domingo, 17 de diciembre de 2023

Los pagos por intereses de la deuda pública de EE.UU. se aceleran desde 2021 y alcanzan un récord histórico


Tal y como muestra el siguiente gráfico, el déficit público federal de EE.UU. en 2022 fue de 1,4 billones de dólares, equivalente al 5,4% del PIB, casi 2 puntos porcentuales más que la media de los últimos 50 años (3,6% del PIB) y en niveles récord no alcanzados desde 1947.


En lo que respecta al stock de deuda pública, a finales de 2022 se sitúo en el 119,7% del PIB (30,8 billones de dólares) más del doble que la media de los últimos 50 años (46,9% del PIB) y en niveles récord, tal y como se muestra en los dos siguientes gráficos.



Como ya tuvimos ocasión de explicar con detalle en otra entrada del Blog, el Senado estadounidense alcanzó un acuerdo el 2 de junio de 2023 para suspender el techo de deuda -la cantidad de dinero que el país puede pedir prestado legalmente-, en medio de fuertes debates sobre la sostenibilidad fiscal del Gobierno. El acuerdo evitó que EE.UU. entrara en suspensión de pagos en 2023, lo que hubiera tenido un fuerte impacto en la economía global, a cambio de situar el gasto público en niveles de 2022. El 3 de junio de 2023, el presidente Joe Biden aprobó un proyecto de ley que eliminaba el multimillonario techo de deuda del gobierno, permitiendo que se acumulara más deuda. Además, el techo de deuda actualmente no tiene límite hasta enero de 2025.

Al mismo tiempo que subía significativamente el stock de deuda pública se producía un aumento paralelo de los tipos de interés de la deuda pública desde 2020 (consecuencia de los elevados déficit públicos y de las políticas monetarias restrictivas de la Reserva Federal), tal y como se aprecia en el siguiente gráfico.

La consecuencia del aumento del volumen de deuda pública y de los tipos de interés ha sido el crecimiento del los pagos de intereses de la deuda hasta un nivel récord en 2022: 829.594 millones de dólares, tal y como muestra el siguiente gráfico. 


Y quizás lo más preocupante, el ritmo de crecimiento de los pagos de intereses ha alcanzado en 2021 y 2022 el 18,2% y el 35,5% en tasa interanual, respectivamente (véase siguiente gráfico).


Esta cifra desorbitada de 829.594 millones de dólares en pagos de intereses de la deuda pública (en azul) sobrepasa a finales de 2022 a todo el gasto federal en defensa (727.450 millones de dólares, en verde) y si sigue a este ritmo de crecimiento en pocos años será superior al gasto en pensiones de la seguridad social (retirement, en rojo), 1,10 billones de dólares en 2022, tal y como muestra el siguiente gráfico.


Tal y como podemos ver en el siguiente gráfico, los pagos de intereses de la deuda en % del PIB se situaron en el tercer trimestre de 2023 en el 3,54%, récord que no se alcanzaba desde el año 1999 en el último año de la Presidencia de Bill Clinton.


La CBO (Congressional Budget Office) ha hecho proyecciones de  la deuda pública federal hasta 2053, asumiendo que las leyes impositivas actuales y los programas de gasto público permanecen sin demasiados cambios. Según las proyecciones de la CBO, la deuda federal terminará en el 124% del PIB  al final del año fiscal 2023 y el 129% del PIB al final de 2033. A finales de 2053, dicha deuda ya alcanzaría el 192% del PIB (véase detalles en el cuadro siguiente). Todo indica que los ajustes fiscales duros serán tarde o temprano inevitables.

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Los pagos por intereses de la deuda pública de EE.UU. se aceleran desde 2021 y alcanzan un récord histórico", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 17/12/2023,

https://vicenteesteve.blogspot.com/2023/12/los-pagos-por-intereses-de-la-deuda.html

martes, 5 de diciembre de 2023

Episodios históricos de hiperinflación y el caso reciente de Argentina

Un billete de cien billones de marcos en la hiperinflación alemana de 1923

Philip Cagan (1956) analizó siete experiencias hiperinflacionarias en Europa entre 1920 y 1947 para probar la teoría cuantitativa del dinero. El trabajo de Cagan se convirtió en un clásico y proporcionó la definición estándar de hiperinflación: los precios aumentan más del 50% mensual (12.875% anual) y termina cuando cae y se mantiene por debajo de ese umbral durante al menos un año.

Por una parte, la evidencia histórica disponible en la literatura económica sugiere dos hechos estilizados: (1) cuando la tasa de inflación anual de un país excede el 40% durante dos años consecutivos, el riesgo de una “crisis de alta inflación” aumenta extraordinariamente (Bruno y Easterly, 1995); (2) tasas de inflación anuales persistentes superiores al 50% anuales sugieren el inicio de una fase de aceleración que suele terminar en un episodio de hiperinflación (Saboin-García, 2018).

