El punto de inflexión fue el 2 de abril, cuando China abandonó la cautela y estableció un arancel general del 34% a todos los productos de EE. UU. Este cruce de medidas arancelarias llevó a una rápida intensificación: a mediados de abril, los aranceles acumulados se dispararon al 145% para las importaciones chinas y al 125% para las estadounidenses, amenazando con bloquear el comercio entre ambos países.
La principal arma de represalia de China fue la introducción el 4 de abril de un régimen de control de exportaciones de tierras raras. Esta restricción de insumos críticos confirió a Pekín una ventaja estratégica, ya que amenazaba seriamente a industrias estadounidenses clave como la defensa y las energías renovables.
Posteriormente, ambos países negociaron una tregua para reducir la tensión. Gracias a estas conversaciones y a la emisión de exenciones arancelarias mutuas para productos esenciales, el breve periodo de aranceles casi "excluyentes de comercio" terminó en solo un mes.
Con datos a 25 de septiembre de 2025, el arancel medio de EE. UU. a las exportaciones de China se sitúan en el 57,6%, mientras que arancel medio de China a las exportaciones de EE. UU. se sitúan en el 32,6%, tal y como se puede ver en el gráfico.
Fuente: Peterson Institute for International Economics
Por otra parte, el nivel arancelario estadounidense actual sobre los productos chinos está siendo suficiente alto para reducir drásticamente las importaciones directas desde China (parte azul) desde abril de 2025 y ello ha provocado simultáneamente una desviación sustancial de sus exportaciones a nivel global como vía de escape, tal y como se puede observar en el siguiente gráfico.
Fuente: China Leadership Monitor
Con más detalle, las cifras del gráfico reflejan que de abril a julio de 2025 las exportaciones totales de China se han mantenido estables gracias a un reequilibrio de su comercio. Aunque las exportaciones chinas a EE. UU. cayeron drásticamente un 23% (una pérdida de 41.000 millones de dólares) respecto al año anterior, las ventas a otros mercados crecieron un 11% (un aumento de 117.000 millones de dólares). En conjunto, ello provocó un aumento interanual del 6% en las exportaciones chinas, con un crecimiento generalizado en otras regiones que aparecen en el gráfico.
El estudio de China Leadership Monitor muestra que los exportadores chinos han compensado las pérdidas en el mercado estadounidense redireccionando sus bienes a nuevos mercados ("diversion"). Este análisis comparativo sugiere que alrededor del 81,71% (25.530,39/31.242,67) de las exportaciones chinas perdidas encontraron destinos alternativos en el segundo trimestre de 2025, principalmente en el Sudeste Asiático y Europa.
Además, el estudio estima que la reexportación de bienes a EE. UU. a través de terceros países representa tan solo un 22,92% (5.851,72/25.530,39) del comercio desviado de China, siendo el Sudeste Asiático la principal fuente potencial. Este bajo porcentaje indica que la mayor parte del ajuste chino se ha centrado en el desarrollo de mercados alternativos directos, y no en el mero transbordo ("transshipment") de las mercancías hacia EE. UU.
Fuente: China Leadership Monitor