sábado, 8 de marzo de 2025

El fin de la rebaja del IVA a alimentos básicos: las respuestas de la CNMC a los grandes interrogantes sobre la medida


Por Renata Sánchez de Lollano, José Luis Rodriguez, Andrés García Pereda y Raquel Tárrega (Subdirección de Estudios e Informes, CNMC)*

* Las opiniones de este post pertenecen a los autores y no representan necesariamente la posición de la institución en la que trabajan.

Este post se publicó en el blog (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global el 16 de febrero de 2025. Fruto del acuerdo de colaboración entre este blog y el blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, cada trimestre reproduciremos en nuestro blog algunos post que, por su temática, también pueden ser interesantes para nuestros lectores.

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Tras dos años en vigor, el pasado 31 de diciembre finalizó la reducción temporal del IVA a determinados alimentos. Desde su introducción el 1 de enero de 2023, la medida ha generado un intenso debate sobre su traslación a los precios pagados por los consumidores. De hecho, esta fue precisamente una de las cuestiones que abordó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en su estudio sobre la traslación de la reducción del IVA en el sector alimentario, publicado en 2023. El estudio considera además otros temas interesantes: ¿cuáles son características y las tendencias principales en la oferta y la demanda de la distribución minorista de gran consumo?, ¿influyó la competencia entre distribuidores en el traslado de la rebaja del IVA al consumidor final?

Ahora que la medida ha llegado a su fin, a modo de balance, aprovechamos para retomar todas estas preguntas y las respuestas que arroja el citado estudio de la CNMC.

¿Cuáles son las características y tendencias principales en la oferta y la demanda de la distribución minorista de gran consumo frente al alza de precios?

Este es un punto de partida necesario para entender cómo funciona el mercado y poder responder al resto de cuestiones que ha suscitado la medida.

Una primera tendencia identificada en el estudio de la CNMC son determinados cambios en la demanda a raíz del aumento de los precios. En 2022, el volumen alimentos y bebidas comprados en 2022 se redujo un 8,8% con respecto a 2021. Sin embargo, el gasto en alimentación de los hogares se mantuvo relativamente estable debido al incremento del precio medio. Una segunda tendencia interesante es que el incremento de precios de los alimentos ha provocado cambios en los hábitos de compra de los consumidores, que han sustituido productos de mayor calidad por productos de menor calidad o de marcas más económicas (un fenómeno conocido como downtrading).

Por el lado de la oferta también se identifican en el estudio otros aspectos a destacar. Cabe mencionar, por ejemplo, que pese a la relativa concentración del mercado y la existencia de un claro líder (Mercadona), en España existe un gran número de distribuidores de carácter regional que no solo han conseguido ser los líderes en 18 provincias españolas, sino que también ha sido el principal motor de crecimiento en este mercado durante los últimos años.

¿Trasladaron los establecimientos la bajada del IVA a los precios finales?

La respuesta corta es afirmativa. Para poder llegar a ella, en el estudio de la CNMC se realiza un análisis indiciario con varios enfoques y varias fuentes de datos, entre ellas la recopilación de más de 60.000 precios de una cesta de alimentos en establecimientos de toda España y en varias fechas entre diciembre de 2022 y mayo de 2023.

Por ejemplo, bajo el enfoque que considera las diferencias en la evolución del IPC de los alimentos afectados y los no afectados, se observa una ruptura en el momento de introducción de la medida que resulta coherente con la rebaja aplicada, y que se mantuvo en los siguientes meses.

IPC de los alimentos afectados y no afectados por la reducción del IVA (2022M12=100)


Fuente: INE y CNMC (2023)

Por otra parte, se alcanzaron similares conclusiones al comparar precios de productos afectados y no afectados en las provincias con IVA, así como en la comparación entre provincias con IVA y provincias sin IVA (Ceuta, Melilla e Islas Canarias) tanto para productos afectados como no afectados por la rebaja impositiva.

Esta conclusión está en línea con la alcanzada por otros organismos como el Banco de España, la Comisión Europea o ESADE.