Por otra parte, de acuerdo a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), que regulan la presentación de balances de las empresas que cotizan en Bolsa en todo el mundo acumular más de 100 puntos porcentuales de inflación en tres años es un indicador para que las compañías radicadas en esos países ajusten sus estados contables a los parámetros que reflejan semejante distorsión de precios. Hay dos organismos en el mundo que definen la cuestión en base a un conjunto de criterios, entre los cuales el superar los 100 puntos porcentuales de inflación en 36 meses es uno de los más relevantes: el Financial Accounting Standards Board (FASB) de Estados Unidos y el International Accounting Standards Board (IASB) con sede en Londres.

Episodios históricos destacables de hiperinflación

En primer lugar, destacar el caso del Imperio Romano. Durante 270 años los dirigentes de la antigua Roma estuvieron "hiperinflando" sus monedas. El mecanismo era la fundación de las monedas de plata y refundirlas posteriormente con metales comunes. Conservaban la plata sobrante, incautándola, y obligaban a la aceptación de las nuevas monedas con un valor artificial.

Como muestra el siguiente gráfico, los romanos degradaron con frecuencia y durante siglos la principal moneda romana, el denario (véase Pense (1992)). 


En segundo lugar, un caso destacado de estudio es el periodo de la hiperinflación alemana de la República de Weimar

El marco respaldado por oro había sido la moneda oficial de Alemania desde su unificación en 1871. Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914, el gobierno alemán retiró el marco vinculado al oro para incurrir en enormes déficits públicos durante la guerra. La deuda pública total pasó de 5.000 millones de marcos en 1914 a 105.000 millones en 1918, al final de la guerra. Una gran fracción de esta deuda fue financiada por el banco bentral alemán de la época, el Reichsbank. Como consecuencia de ello, la oferta monetaria (la cantidad de dinero en circulación) aumentó de 6.000 millones de marcos a 33.000 millones de marcos en tan sólo cuatro años. Esto provocó una inflación del 115% durante el conjunto del período, ya que el marco redujo su valor seis veces frente al dólar estadounidense, que todavía estaba respaldado por oro. Pero lo pero estaba por llegar.

La guerra había acabado con casi la mitad de la producción industrial de Alemania y los aliados victoriosos hicieron que Alemania pagara 132.000 millones de marcos en reparaciones de guerra, equivalente a 90 billones de dólares actuales.

Con el objetivo de reconstruir la maltrecha economía alemana, a partir de mayo de 1923, el Reichsbank comenzó a imprimir marcos para financiar el déficit público, y en un sólo mes la cantidad de moneda física se duplicó, lo que generó el aumento de los precios que el Reichsbank siguió compensando con emisiones cada vez mayores. Pasados los tres meses, la oferta monetaria se multiplicó por 80, de 8.000 millones de marcos en mayo a 670.000 millones en agosto. Y tres meses más tarde alcanzó los 400 trillones, es decir,  400 millones de billones. 

Paralelamente, los precios y la tasa de inflación continuaron creciendo. Por ejemplo, un trozo de pan costaba al final de la guerra 200.000 millones de marcos, aproximadamente el doble de la deuda nacional, mientras que un dólar se cambiaba por 4,2 billones de marcos. La hiperinflación sólo terminó cuando el banco central se vio obligado a dejar de emitir dinero nuevo para financiar los déficits públicos.  La hiperinflación alcanzó su máximo en noviembre de 1923 (véase siguiente gráfico) pero fue parada al introducir una nueva moneda: el Rentenmark, que entró en circulación el 15 de noviembre de 1923.

Source: https://fgeerolf.com/data/gfd/

El caso especial de Argentina: tango, fútbol e hiperinflación

Desde 1945, Argentina ha experimentado una de las tasas de inflación más altas del mundo. Excepto durante el período 1991-2001, los sucesivos gobiernos no han podido estabilizar la moneda de manera sostenible. Los episodios de inflación e hiperinflación extremas no sólo están asociados con una mala gestión fiscal y monetaria sino también con la inestabilidad política.

Tal y como muestra el gráfico adjunto, Argentina experimentó cuatro episodios hiperinflacionarios en 1975-1976 (+444,0%), 1984-1985 +672,2%), 1988-1989 (+3.079,5%) y 1990-1991 (+2.314,0%), y sólo unos breves periodos de estabilidad de precios en 1976, 1985, 1989 y 1990. Desde marzo de 1991 se inició una fase de desinflación que extendió hasta finales de 2018. Desde entonces, Argentina entró otra vez en una nueva fase de aceleración de los precios.

