El
término “deslocalización” se utiliza de manera genérica para referirse a todo
tipo de procesos que impliquen traslado (parcial o total) de actividades
económicas a otros países. Dentro del
proceso general de deslocalización, se utiliza el término “offshoring” cuando
la deslocalización se refiere exclusivamente a las tecnologías de la información
y de la comunicación (TIC), mientras que se utiliza el término “externalización” o “outsourcing” a la deslocalización que afecta
al resto de actividades económicas.
La
teoría económica del comercio internacional aporta múltiples razones para la
deslocalización de las empresas.
En primer lugar, la teoría "clásica" del comercio internacional justifica el fenómeno de la deslocalización y del comercio intraindustrial en base a los factores que provocan diferencias de costes de producción entre países: i) la ventaja comparativa basada en las diferencias en la productividad relativa del trabajo en diferentes industrias (modelo ricardiano). En este caso, un país tenderá a producir los bienes que su factor trabajo produce de forma relativamente más eficiente; ii) o en su dotación relativa de factores productivos (modelo de Heckscher-Ohlin). En este caso, un país tenderá a producir relativamente más de los bienes que utilizan intensivamente sus factores productivos más abundantes
En
segundo lugar, la existencia de comercio intraindustrial es otro de los
argumentos clave para la deslocalización de empresas.
En este caso, cada país se especializa en variedades diferentes del mismo
bien. Los factores determinantes de este tipo de comercio son tres: i) las preferencias de los consumidores por
distintas variedades de un producto generan una demanda de una amplia gama de
bienes similares; ii) el hecho de que existan economías de escala en la
producción de algunos bienes, implica que una empresa que se especialice en la
producción de una determinada variedad de un producto, la venderá a escala
mundial pero a su vez tendrá una ventaja de costes frente a las empresas que
sólo produzcan para el mercado nacional; iii) el aumento de los costes de
transporte operan - al contrario que los otros dos factores - en contra del
comercio intraindustrial.
En tercer lugar, el fenómeno de la deslocalización puede estar fomentado por
cuestiones medioambientales. En este caso se trataría de trasladar la
producción a países con exigencias legales menos restrictivas que las
nacionales.
Por
último, algunas empresas inician un proceso de deslocalización por determinados
factores de carácter espacial: i) por localizarse cerca de la producción de materias primas, en el caso de
que su producción dependa intensivamente de las mismas; ii) por la cercanía
geográfica a los grandes mercados en expansión; iii) por aprovechar “economías de
aglomeración”, que se dan cuando aparecen economías externas a la empresa (que
suponen reducción de costes) pero internas a la industria.
La deslocalización no se trata de un fenómeno nuevo, sino que ha existido bajo diversas formas y nombres desde la década de los sesenta del siglo XX, aunque no con la dimensión y la intensidad que se generó a partir de la década de los noventa, años de mayor expansión económica en los países avanzados, de impulso de la integración económica internacional y de avance en las libertades políticas y en la consolidación institucional de muchos países emergentes. La reducción de las barreras comerciales, en especial de los aranceles, facilitó la entrada en los diversos mercados nacionales. La mayor presión competitiva que crea un mercado más globalizado llevó a la reducción de los costes de las empresas, entre ellos los laborales, y aumentó el atractivo de fabricar en zonas con salarios más bajos. Además, la aparición de los nuevos y extensos mercados de los países emergentes con claras perspectivas de expansión futura (China, India y los países de Europa central y oriental) ofrecía grandes oportunidades de negocio.
Pero en el último lustro el panorama está cambiando y se ha iniciado un viaje de vuelta de la producción manufacturera de los países emergentes a los países avanzados. El caso más evidente es el de EE.UU.
Las causas son múltiples, pero cabe destacar el aumento de los costes de transporte por el importante encarecimiento del petróleo, el aumento de los costes laborales relativos en los países emergentes, la apreciación nominal y real de algunas monedas de los países emergentes, el impulso de la inversión en tecnología e innovación en los países avanzados, la mayor exigencia en la legislación de seguridad y en materia sanitaria en los países emergentes, entre otros.
Destaquemos, a título de ejemplo, algunos casos ilustrativos recientes de la "deslocalización inversa" o "reshoring" e "insourcing" a nivel internacional:
- Apple anuncia sus planes para fabricar los Mac en EE.UU., aunque parece que los últimos modelos iMac ya se estaban ensamblando en este país.
- Ikea deja Asia y apuesta por instalarse en Italia, en busca de mayor calidad y un ahorro de costes.
- La marca de lavadoras Whirlpool de EE.UU. decide ampliar la producción en su planta de Ohio, EE.UU., cuando se planteó trasladar parte de la producción a una planta de México.
- La división de electrodomésticos de General Electric anuncia el retorno de la fabricación de algunos productos deslocalizados en China a su factoría de Louisville, en Kentucky, EE.UU.
- Otis trae la fabricación de sus división de ascensores de su fábrica de Nogales, México, a una nueva planta en Carolina del Sur, EE.UU.
- El fabricante de juguetes Wham-O ha trasladado la producción de discos voladores y los aros "Hula-Hoops" desde China y México a EE.UU.
Y en el caso de España, algunos sectores como el juguete y el calzado están trasladando la producción de productos que antes fabricaban en países asiáticos a nuestro país:
- La empresa juguetera Educa Borrás ha trasladado la producción del Scalextric de China a Ibi.
- La empresa juguetera Juguettos trae a Onil la producción de muñecas que realizaba en China.
- La empresa juguetera Injusa especializada en vehículos montables eléctricos, triciclos y bicicletas, traslada su producción de China a Ibi.
- Empresas del sector del calzado, como Munstang, Panama Jack, Rebeca Sanver o Jaime Mascaró, abandonan China para volver a fabricar los zapatos de alta gama en la provincia de Alicante.
La revista "The Economist" mantuvo recientemente un debate "on-line" y una votación a favor y en contra del "offshoring"y del "outsourcing". La pregunta era la siguiente: ¿Tienen la obligación las multinacionales de mantener una "fuerte presencia" en sus países de origen? La "fuerte presencia" se refería a la inversión, el empleo, la producción y las compras al menos en proporción a sus ventas en el país de origen. El no era defendido por el economista especialista en comercio internacional y defensor del libre comercio, Jagdish Bhagwati, catedrático de Economía de Columbia University, New York, EE.UU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario