 aparecen las cifras de las tasas de variación interanual de los CLU de los países de la zona euro desde 1999 a 2007. Varios países, entre los que se encuentra España con un +26,4%, han registrado incrementos acumulados muy elevados y muy por encima del aumento medio acumulado en la zona del euro desde 1999. Esta evolución contrasta con los ligeros aumentos de Alemania (+2,3%) y de Austria (+5,9%), y en menor medida por los aumentos moderados de Finlandia (+11,6%) y de Bélgica (+14,2%). Para el caso de la economía española resulta necesario destacar que el grado de persistencia de la evolución negativa de los CLU ha sido muy elevado, ya que: 1) el crecimiento acumulado de los CLU ha sido constantemente superior a la media de la zona del euro; 2) y nuestra posición negativa relativa incluso ha empeorado con el paso del tiempo. En el cuadro 2 se puede ver para el periodo 1999-2007 y para los países anteriores, las cifras del crecimiento acumulado de los CLU y de sus dos componentes más arriba mencionados: la remuneración por asalariado y la productividad del trabajo. En general, la divergencia entre los diferentes países en la evolución de los CLU se ha debido en gran medida a las diferencias en las tasas de crecimiento de la remuneración por asalariado más que a la evolución de la productividad. La excepciones negativas se dan principalmente en Italia y España. Para el caso de la economía española, la muy baja tasa de crecimiento de la productividad del trabajo acumulada en estos nueve años (un +4,1% frente al 11% de la media de la zona euro o el 15% de Alemania, por ejemplo), ha podido contribuir sin duda a que los CLU hayan crecido muy por encima de la media, con los consiguientes efectos negativos sobre la competitividad exterior de nuestra economía en términos de precios y costes.
No cabe duda que está situación es insostenible a medio plazo y que la misma tendrá que corregirse necesariamente con una combinación de 3 factores complementarios: 1) medidas que impulsen el aumento de la productividad a largo plazo; 2) moderación del crecimiento de la remuneración de los costes salariales teniendo en cuenta los avances de la productividad; 3) y con cambios normativos que faciliten el funcionamiento más flexible y eficaz del mercado de trabajo español. Todas estas sugerencias resultan ya viejas conocidas, aunque el 1) y el 3) son objeto del último Informe de la OCDE sobre la economía española, recientemente publicado.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

La excesiva dependencia de las entidades bancarias españolas del sector de la vivienda les pasara factura



El principal elemento de preocupación sobre la evolución futura de la cuenta de resultados de las entidades bancarias españolas es su elevada dependencia del sector inmobiliario y de la construcción desde hace más de una década. En el primer gráfico adjunto, publicado por el Banco de España en el último número de la Revista de Estabilidad Financiera, se representa el origen del margen bruto (en %) por línea de negocio minorista de las entidades financieras españolas, británicas, y de la media de los países de la Unión Europea, antes (UE-15) y después de la última ampliación hacia el Este (UE-25). De las cifras se desprende claramente que a finales del 2007 la principal fuente del negocio bancario en el tramo minorista para las entidades españolas era el crédito hipotecario (55% del margen total). Estas cifras contrastan con la baja dependencia relativa del sector de la vivienda de la media de los países de la UE-15 (33% del margen), y sobre todo del Reino Unido (23% del margen). Como complemento a lo anterior, destacar que a finales de 2007, el saldo vivo de los créditos totales concedidos por las entidades bancarias españolas era de 1,7 billones de euros. De este total, 1,05 billones (el 61,8%) eran inversiones crediticias relacionadas directamente con el sector de la vivienda, distribuidos a su vez en 3 componentes:
  1. 600.000 millones de euros de créditos concedidos a los hogares para la compra de la vivienda (35,3% del total).
  2. 280.000 millones de euros de créditos concedidos a promotores inmobiliarios (16,5% del total).
  3. y 170.000 millones de euros de créditos concedidos al sector de la construcción (10% del total).