¿Influyó la competencia entre distribuidores minoristas en el grado de traslación?

En este caso, la respuesta corta es negativa. De nuevo de forma indiciaria, a partir de los datos disponibles no se observó que los diferentes niveles de concentración entre provincias o municipios (medidos a través del índice Herfindahl-Hirschman, HHI) hubieran afectado al grado de reducción de los precios finales tras la medida. Según se muestra en la siguiente figura, al compararse el nivel de concentración con la variación de precios registrada, no se observó la existencia de una relación.

HHI y variación de precios entre diciembre de 2022 y enero de 2023, por provincia y tipo de producto

Fuente: CNMC (2023). Cada punto representa la variación de precios promedio en cada provincia entre el 27 de diciembre de 2022 y el 4 de enero de 2023

A pesar del fin de la rebaja del IVA, la lucha contra la inflación no tiene por qué terminar con esta medida. Desde una perspectiva más amplia, la CNMC ha reiterado que en general fomentar mercados eficientes y competitivos es una estrategia clave para ayudar a contener la inflación y para proteger el poder adquisitivo de los hogares, especialmente los de menor renta.

Continuará…

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "El fin de la rebaja del IVA a alimentos básicos: las respuestas de la CNMC a los grandes interrogantes sobre la medida", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 8/3/2025

https://vicenteesteve.blogspot.com/2025/03/el-fin-de-la-rebaja-del-iva-alimentos.html

viernes, 14 de febrero de 2025

Horas semanales trabajadas promedio en los países de la Unión Europea en la población de 20 a 64 años

En España, la jornada laboral estándar, según el Estatuto de los Trabajadores, es de 8 horas diarias o 40 horas semanales, distribuidas en 5 días.

Recientemente, el Ministerio de Trabajo propuso reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales, lo que generó controversia y críticas por parte de organizaciones empresariales como la CEOE y CEPYME, quienes alegaron falta de diálogo social.

A pesar de las críticas, el Ministerio de Trabajo reafirmó su intención de alcanzar un acuerdo, pero ante la falta de avances en las negociaciones, el Gobierno decidió seguir adelante por su cuenta y anunció que la reducción de la jornada laboral se implementaría por ley.

Tras nuevas negociaciones, se logró un acuerdo con los sindicatos y el pasado martes 4 de febrero, el Consejo de Ministros aprobó un anteproyecto de ley para reducir la jornada laboral máxima legal a 37,5 horas semanales sin reducción salarial, establecer un registro de jornada digital y desarrollar el derecho a la desconexión digital.

Sin embargo, la normativa aún debe ser aprobada por el Parlamento, donde será debatida y votada a finales de febrero.

¿Pero realmente era necesaria tanta polémica sobre está medida? Creemos que no.

En el siguiente gráfico se muestra las horas trabajadas promedio semanales en los países de la Unión Europea en la población de 20 a 64 años relativas al año 2023, según cifras recientes de EUROSTAT.

Con más detalle, las horas semanales reales promedio que mide EUROSTAT son el número de horas efectivamente trabajadas por semana en el trabajo principal, en la semana de referencia, es decir, las horas dedicadas a actividades laborales, incluidas las horas extraordinarias no remuneradas. Los períodos de ausencia del trabajo, como las bajas por enfermedad, las vacaciones y el tiempo de desplazamiento, se computan como cero horas de trabajo.

En la UE, en 2023, las personas de entre 20 y 64 años empleadas trabajaron 36,1 horas de media a la semana. Las horas de trabajo semanales promedio difieren entre los países de la UE (véase el mapa 1). Los países con la semana laboral más larga fueron Grecia (39,8 horas), Rumania (39,5), Polonia (39,3) y Bulgaria (39,0). En cambio, los Países Bajos tuvieron la semana laboral más corta (32,2 horas), seguidos de Austria (33,6) y Alemania (34,0).

