domingo, 8 de febrero de 2009

Déficit por cuenta corriente de los EE.UU. y estabilidad de los mercados financieros internacionales




















































Uno de los problemas latentes y potencialmente peligrosos de la economía internacional en la actualidad es la existencia de los llamados desequilibrios globales (véase cuadro I.I). Este fenómeno consiste en la persistencia temporal de elevados déficit por cuenta corriente en algunos países industrializados (Reino Unido, Australia, España, y sobre todo EE.UU.), desequilibrios que son financiados por los superávit por cuenta corriente de un conjunto determinado de países emergentes (China, resto de países asiáticos emergentes y países exportadores de petróleo) y por Japón.
El reciclaje de recursos financieros hacia los países industrializados se realiza a través de la acumulación de reservas de divisas y de los fondos de riqueza soberana, en ambos casos mediante instituciones de titularidad pública.
Dentro del conjunto de países emergentes, China, con un superávit de casi el 10% del PIB a finales de 2008, y los países exportadores de petróleo con un superávit del 25,1% del PIB, son los principales prestamistas, mientras que por el lado de los países deficitarios, el principal protagonista es EE.UU. con 4,6% del PIB de déficit por cuenta corriente, equivalente al 1,4% del PIB mundial.
Este contexto de persistentes y de elevados déficit por cuenta corriente de los EE.UU. y de continuos reciclajes de los superávit de los países emergentes supone elevados riesgos para la estabilidad financiera internacional. De hecho estamos asistiendo desde mediados de 2007 a un acontecimiento no usual y potencialmente peligroso para la estabilidad financiera global. Por primera vez desde 1992 el déficit comercial de la economía americana no ha sido completamente cubierto por un flujo neto de inversiones de cartera del exterior (véase gráfico I.I.).
¿A qué se debe este cambio estructural en la financiación exterior del déficit por cuenta corriente de los EE.UU.? La clave la podemos encontrar en las cifras aportadas en el gráfico I.2. Los flujos de capital exterior de los inversores privados en la economía americana se ha situado desde julio de 2007 por debajo de la media de los niveles previos al inicio de la actual crisis financiera internacional (aunque parece que se han recuperado en el mes de septiembre de 2008). Quizá la desencadenante de este fenómeno haya sido el aumento de la aversión al riesgo de los inversores internacionales a consecuencia de la crisis bancaria, hipotecaria y económica de los EE.UU.
El problema está en que si el flujo de financiación externa privada hacia EE.UU. se mantiene en niveles bajos en un futuro, ello podría desestabilizar los mercados financieros internacionales y provocar una venta de activos denominados en dólares (anticipando una caída futura en sus precios) y un aumento de los tipos de interés a largo plazo en los EE.UU. y, en última instancia, obstaculizar la salida de la actual crisis económica global.
Este problema podría agravarse más en el futuro si se materializa la emisión masiva de deuda pública del Gobierno Federal de los EE.UU. (y del resto de países industrializados) cuyo origen está en el programa de estímulo económico de la recién estrenada Administración de Obama.
¿Pero quienes son los tenedores de títulos de deuda pública de los EE.UU.? En el gráfico I.3 podemos observar como los principales prestamistas de los EE.UU. son China con un 28%, Japón con un 16%, la Zona del Euro con un 12% y Rusia con un 8%. Si tenemos en cuenta que en la Zona Euro han aparecido déficit por cuenta corriente (y que en Japón está reduciéndose el superávit), China, Rusia y el resto de países exportadores de petróleo se convierten en piezas clave en el mantenimiento de los flujos de capital hacia los EE.UU.
Otra problema añadido, y que está relacionado con el anterior, se sitúa en las amenazas de la nueva Administración americana de que no va a seguir cerrando los ojos ante la infravaloración del yuan chino con el dólar, por su negativo impacto en la competitividad de las empresas americanas y en el elevado déficit comercial de los EE.UU. Las autoridades chinas ofrecen yuanes pero demandan dólares de manera masiva en los mercados de divisas. Posteriormente, estos activos en dólares acumulados por las instituciones públicas chinas son invertidos en deuda pública de los EE.UU. En el límite nos encontramos en el mismo callejón sin salida: una brusca y fuerte apreciación del yuan chino con el dólar provocaría una caída de los precios de la deuda pública del Tesoro de los EE.UU., un alza de sus rendimientos en el mercado secundario y, en última instancia, una elevación brusca de los tipos de interés a largo plazo de la economía americana (y del resto del mundo).

1 comentario:

0089 dijo...

Vicente, muy buen post. Yo vivo en Argentina y todos los días se alaba al Banco Central por la acumulación de reservas, pero nadie dice que es un fenómenos mundial, y en gran parte consecuencia de que los emergentes financian a los desarrollados.
Saludos, feliz Año Nuevo.