El tema puede resultar todavía más preocupante si observamos la cifras que aparecen en el segundo gráfico, donde se representa el peso relativo (en %) de la cartera crediticia de las entidades de depósito españolas que se han expandido en le territorio nacional (creando nuevas oficinas) desde 1984 a 2007.
Tanto el crédito hipotecario a familias para la adquisición de una vivienda como los créditos concedidos a los promotores y constructores tienen un peso relativo mayor sobre el conjunto de créditos concedidos en las zonas de apertura de nuevas oficinas (zonas de expansión) que en las provincias de origen (zonas tradicionales). Ello implicaría que el traumático ajuste del sector de la vivienda y de la construcción de la economía española se podría trasladar rápidamente a un cierre paulatino de oficinas bancarias en las zonas cuya expansión ha estado ligada al crédito inmobiliario.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Caída histórica del multiplicador monetario de la economía americana




La cantidad de dinero existente u oferta monetaria en una economía está formada por el efectivo en manos del público y los depósitos (y otros activos computables dependiendo del agregado monetario utilizado) que éste mantiene en las entidades de depósito. Esa cantidad de dinero crece o disminuye por efecto de la expansión de la base monetaria (efectivo en manos del público y reservas totales de las entidades de depósito) y por el valor del multiplicador monetario. A su vez, el valor del multiplicador monetario depende negativamente de las reservas requeridas a las entidades de depósito por la Reserva Federal (coeficiente legal de reservas), de las reservas excedentes mantenidas por las entidades de depósito y, por último, del coeficiente de liquidez que depende de la propensión del público a mantener efectivo (preferencia por la liquidez).
Como se puede observar en el primer gráfico, la economía americana registra una caída histórica del multiplicador monetario: su nivel ha descendido bruscamente y en poco tiempo desde el 1,605 de primeros de septiembre hasta el 1,193 del 5 de noviembre (último dato disponible). Esta caída responde en gran medida a la extraordinaria acumulación de reservas excedentes por parte de las entidades bancarias (véase el segundo gráfico), factor al que añade una mayor propensión del público americano a mantener efectivo.
Creo que mis colegas de macroeconomía disponen de un sugerente (y complicado) caso estudio para explicar en sus clases.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿Puede caer la economía americana en una trampa de la liquidez?



Esta vez el título de la entrada no tiene nada de retórico. Simplemente se trata de un clásico de la economía monetaria y ya lo sufrió la economía japonesa en la década de los noventa (véase el capítulo IV del World Economic Outlook de octubre de 1998 del FMI).
La trampa de la liquidez es una situación en la que la demanda de dinero es totalmente elástica respecto al tipo de interés, es decir, sucesivos incrementos de la oferta monetaria no consiguen hacer reducir más los tipos y, por lo tanto, estimular la inversión y el consumo. Esto se produce cuando los tipos de interés son tan bajos que los agentes sólo pueden esperar que suban en el futuro. El bajo nivel de los tipos hace que retener activos líquidos en vez de invertirlos tenga un bajo coste. Por otra parte, no sería prudente invertir en bonos, pues su precio es ya muy elevado debido a la caída de tipos, y la previsible subida de éstos en el futuro haría perder valor a la cartera del inversor. ¿Qué hace sospechar que la economía americana puede estar cayendo en una trampa de la liquidez? Un indicador podría ser el nivel alarmantemente bajo de los tipos de interés efectivos de los fondos federales. Los bancos norteamericanos deben mantener un porcentaje mínimo de sus depósitos en la Reserva Federal para atender posibles episodios de salida de depósitos. Estos fondos o encajes se denominan fondos federales ("federal funds"). En un momento determinado algunos bancos pueden tener más fondos que los requeridos por la autoridad monetaria, mientras que otros tienden a