En 2023, los trabajadores de la Unión Europea (UE) dedicaron un promedio de 36,1 horas a sus labores cada semana, según datos de Eurostat. Sin embargo, esta cifra varía significativamente entre los distintos países miembros:

a) Jornadas laborales más extensas: 

  • Grecia: Lidera la lista con 39,8 horas semanales.
  • Rumanía: Le sigue de cerca con 39,5 horas.
  • Polonia: Registra una media de 39,3 horas.
  • Bulgaria: Cierra este grupo con 39,0 horas.

b) Jornadas laborales más cortas:
  • Países Bajos: Ostentan la jornada laboral más breve con 32,2 horas semanales.
  • Austria: Le sigue con 33,6 horas.
  • Alemania: Completa este grupo con 34,0 horas.
Lo interesante para el debate en nuestro país es que España se sitúa en un punto intermedio con 36,4 horas semanales. En definitiva, la media de horas trabajadas en España es similar a la del conjunto de la UE, y claramente por debajo de las 40 horas semanales en vigor y también de las 37,5 horas de la reforma aprobada por el Consejo de Ministros. ¿Debate estéril?
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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Horas semanales trabajadas promedio en los países de la Unión Europea en la población de 20 a 64 años", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 14/2/2025
https://vicenteesteve.blogspot.com/2025/02/horas-semanales-trabajadas-promedio-en.html

jueves, 9 de enero de 2025

La locomotora española de la Unión Europea se gripa en términos de renta per cápita, 1995-2029


El PIB per cápita, que representa el promedio del Producto Interior Bruto (PIB) por persona, se emplea comúnmente como uno de los principales indicadores de bienestar social, aunque tiene ciertas limitaciones.

A pesar del crecimiento económico de España en las últimas décadas, este no ha sido suficiente para alcanzar la renta per cápita de los países de la eurozona. Además, las crisis de 2008 y 2020 han ampliado aún más esta brecha negativa. En este contexto, diversos ejercicios de simulación muestran que, si España no logra consolidar un crecimiento anual superior al registrado en los últimos 20 años, podría seguir descendiendo en el ranking de renta per cápita.

Es indudable que España emerge como el motor económico europeo en 2024, un giro radical respecto a su situación de hace una década. Mientras Alemania se estanca y Francia enfrenta incertidumbres, la economía española se posiciona como la principal impulsora del crecimiento en la eurozona, contribuyendo con el 40% de su expansión. 

Concretamente, tal y como muestra el Gráfico 1, España aportará más de 0,3 puntos porcentuales al crecimiento del 0,8% previsto para el PIB de la zona euro, tras haber contribuido ya en 2023 con tres décimas al avance del 0,4%, lo que representó casi el 75% del crecimiento total.

Gráfico 1. Crecimiento del PIB real de las principales economías
de la eurozona. Previsiones para 2024 y 2025

Fuente: Eurostat, https://ec.europa.eu/eurostat/en/web/products-euro-indicators/w/2-06122024-ap, 6 de diciembre de 2024

Pero este dato positivo de crecimiento del PIB real choca con la negativa evolución del PIB per cápita (o renta per cápita) desde 2007 (véase ranking y posición de España en los gráficos).

La base de datos de perspectivas de la economía mundial (WEO) elaborada por el FMI (base Datamapper) para 2024 proyecta que España quedará aún más rezagada en PIB per cápita en los próximos cinco años. Su cálculo hasta 2029 (a precios constantes y en paridad de poder adquisitivo en dólares internacionales) concluye que nuestro país caería del puesto 17 de la UE-27 e incluyendo al Reino Unido en 2023 al puesto 20 a finales de 2029. Los tres países que nos adelantarían en ese periodo serían Rumanía, Polonia y Lituania, aunque en 2023 y en 2025 España ya habría perdido posiciones en favor de Eslovenia, República Checa y Chipre.

Según sus cálculos, además Hungría, Croacia y Portugal podrían casi igualar la renta per cápita española a finales de 2029.

La posición relativa de España en términos de PIB per cápita contrasta con la que logró entre 1995 y 2005, cuando ocupó el puesto número 13.