Fuente: BIS Statistics Explorer
Source: BIS Statistics

Estos episodios parecen haber sido parte de un ciclo de hiperinflación a largo plazo que comenzó en 1945 y finalizó en 1991. En términos estadísticos durante los últimos 210 años, la economía argentina presenta una tasa de inflación regularmente elevada, con un máximo histórico del 3.079,5% en 1989.

Recientemente han vuelto ha saltar las alarmas. En octubre de 2023 la tasa de inflación de Argentina alcanzó el 140 % anual (un 8,3% mensual), su nivel más alto desde 1991. El déficit fiscal es más del 4 % del PIB y la ratio deuda/PIB ha alcanzado el 80 %. Además el banco central de Argentina tiene sólo 21.000 millones de dólares en reservas internacionales, la cifra más baja desde 2006.

El país también está luchando por salvar un acuerdo de 44.000 millones de dólares con FMI y se enfrenta a un pago de 16.000 millones de dólares tras un fallo judicial estadounidense relacionado con la nacionalización  de la empresa energética YPF hace una década.

La intensidad de los episodios hiperinflacionarios de Argentina estuvo estrechamente correlacionada con la magnitud de los desequilibrios estructurales generados por las políticas populistas aplicadas intermitentemente durante este período. La relación entre el gasto público y el PIB parece ser un buen indicador para medir esos desequilibrios. Cada vez que esta ratio superó el 30%, la economía argentina entró en un nuevo ciclo de alta inflación. 

¿Cuáles han sido las causas de esta enfermedad?

Por un lado, las políticas económicas peronistas destruyeron el mercado de capitales interno. Por otro lado, con la excepción del Gobierno de Menem (8 de julio de 1989-10 de diciembre de 1999) los gobiernos peronistas no han podido financiar los déficits públicos en los mercados financieros internacionales. De ello se deduce que cuando el gasto público supera un cierto umbral, las únicas fuentes de financiación disponibles para un gobierno populista son la monetización y la confiscación (de los ahorros internos y de los ingresos de los exportadores). Esta combinación de políticas condujo inevitablemente a la fuga de dinero, la fuga de capitales y el estancamiento.

La amplia victoria de Javier Milei como presidente de Argentina, refleja el rechazo de los votantes a las políticas económicas fallidas del pasado peronista del país. Pero es extremadamente improbable que Milei encuentre una salida fácil al historial crónico de hiperinflación, incumplimientos de deuda, recesiones y desempleo de Argentina.

Finalmente, Argentina está pudiendo cumpliendo con los pagos del préstamo del FMI con el rescate financiero de China, a través de acuerdos de swap de divisas entre el Banco Central de la República Argentina y el Banco del Pueblo de China. Esta "generosidad" está vinculada a los intereses estratégicos chinos sobre las valiosas reservas de litio de Argentina. Recordemos que el litio es uno de los minerales estratégicos en la transición energética.
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Cagan, P. (1956) “The Monetary Dynamics of Hyperinflation”, pp. 25-117, in Friedman, M. (Ed.), Studies in the Quantity Theory of Money. Chicago: University of Chicago Press. 
Bruno, M. and Easterly, W. (1995) “Inflation Crises and Long Term Growth”, NBER Working Paper No.5209 (August). 
Bruno, M. and Easterly, W. (1995) “Inflation Crises and Long Term Growth”, NBER Working Paper No.5209 (August). 
Alan W. Pense, A.W. (1992) "The decline and fall of the roman denarius", Materials Characterization, Volume 29, Issue 2,Pages 213-222,

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Episodios históricos de hiperinflación y el caso reciente de Argentina", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 5/12/2023,

https://vicenteesteve.blogspot.com/2023/12/episodios-historicos-de-hiperinflacion.html

miércoles, 8 de noviembre de 2023

El impacto del ingreso mínimo vital en la situación económica de los hogares españoles


Por Eugenia Bilbao-Goyoaga Zabala, London School of Economics and Political Science

Este post se publicó en el blog (bAg): (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global  el 11 de julio de 2023. Fruto del acuerdo de colaboración entre este blog y el blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, cada trimestre reproduciremos en nuestro blog algunos post que, por su temática, también pueden ser interesantes para nuestros lectores.

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¿Qué es el Ingreso Mínimo Vital y en qué contexto se introduce?

‘Toda persona que carezca de recursos suficientes tiene derecho a unas prestaciones de renta mínima adecuadas que garanticen una vida digna […]’. Así lo recoge el llamado Pilar Europeo de los Derechos Sociales al que están adscritos los países de la Unión Europea. Hasta el 2020, España se encontraba en una situación particular al ser el único país europeo en no disponer de una renta mínima a nivel estatal. Mientras que las diferentes rentas autonómicas que se han ido desplegando desde 1989 han ayudado a muchos a sobrellevar situaciones de pobreza, estas han proporcionado una protección generalmente baja y desigual en el territorio español.