tener menos fondos que los exigidos por la Reserva Federal, por lo cual se genera un mercado interbancario en el que los bancos con excesos de encaje le prestan a los que necesitan cubrir sus posiciones de liquidez. La tasa a la que se realizan dichos préstamos es la tasa efectiva de los fondos federales ("Effective Federal Funds Rate") que recoge, por tanto, el precio que se paga por el dinero en el circuito interbancario norteamericano por préstamos a un día ("overnight"), tasa promedio publicada diariamente por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Si bien la Reserva Federal no controla directamente la tasa efectiva de fondos federales, la misma da a conocer luego de las reuniones del FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto) una tasa objetivo alrededor de la cual se espera que fluctúe la tasa de fondos federales de mercado: es la llamada tasa objetivo de los fondos federales ("Federal Funds Target Rate"). Después, la autoridad monetaria norteamericana realiza operaciones de mercado abierto con el propósito de mantener la tasa efectiva de fondos federales en el nivel deseado u objetivo, lo que a su vez induce a otras tasas de la economía a moverse en el mismo sentido. En el gráfico adjunto se representa la evolución temporal desde el año 2000 de los dos series: la tasa objetivo de los fondos federales (en rojo) y la tasa efectiva de los fondos federales (en azul). La primera se situó en el 1% después de la última reunión del FOMC el 29 de octubre. En las dos anteriores recesiones (1990-1991 y 2001), la respuesta utilizada por la Reserva Federal fue la de bajar la tasa objetivo de los fondos federales (veáse en el gráfico el caso del 2001). Y esta respuesta de la política monetaria resultó eficaz porque un recorte adicional era posible. Pero en la actualidad no lo es: la tasa efectiva de los fondos federales se ha fijado los últimos días alrededor de 0,3%, por lo que para la próxima sesión del FOMC prevista para el 16 de diciembre ya no queda más que recortar. La Reserva Federal ha agotado prácticamente su munición para hacer frente a la recesión y una posible deflación, y se podría encontrar cerca del temido límite cero. En definitiva, si la actuación de la Reserva Federal ya no fuera eficaz y nos encontramos en una trampa de la liquidez, el único instrumento con que cuenta el gobierno estadounidense para manejar su economía es la política presupuestaria, es decir, reducciones impositivas y/o aumento del gasto público para cambiar la contribución directa del gobierno a la demanda agregada. Todos los indicios apuntan a que es la hora de la política fiscal.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Los bonos indiciados y las expectativas de deflación en EE.UU. y en Europa





En los últimos años, la emisión de bonos indiciados a la inflación ha experimentado un fuerte crecimiento en los principales mercados de deuda pública. Los bonos indiciados más conocidos son los emitidos por el Tesoro de los EE.UU: se les conoce popularmente como Treasury Inflation-Protected Securities (TIPS). La característica principal de los bonos indiciados es que su rendimiento se encuentra protegido ante la inflación futura, ya que se compensa al comprador tanto en los cupones como en el capital invertido (al vencimiento) por la pérdida de poder adquisitivo ocasionada por la inflación.
En la literatura económica se ha sugerido desde mediados de la década de los noventa el uso de los bonos indiciados para medir el tipo de interés real y las expectativas de inflación de los mercados financieros. Dicha descomposición tiene como justificación teórica la conocida ecuación de Fisher, según la cual el rendimiento nominal de un bono se puede aproximar por la suma del tipo de interés real requerido y la tasa de inflación esperada (en promedio) durante el periodo actual hasta el vencimiento. Por ello, los bonos indiciados son uno de los instrumentos (junto a los "swaps" de inflación y las encuestas de expectativas macroeconómicas) que utilizan los bancos centrales para el seguimiento de las expectativas de inflación a largo plazo dentro de su estrategia global de política monetaria.