Detrás de este mal comportamiento relativo de la renta per cápita de España están dos de sus principales determinantes, la baja productividad relativa por hora trabajada y la baja tasa de ocupación relativa, como ya tuvimos ocasión de mostrar en una reciente entrada del Blog.

La supuesta liebre se gripa y se transforma en una tortuga como en la conocida fábula.
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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "La locomotora española de la Unión Europea se gripa en términos de renta per cápita, 1995-2029 ", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 9/1/2025,

https://vicenteesteve.blogspot.com/2025/01/la-locomotora-espanola-de-la-union.html

lunes, 6 de enero de 2025

Descomposición de la renta per cápita en productividad, empleo y demografía: España versus la eurozona-19, 1995-2023


En esta entrada del Blog analizamos la evolución de la renta per cápita relativa de España con la media de la eurozona-19 para el periodo 1995-2023, haciendo especial hincapié en los cuatro factores que están detrás del proceso de convergencia. Vamos a mostrar que la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.

La renta per cápita de un país se puede definir como el cociente entre el Producto Interior Bruto (PIB) y la población total (POB): 

 

La renta per cápita es calculada en Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), que en inglés se conoce por PPS. La PPA es un método del cálculo que trata de que, cuando comparemos regiones o países, el cálculo se base en una medida de los precios de bienes específicos para comparar el poder adquisitivo absoluto de las monedas de los países.

En definitiva, lo que trata esta medida es que, tomando como base 100 la cesta de la compra de un país, calcular cuánto costaría esa misma cesta de la compra en otro, y a partir de se puede ver las diferencias de coste y calcular las diferencias de rentas.

Por ejemplo, si comprar unos determinados productos en España cuesta 100 y en Grecia 50, quiere decir que la renta real per cápita de los griegos comparada con la de los españoles hay que multiplicarla por dos, porque con el mismo dinero pueden comprar el doble de productos. Por eso este sistema se llama de paridad de poder adquisitivo.

Para poder establecer los factores que hay detrás del mencionado proceso de convergencia, resulta útil hacer una descomposición de la renta per cápita. Si multiplicamos y dividimos la renta per cápita por las horas trabajadas (Horas), el número de ocupados o el empleo (L) y la población en edad de trabajar o población entre 15 y 64 años (PET), podemos obtener:


Y agrupando y reordenando, obtenemos la descomposición de la renta per cápita como el producto de cuatro factores:


El primer factor [1] recoge el impacto de la productividad, mientras que el segundo y el tercer factor refleja la intensidad con el que se utiliza el factor trabajo, dividido en dos efectos, la duración media de la jornada laboral de los ocupados [2] y el peso de los ocupados en la población en edad de trabajar [3]. Por último, el cuarto factor recoge el impacto de la demografía [4]. De esta manera, puede analizarse cuál de estos cuatro factores ha contribuido más al proceso de convergencia.

En el Cuadro 1 se muestra el crecimiento de la renta per cápita relativa española respecto a la eurozona-19 y el desglose por componentes.

Cuadro 1. Crecimiento de la renta per cápita relativa de España con la eurozona-19 y desglose por componentes 

En el Gráfico 1 se muestra la evolución de la renta per cápita relativa de España respecto a la eurozona-19 para el periodo 1995-2023. Los datos provienen de la base de datos AMECO de la Comisión Europea.


Durante el periodo 1995-2007 la renta per cápita relativa convergió en 14,7 puntos porcentuales con la eurozona-19 hasta alcanzar el 93,8 de la media y registrando una brecha de renta per cápita de 6,2 puntos porcentuales. Pero desde la crisis financiera de 2007 dejó de converger, hasta situarse en una brecha de 15,3 puntos porcentuales a finales de 2023 con la eurozona (84,7 de la media de la eurozona-19). Claramente, como veremos a continuación, la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.

En los Gráficos 2 a 5 se muestra la senda temporal de los cuatro componentes de la renta per cápita relativa de España con la eurozona-19. Claramente, la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.








Por un lado, la baja productividad es el principal problema estructural de la economía española. La productividad por hora trabajada en España se ha mantenido desde 2008 entre un 10% y un 18% por debajo de la de la eurozona (véase Gráfico 2). Con más detalle, entre 1995-2003 se ha reducido un -4,1%,  con caídas del -3,0% y del -6,5% en los subperiodos 1995-2007 y 2007-2020, respectivamente. Por el contrario, en el último subperiodo (2020-2023) se ha registrado una recuperación del +5,8% que no ha podido compensar la caída del -9,3% del subperiodo precedente (1995-2020).

Por otro lado, la baja tasa de ocupación o de empleo es el segundo obstáculo para alcanzar la convergencia de la economía española con la eurozona-19 (véase Gráfico 3). El nivel más alto de convergencia se alcanzó en el pico del boom del ladrillo en 2008 con un índice relativo de la media dela eurozona-9 (99 puntos). Posteriormente, se inicio un proceso de divergencia alcanzando un nivel relativo en 2023 del 88,5, es decir, 11,5 puntos de brecha negativa. Hay que recordar que la tasa de desempleo es la inversa de la tasa de ocupación.

En lo que concierne a las horas trabajadas por ocupado se han mantenido en un nivel relativo entre el 104 y el 106 de la media de la eurozona-19 con un aumento del 1,8 puntos porcentuales, aunque su papel en la evolución total de la renta per cápita relativa es prácticamente despreciable. Este componente tenderá a bajar dadas las intenciones del Gobierno de reducir las horas de la jornada laboral, por lo que no ayudaría en el futuro a tener un efecto positivo sobre la renta per cápita.

Por último, el componente demográfico (población en edad de trabajar respecto al total de la población) ha sido positivo en el periodo completo 1995-2023, con un crecimiento de 2,9% (ha pasado del 101,2 al 104,1). No obstante, su peso en la evolución de la renta per cápita relativa es muy pequeño. La economía española está inmersa en un proceso rápido de envejecimiento, por lo que es previsible que tampoco este componente impulse la renta per cápita en el futuro.

En los siguiente gráfico se muestra la evolución temporal conjunta entre 1995-2023 de la renta per cápita de España con la eurozona-19 y de sus cuatro componentes.


De los datos del Gráfico 6 se desprende que esta falta de convergencia de la renta per cápita ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de dos deficiencias bien conocidas de la economía española: una baja productividad y una tasa de ocupación reducida. 

¿Cómo se podría aumentar la productividad y la tasa de ocupación?

Por un lado, para impulsar la productividad en España, es necesario abordar los siguientes desafíos:
  • Modernizar el tejido empresarial: Fomentar el emprendimiento, apoyar el crecimiento de las pymes y agilizar los trámites burocráticos.
  • Invertir en educación: Mejorar la calidad de la enseñanza, vincular la formación a las necesidades del mercado laboral y promover la formación continua.
  • Impulsar la innovación: Aumentar la inversión en I+D+i, facilitar el acceso a financiación de las PYMES y crear un ecosistema favorable para las startups.
  • Fortalecer las instituciones: Mejorar la eficiencia de la administración pública y aumentar la transparencia.
  • Adaptarse al cambio tecnológico: Preparar a la fuerza laboral para los nuevos empleos y sectores.
Por otro lado, la brecha en la tasa de ocupación entre España y la eurozona refleja una combinación de factores estructurales y coyunturales. El envejecimiento de la población y la transformación digital son tendencias globales que afectan a todos los países, pero sus efectos se agravan en España debido a la elevada tasa de desempleo de larga duración y a la rigidez del mercado laboral. Para reducir esta brecha, es necesario implementar una serie de reformas que abarquen desde la educación y la formación profesional hasta la negociación colectiva y las políticas de empleo.
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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Descomposición de la renta per cápita en productividad, empleo y demografía: España versus la eurozona-19, 1995-2023", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 6/1/2025,

https://vicenteesteve.blogspot.com/2025/01/descomposicion-de-la-renta-per-capita.html