Unos de los pilares del El Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo (El Plan E) para hacer frente a la actual crisis económica es la articulación de una serie de medidas fiscales (impulso fiscal) que suponen un apoyo directo para las familias, permitiéndoles disponer de una mayor renta disponible para afrontar la actual situación económica de dificultad. Dentro de las mismas, la medida estrella es la rebaja fiscal de 400 euros del IRPF, vigente -por el momento-para los años 2008 y 2009. Dejando a un lado las posibles chapuzas y errores de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria en su implantación, el objetivo de esta entrada es tratar de dar alguna respuesta a la pregunta de si esta sustancial rebaja impositiva va a tener efectos significativos sobre el consumo de la familias. La respuesta -cómo ocurre casi siempre en Economía- es que depende.
El Real Decreto-ley 2/2008, de 21 de abril, de medidas de impulso a la actividad económica, estableció esta nueva deducción de la cuota líquida del IRPF, con efectos desde el 1 de enero de 2008, cuya cuantía es de hasta 400 euros anuales y que podía ser aplicada por los contribuyentes que obtengan rendimientos del trabajo o de actividades económicas en las condiciones previstas en la norma. La medida fue desarrollada mediante el Real Decreto 861/2008, de 23 de mayo, norma en la que se establece el mecanismo para que los efectos económicos de la nueva deducción se anticipe a este año sin tener que esperar a la presentación de la declaración del IRPF del ejercicio 2008, que se realizará en el 2009. En total, 16.500.000 de contribuyentes se beneficiarán de la medida: 15.500.000 de trabajadores por cuenta ajena y pensionistas, y 850.000 autónomos. Además, con la nueva deducción, 1.300.000 asalariados y pensionistas dejarían de estar obligados a presentar la declaración del IRPF, y en cuanto a los autónomos, serán 85.000 en total los que también quedarán exentos del impuesto. Según el Gobierno, está medida supuso en 2008 una inyección de 5.000 millones de euros a las familias.
Está medida se mantiene en el año 2009 mediante la disminución de la retención en el IRPF en 33,33 euros al mes, durante los 12 meses, y según estimaciones del Gobierno supondrá una nueva inyección aproximada de 6.000 millones de euros para las familias. En total 11.ooo millones de euros.
¿Pero qué efectos reales sobre el consumo privado puede tener está sustancial rebaja impositiva sobre las familias? El propio Banco de España en su Boletín Económico de abril de 2008 se mostraba escéptico sobre tal medida, ya que en su opinión su posible estímulo sobre el consumo de los hogares podría verse aminorado por el hecho de que, en las circunstancias actuales, la proporción del incremento de la renta disponible que se desvíe hacia el ahorro puede ser mayor de lo habitual.
En el momento de redactar esta entrada no conocemos ningún estudio "riguroso" que mida el posible efecto sobre el consumo privado de los familias españolas de la rebaja impositiva de 400 euros aplicada en los años 2008 y 2009. No obstante, si que podemos "anticipar" sus posibles efectos utilizando los resultados de un estudio reciente, en el que se evalúa una rebaja impositiva muy similar que fue introducida en el año 2008 por la Administración Bush.
En concreto, este estudio realizado por Matthew Shapiro y Joel Slemrod, ambos de la Universidad de Michigan, ha sido publicado por el NBER en un reciente documento de trabajo ("Did the 2008 Tax Rebates Stimulate Spending?"). En su trabajo, Shapiro y Slemrod analizan las respuestas obtenidas en la Encuesta del Consumo de la Universidad de Michigan (febrero-junio de 2008) a varias cuestiones relacionadas con la rebaja impositiva del Gobierno Federal.
En primer lugar, en la cuestión central se le preguntaba al cabeza de familia si -en base a la situación financiera del hogar para el año 2008- pensaba dedicar la rebaja fiscal del Gobierno Federal principalmente para aumentar el gasto, aumentar el ahorro o reducir la deuda. Del total de familias encuestadas (véase Tabla 1) tan sólo un 20% dijo que las rebajas fiscales de 2008 las iba a dedicar a aumentar el gasto, casi el 32% las dedicarían a aumentar el ahorro, mientras que la mayoría de los encuestados dijeron que las utilizarían para pagar la deuda (48%). En base a sus estudios previos, Shapiro y Slemrod preven que este porcentaje de gasto de las encuestas implican que la propensión marginal a gastar de la bonificación sería tan sólo de una tercera parte del montante de la devolución fiscal .
En segundo lugar, resulta interesante analizar la respuesta por grupos de edad (véase Tabla 2). De las cifras del cuadro se desprende que existe una evidente y creciente relación entre la edad y el gasto, lo cual es compatible con lo que predice la teoría del ciclo vital ante aumentos temporales de renta.
Por último, la tasa de gasto no está muy relacionada con el nivel de ingresos de las familias (véase Tabla 3). De hecho, la estimación puntual de la tasa de gasto para el grupo de más bajos ingresos es inferior a la media. Además, el estudio muestra que las personas de bajos ingresos utilizan el efectivo para pagar su deuda. En concreto, de las familias que ganan menos de 20.000 dólares, el 58 % tenía previsto utilizar la rebaja fiscal para pagar su deuda. En contraste, el 40 % de aquellos hogares con ingresos superiores a 75.000 dólares tenían previsto dedicar la devolución fiscal para pagar su deuda.
Si los resultados de este estudio se trasladan a los posibles efectos en la economía española de la rebaja impositiva de los 400 euros para los años 2008 y 2009, ello implicaría que los efectos sobre el consumo privado (y sobre la recuperación económica) podrían ser más pequeños de los que el Gobierno había anunciado. Por un lado, la mayoría de las familias españolas utilizarían la inyección de liquidez para aumentar el ahorro y para reducir la deuda. Por otro lado, no esta claro que las familias de ingresos bajos vayan a utilizar estos ingresos adicionales para aumentar sus niveles de gasto. En definitiva, parte del alcance del impulso fiscal quedaría en entredicho.
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