En el primer gráfico se muestra el perfil temporal del rendimiento nominal del bono de deuda pública americano con vencimiento a 5 años y su TIPS equivalente, el bono de deuda pública indiciado a la inflación con vencimiento a 5 años. Obsérvese como el diferencial o "spread" entre ambos bonos, que recogería en teoría la compensación por inflación requerida por los inversores en el mercado de bonos y, por tanto, nos aproximaría el nivel de la tasa de inflación esperada, ha descendido continuamente desde un máximo de +2,72 puntos porcentuales el 3 de julio de este año 2008 hasta el nivel negativo de -1,09 puntos porcentuales del 12 de noviembre pasado. Este diferencial o "spread" negativo nos estaría indicando que los inversores esperan que la inflación sea negativa durante los cinco años próximos, es decir, estarían anticipando una deflación o caída generalizada de los precios.
En el segundo gráfico se muestra directamente el perfil temporal "spread" entre los rendimientos nominales de los bonos de deuda pública americanos, británicos y franceses a diez años y los del bono indiciado equivalente a 10 años. Nuevamente, los diferenciales caen desde julio de 2008 y se sitúan en la actualidad en +0,90 puntos porcentuales, lo que reforzaría la tesis de una probable y próxima deflación en los tres países.
No es la primera vez que en la historia económica reciente (siglos XIX y XX) se presenta un periodo de deflación. Los economistas han clasificado los periodos de deflación en dos tipos fundamentales: 1) episodios de deflación "buena", ya que una caída de los precios va acompañada con un crecimiento real de la economía; 2) y episodios de deflación "mala", en los que la caída generalizada de los precios va acompañada de una recesión económica. El último caso de deflación "mala" lo sufrió Japón en el periodo 1990-2002, cuando el estancamiento de la actividad económica coincidió con un caída del 38,5% de los índices de precios nacionales. Al pesimismo sobre una llegada de un nuevo episodio de deflación con recesión se ha unido recientemente el Banco de Inglaterra, ya que en su último informe trimestral sobre la inflación, deja entrever que la economía del Reino Unido puede estar cerca de entrar en este dramática situación.
En síntesis, en un periodo de recesión la reducción de la demanda agregada puede provocar una caída generalizada de los precios, iniciándose un circulo vicioso que corta brutalmente la circulación del dinero en la economía y al que las autoridades económicas pueden "intentar" atacar con medidas fiscales expansivas (reducción de impuestos y aumento del gasto público) y con medidas de política monetaria que reduzcan los tipos de interés nominales. La experiencia de Japón con el manejo de la política monetaria y la política fiscal en su periodo de deflación más recesión no nos hace ser muy optimista, al menos en un horizonte de corto o medio plazo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La geografía de la distribución de la renta territorial en EE.UU.



Los procesos de producción y consumo tienen lugar en un determinado ámbito territorial. El crecimiento económico tiende a distribuirse de forma desigual entre las distintas regiones. La política regional y los efectos territoriales de las políticas de redistribución de la renta primaria modifican el resultado inicial. Así, el análisis de la distribución espacial o regional de la renta recoge, desde el punto de vista territorial, como se distribuye espacialmente la producción (PIB o renta regional; renta regional bruta), así como el grado de desigualdad en los niveles de vida de los distintos agentes según el espacio geográfico en que residen (PIB o renta per cápita; renta familiar bruta; renta familiar bruta disponible). El Bureau of Economic Analysis ha publicado recientemente la cifras de la distribución de la renta personal per cápita de cada uno de los Estados americanos correspondiente a 2007. En el caso de los EE.UU., la renta personal mide todas la retribuciones de los individuos percibidas por participar en el proceso productivo (sueldos y salarios, dividendos, alquileres, etc...) más las transferencias corrientes recibidas de las AA.PP. (netas de las contribuciones a los seguros sociales de carácter público). Como se puede observar en el gráfico adjunto, el indicador de la renta personal per cápita determina que las regiones relativamente más ricas (que se situán en el primer quintil de la distribución de la renta y constituyen en nuestro caso las top 10 del ranking) son prácticamente las mismas que señalamos en una entrada reciente del blog en la que presentaba la concentración geográfica de los laboratorios de I+D en EE.UU. (entre paréntesis su posición en el ranking):
  • El cluster de la Costa Este, con tres Estados de la región de Nueva Inglaterra [Connecticut (1), Massachussets (3) y New Hampshire (9)], tres estados de la región del Medio-Este [Maryland (6), New Jersey (2) y New York (5)] y, por último, un Estado de la región del Sudeste, Virginia (8).
