En esta entrada del Blog analizamos la evolución de la renta per cápita relativa de España con la media de la eurozona-19 para el periodo 1995-2023, haciendo especial hincapié en los cuatro factores que están detrás del proceso de convergencia. Vamos a mostrar que la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.
La renta per cápita de un país se puede definir como el cociente entre el Producto Interior Bruto (PIB) y la población total (POB):
La renta per cápita es calculada en Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), que en inglés se conoce por PPS. La PPA es un método del cálculo que trata de que, cuando comparemos regiones o países, el cálculo se base en una medida de los precios de bienes específicos para comparar el poder adquisitivo absoluto de las monedas de los países.
En definitiva, lo que trata esta medida es que, tomando como base 100 la cesta de la compra de un país, calcular cuánto costaría esa misma cesta de la compra en otro, y a partir de se puede ver las diferencias de coste y calcular las diferencias de rentas.
Por ejemplo, si comprar unos determinados productos en España cuesta 100 y en Grecia 50, quiere decir que la renta real per cápita de los griegos comparada con la de los españoles hay que multiplicarla por dos, porque con el mismo dinero pueden comprar el doble de productos. Por eso este sistema se llama de paridad de poder adquisitivo.
Para poder establecer los factores que hay detrás del mencionado proceso de convergencia, resulta útil hacer una descomposición de la renta per cápita. Si multiplicamos y dividimos la renta per cápita por las horas trabajadas (Horas), el número de ocupados o el empleo (L) y la población en edad de trabajar o población entre 15 y 64 años (PET), podemos obtener:
Y agrupando y reordenando, obtenemos la descomposición de la renta per cápita como el producto de cuatro factores:
El primer factor [1] recoge el impacto de la productividad, mientras que el segundo y el tercer factor refleja la intensidad con el que se utiliza el factor trabajo, dividido en dos efectos, la duración media de la jornada laboral de los ocupados [2] y el peso de los ocupados en la población en edad de trabajar [3]. Por último, el cuarto factor recoge el impacto de la demografía [4]. De esta manera, puede analizarse cuál de estos cuatro factores ha contribuido más al proceso de convergencia.
En el Cuadro 1 se muestra el crecimiento de la renta per cápita relativa española respecto a la eurozona-19 y el desglose por componentes.
Cuadro 1. Crecimiento de la renta per cápita relativa de España con la eurozona-19 y desglose por componentes
En el Gráfico 1 se muestra la evolución de la renta per cápita relativa de España respecto a la eurozona-19 para el periodo 1995-2023. Los datos provienen de la base de datos AMECO de la Comisión Europea.
Durante el periodo 1995-2007 la renta per cápita relativa convergió en 14,7 puntos porcentuales con la eurozona-19 hasta alcanzar el 93,8 de la media y registrando una brecha de renta per cápita de 6,2 puntos porcentuales. Pero desde la crisis financiera de 2007 dejó de converger, hasta situarse en una brecha de 15,3 puntos porcentuales a finales de 2023 con la eurozona (84,7 de la media de la eurozona-19). Claramente, como veremos a continuación, la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.
En los Gráficos 2 a 5 se muestra la senda temporal de los cuatro componentes de la renta per cápita relativa de España con la eurozona-19. Claramente, la baja productividad y la baja tasa de ocupación son los principales motivos que explican la falta de convergencia con Europa.
Por un lado, la baja productividad es el principal problema estructural de la economía española. La productividad por hora trabajada en España se ha mantenido desde 2008 entre un 10% y un 18% por debajo de la de la eurozona (véase Gráfico 2). Con más detalle, entre 1995-2003 se ha reducido un -4,1%, con caídas del -3,0% y del -6,5% en los subperiodos 1995-2007 y 2007-2020, respectivamente. Por el contrario, en el último subperiodo (2020-2023) se ha registrado una recuperación del +5,8% que no ha podido compensar la caída del -9,3% del subperiodo precedente (1995-2020).
Por otro lado, la baja tasa de ocupación o de empleo es el segundo obstáculo para alcanzar la convergencia de la economía española con la eurozona-19 (véase Gráfico 3). El nivel más alto de convergencia se alcanzó en el pico del boom del ladrillo en 2008 con un índice relativo de la media dela eurozona-9 (99 puntos). Posteriormente, se inicio un proceso de divergencia alcanzando un nivel relativo en 2023 del 88,5, es decir, 11,5 puntos de brecha negativa. Hay que recordar que la tasa de desempleo es la inversa de la tasa de ocupación.
En lo que concierne a las horas trabajadas por ocupado se han mantenido en un nivel relativo entre el 104 y el 106 de la media de la eurozona-19 con un aumento del 1,8 puntos porcentuales, aunque su papel en la evolución total de la renta per cápita relativa es prácticamente despreciable. Este componente tenderá a bajar dadas las intenciones del Gobierno de reducir las horas de la jornada laboral, por lo que no ayudaría en el futuro a tener un efecto positivo sobre la renta per cápita.
Por último, el componente demográfico (población en edad de trabajar respecto al total de la población) ha sido positivo en el periodo completo 1995-2023, con un crecimiento de 2,9% (ha pasado del 101,2 al 104,1). No obstante, su peso en la evolución de la renta per cápita relativa es muy pequeño. La economía española está inmersa en un proceso rápido de envejecimiento, por lo que es previsible que tampoco este componente impulse la renta per cápita en el futuro.
En los siguiente gráfico se muestra la evolución temporal conjunta entre 1995-2023 de la renta per cápita de España con la eurozona-19 y de sus cuatro componentes.
De los datos del Gráfico 6 se desprende que esta falta de convergencia de la renta per cápita ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de dos deficiencias bien conocidas de la economía española: una baja productividad y una tasa de ocupación reducida.
¿Cómo se podría aumentar la productividad y la tasa de ocupación?
Por un lado, para impulsar la productividad en España, es necesario abordar los siguientes desafíos:
- Modernizar el tejido empresarial: Fomentar el emprendimiento, apoyar el crecimiento de las pymes y agilizar los trámites burocráticos.
- Invertir en educación: Mejorar la calidad de la enseñanza, vincular la formación a las necesidades del mercado laboral y promover la formación continua.
- Impulsar la innovación: Aumentar la inversión en I+D+i, facilitar el acceso a financiación de las PYMES y crear un ecosistema favorable para las startups.
- Fortalecer las instituciones: Mejorar la eficiencia de la administración pública y aumentar la transparencia.
- Adaptarse al cambio tecnológico: Preparar a la fuerza laboral para los nuevos empleos y sectores.
Por otro lado, la brecha en la tasa de ocupación entre España y la eurozona refleja una combinación de factores estructurales y coyunturales. El envejecimiento de la población y la transformación digital son tendencias globales que afectan a todos los países, pero sus efectos se agravan en España debido a la elevada tasa de desempleo de larga duración y a la rigidez del mercado laboral. Para reducir esta brecha, es necesario implementar una serie de reformas que abarquen desde la educación y la formación profesional hasta la negociación colectiva y las políticas de empleo.
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Como citar esta entrada del Blog:
Vicente Esteve, "Descomposición de la renta per cápita en productividad, empleo y demografía: España versus la eurozona-19, 1995-2023", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 6/1/2025,
https://vicenteesteve.blogspot.com/2025/01/descomposicion-de-la-renta-per-capita.html