  • El cluster de la Costa Oeste, con los Estados de California (7) y Washington (10).
  • Y, por último, en la región de las Montañas Rocosas, el estado de Wyoming (4), que no aparecía en ninguno de los cluster detectados.
El caso de Wyoming es excepcional, ya que aunque se trata del Estado menos poblado de EE.UU., su elevada renta personal per cápita se debe sin duda a su reciente "boom" económico. La renta regional ha sido impulsada en los últimos años por las industrias de la minería y la energía (extracción de gas natural), así como por la construcción de nuevas infraestructuras en los grandes parques nacionales de su territorio.
Parece que el sector de I+D impulsa el crecimiento económico regional y la renta de los ciudadanos. Al menos en la economía americana.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Evolución histórica de la ratio de activos dudosos de las entidades de depósito españolas



El Banco de España ha publicado recientemente el Informe sobre Estabilidad Financiera de noviembre de 2008. En el mismo se destaca que el mayor riesgo para la evolución futura de los resultados de la entidades de depósito españolas, es sin duda el crecimiento de la morosidad de los créditos concedidos, ya que las entidades tendrán que hacer mayores provisiones para hacer frente a los posibles aumentos de las insolvencias en los próximos meses.
El repunte de la ratio de activos dudosos del sector privado residente en España (familias y empresas) sobre el total de créditos concedidos se ha acentuado a lo largo de 2008 -después de partir de un nivel muy bajo tras un largo periodo de expansión económica- y ya se sitúa en los tres casos cerca del 2%, según se puede observar en el gráfico adjunto.
El aumento de la morosidad de las entidades de depósito españolas se debe al efecto conjunto y simultáneo de cuatro factores: 1) El fuerte crecimiento del crédito acumulado en los años de expansión económica y, en particular, por el boom inmobiliario; 2) El deterioro reciente del crecimiento de la economía española, y sus consecuencias negativas sobre los ingresos de las empresas y familias; 3) Las recientes subidas de los tipos de interés nominales; 4) El impacto de los cambios contables introducidos por la Circular Contable CBE 4/2004 del Banco de España, que exigen reconocer a los dudosos con más intensidad y celeridad que la normativa anterior (CBE 4/1991); 5) Los incentivos que introdujo la nueva Ley Concursal (Ley 22/2003, de 9 de julio). Estos dos últimos cambios normativos implican que, a igual ritmo de deterioro del crecimiento económico que en el pasado, se generan en la actualidad mayores niveles de la ratio de dudosos y ritmos de avances de su crecimiento más rápidos.
Finalmente, este repunte de la morosidad debe relativizarse desde una perspectiva histórica. Como se puede observar en el gráfico, el nivel de la ratio de dudosos es todavía bajo si lo comparamos con los alcanzados en la primera parte de la década de los noventa y especialmente en los años de la anterior recesión de la economía española (1992-1993). Al menos, por el momento.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

It's the Fiscal Policy, Obama



Bill Clinton, el último Presidente demócrata de los EE.UU. (1993-2000) es recordado por haber usado la frase "Es la economía, idiota" para criticar al Presidente George H. W. Bush (1989-1992). Clinton enfocaba su mensaje en los temas que le importaban a los ciudadanos, como el crecimiento económico, la educación y la gestión de la sanidad; todo envuelto en una imagen de cambio. Busch le gano la batalla presidencial a George H. W. Bush (padre del hasta ahora Presidente republicano de EE.UU.), porque éste había adquirido mucha popularidad después de la Guerra del Golfo. Sin embargo, durante la presidencia de Bush, la economía había entrado en recesión y eso fue fatal para la candidatura a su reelección. Y al final de su mandato en 1992, el déficit público alcanzó niveles records (véase gráfico; las líneas sombreadas son años de recesión según la metodología del NBER).
De nuevo Obama gana la presidencia por la imagen de cambio y por la economía pero se enfrenta también a un reto: la gestión de su política fiscal. Uno de los problemas iniciales que puede condicionar su gestión económica (junto al abultado déficit de la balanza por cuenta corriente) es el nivel del déficit fiscal de los EE.UU. que hereda. Según las últimas previsiones alcanzará una cifra récord de 482.000 millones de dólares en el año fiscal 2009 (alrededor de 75.000 millones más de lo que se pensaba anteriormente). Este empeoramiento del déficit presupuestario se debe a los efectos negativos sobre los ingresos y los gastos públicos del reciente paquete de medidas fiscales dirigidas al estímulo económico y para combatir la recesión económica (Economic Stimulus Act of 2008 ).
Por si fuera poco, de acuerdo con el reciente informe elaborado por el Tax Policy Center un joint venture entre Urban Institute y Brookings Institution, solo las propuestas fiscales específicamente no relacionadas con el sector de la salud de Obama, reducirían los ingresos fiscales en 2,7 billones de dólares en un periodo de diez años, o aproximadamente un 10% y un 7% de los ingresos que sean recaudados por la ley actual y, por tanto, aumentarían sustancialmente el déficit público y el stock de la deuda pública nacional.
Difícil tarea la que se le presenta al próximo Secretario del Tesoro de Obama, ya que las estimaciones de crecimiento medio anual acumulativo del PNB real para los próximos 10 años, en el supuesto de que las medidas de política fiscal propuestas fueran "neutrales" con el nivel actual de déficit público, se sitúan en el 3%. Dicho de otra manera, o la política fiscal de Obama tiene un éxito relativo rápido es estimular el crecimiento de la economía americana, o el crecimiento adicional del déficit y la deuda pública puede provocar efectos contrarios a los deseados. Esta situación es todavía más delicada cuando Ben Bernanke y la Reserva Federal han situado probablemente a la política monetaria al "límite" de su margen de maniobra.
Aunque las comparaciones en economía son odiosas, en el caso más pesimista de que la política fiscal de Obama no logre a medio plazo el estímulo sobre el crecimiento económico deseado y, por el contrario, provoque un aumento adicional del déficit público, la situación al final de su mandato se puede parecer bastante a la del Presidente republicano Ronald Reagan (1981-1988). Durante la administración Reagan, se redujo de manera importante el tipo impositivo máximo, lo cual supuso una rebaja de impuestos que recayó fundamentalmente sobre las clases acomodadas y llevó a un aumento substancial de la desigualdad económica. La situación de algunos grupos de renta baja se vio además perjudicada por la reducción del gasto social. Además los gastos militares se incrementaron de tal manera que el gasto global se incrementó, cosa que unida a la rebaja fiscal produjo déficit presupuestarios crecientes que casi duplicaron la deuda total. La deuda pasó de menos de un 40% del PIB a casi un 70% del PIB. El déficit pasó del 2,6% al principio de su mandato, a más del doble en 1986 cuando alcanzó el 5,3% (véase en el gráfico el déficit público de 1988).
Si por, el contrario su política económica tuviera un éxito importante, se repetiría la "suerte" de su antecesor demócrata, Bill Clinton, que logró una importante recuperación de la economía, redujo sustancialmente el desempleo y el stock de deuda pública deuda nacional, y terminó su segundo mandato con un superávit muy significativo en el presupuesto (véase en el gráfico el supéravit público del año 2000). Si la mejor estrategia de política fiscal fuera la de un "paseo aleatorio", a lo mejor no hubiera sido mala idea de colocar de Vicepresidenta a Hillary Clinton (y al propio Bill Clinton de Secretario de Estado del Tesoro).

domingo, 2 de noviembre de 2008

Concentración geográfica y economías externas de los laboratorios de I+D en los EE.UU.



La concentración de la producción de una industria en una o pocas localidades reduce el coste de la industria, aunque las empresas individuales tengan un tamaño pequeño. Estas economías de escala de la industria en su conjunto se denominan "economías externas" y da lugar a distritos y a clusters industriales. Las principales razones para que un grupo de empresas sea más eficiente que una empresa individual proviene de que se favorece la creación de industrias auxiliares proveedoras y de un mercado laboral altamente especializado, y la difusión de externalidades tecnológicas. En relación a este tema, la Reserva Federal de Filadelfia ha publicado recientemente un trabajo donde se realiza un estudio de la concentración geográfica y el papel de las economías externas (o de aglomeración) de los laboratorios de I+D en los EE.UU.
Existe un amplio consenso entre los economistas de que una de las fuentes principales del crecimiento económico de las naciones es el papel de la I+D, cuya innovación está directamente relacionada con el intercambio de ideas entre los trabajadores de los laboratorios y entre los propios laboratorios entre sí. En relación a ello, este estudio destaca que la alta concentración de los laboratorios de I+D en EE.UU. ha creado un ambiente óptimo de intercambio de ideas dentro de los clusters y, en última instancia, ha facilitado el desarrollo de nuevos productos y de nuevas líneas de producción en otros bienes ya existentes en el mercado. En el estudio se señalan los dos tipos de efectos spillover o de desbordamiento del conocimiento que parecen constituir la base de la concentración de los laboratorios de I+D en la economía americana. Por una lado, los spillover tipo MAR (Marshall-Arrow-Romer), en los que la concentración y la difusión de ideas se presenta entre laboratorios de una industria común. Por otro, los espillover tipo Jacobs, en los que el proceso de concentración se produce entre laboratorios de industrias diversas y, por tanto, se difunden ideas desde diferentes perspectivas.
En este trabajo se muestra también que la concentración de las actividades de I+D se dan más allá del conocido caso del Silicon Valley de la Bahía de San Francisco en el norte de California, la carretera 128 alrededor de la ciudad de Bostón y el Research Triangle Park del Estado de Carolina del Norte.
Por un lado, el primer mapa -que recoge la distribución espacial del total de los laboratorios- refleja el acusado grado de clusterización de la actividad de I+D en la economía americana. En concreto, se detectan tres grandes clusters: 1) El corredor del nordeste, que se extiende desde el norte de Virginia hasta Massachusetts; 2) Los Estados que están alrededor de los Grandes Lagos; 3) y dos áreas del Estado de California: la Bahía de San Francisco y el suroeste de este Estado.
Por otro lado, los mapas de las actividades de I+D de los laboratorios por tipo de industrias (desarrollo de software, industria farmacéutica, química, maquinaria para la industria del petróleo y el gas, industria del automóvil) confirman que, en general, continúa la concentración espacial en los tres clusters antes mencionados. No obstante, surgen dos excepciones notables a esta concentración: 1) las actividades de I+D en la industria de maquinaria destinada a las explotaciones de petróleo y gas, que está concentrada en el Estado de Texas, especialmente alrededor de la ciudad de Houston; 2) y las actividades de I+D de la industria del automóvil, concentrada en el Estado de Michigan y, fundamentalmente, alrededor de la ciudad de Detroit.
Por último, el trabajo resalta otra ventaja natural añadida de los tres principales clusters de laboratorios de I+D de EE.UU.: la proximidad y las relaciones fructíferas de sus trabajadores con las universidades de su entorno (MIT, Stanford, Universidad de Duke, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y la Universidad Estatal de Carolina del Norte).