En este contexto y en plena crisis del coronavirus, el gobierno puso en marcha en junio del 2020 una nueva renta garantizada estatal: el Ingreso Mínimo Vital (IMV). El objetivo de esta ayuda es llegar a 850.000 hogares en los que residen 2,3 millones de personas, mejorando las cuantías y el alcance de la mayoría de las rentas autonómicas y garantizando un mismo nivel mínimo de ingresos para todos los hogares españoles con bajos recursos. La entrada en vigor del IMV generó grandes expectativas tanto entre la población como entre expertos nacionales e internacionales ya que esta es la primera prestación nacional no contributiva de carácter general en la historia del país.

Cabe entonces preguntarse si el IMV ha cumplido con las expectativas, mejorando la situación económica de los hogares españoles. He tratado de dar respuesta a esta pregunta en una evaluación de impacto del IMV la cual se resume en este artículo (ver más detalle en este working paper).

¿Cuál es el análisis que se lleva a cabo?

Se analiza el efecto de la prestación tanto en la situación económica real de los hogares, es decir en sus ingresos y situación de pobreza, como en la percepción subjetiva que tienen los hogares sobre esta misma coyuntura. Aunque a menudo no se tiene en cuenta a la hora de evaluar políticas, es importante analizar cómo los hogares perciben su situación ya que el bienestar subjetivo puede ser incluso más relevante que las condiciones materiales objetivas para la vida de las personas afectando así a su salud, educación, productividad y a la toma de decisiones.

Los datos utilizados provienen de varias encuestas proporcionadas por el instituto de estadística de la Unión Europea Eurostat durante el período 2010-2022. Dada la disponibilidad de datos, la situación económica real de los hogares solo se puede evaluar hasta finales del 2021 mientras que la percepción subjetiva se estudia hasta finales del 2022.

Se emplea un método de control sintético que corresponde a una técnica de supervised machine learning. Este método permite aislar el impacto causal del IMV al construir una ‘España sintética sin el IMV’ a partir de países similares a España y así comparar los datos sobre situación económica en la España real con esta España sintética.

¿Cuáles son los resultados?

Un primer análisis muestra que el IMV no mejoró considerablemente la situación económica real de los hogares españoles en su primer año y medio de existencia ya que no se encuentra ningún efecto estadísticamente significativo ni en la tasa de pobreza (es decir, la proporción de hogares con ingresos inferiores al 40% de la mediana nacional), ni en la brecha de pobreza (es decir, la intensidad de esta pobreza) ni en los ingresos medios.

La ausencia de efectos significativos del IMV en la situación económica real de los hogares podría deberse a dos principales factores: un alcance limitado del mismo y el comportamiento de varias comunidades autónomas. En primer lugar, el 57% de los hogares con derecho al IMV no lo estaban percibiendo a finales del 2021 (el llamado fenómeno de non take-up) ya sea por un desconocimiento de la prestación, la creencia de que no cumplen los requisitos, la complejidad de la solicitud o el escaso beneficio esperado. En segundo lugar, 16 autonomías redujeron el presupuesto dedicado a rentas autonómicas en 2021 mientras que el número de titulares disminuyó en 14 de ellas pese a las crisis del coronavirus y de la inflación lo que podría haber contrarrestado un efecto positivo del IMV a nivel nacional.

Sin embargo, un segundo análisis con datos hasta diciembre del 2022, es decir dos años y medio desde la implantación del IMV, revela que la medida sí mejoró la percepción de los hogares sobre su propia situación económica, llevándolos a considerar que sus condiciones económicas no habían empeorado tanto durante las crisis del coronavirus y de la inflación. El IMV ha amortiguado los efectos negativos de estas crisis sobre la economía de los hogares españoles.

Este efecto positivo del IMV sobre el bienestar económico subjetivo de los hogares puede deberse a varios factores. En primer lugar, el IMV puede haber representado un ingreso estable que permite a los hogares beneficiarios aumentar su consumo y prever gastos, aportando estabilidad y reduciendo estrés. En este sentido, el efecto positivo sobre el bienestar subjetivo estaría reflejando en realidad mejoras en la situación económica real más allá del 2021. Ya que el periodo estudiado es más extenso, el análisis mensual podría estar capturando tanto el despliegue escalonado del IMV como el efecto positivo de la batería de medidas activadas en enero del 2022 para mejorar el acceso a la prestación y las cuantías. De ser así, una vez los datos de ingresos para 2022 estén disponibles, se debería encontrar un efecto positivo del IMV en los ingresos y la situación de pobreza de los hogares.

En el caso de que este efecto no se materialice, los resultados apuntarían a una diferencia entre la situación económica real de los hogares y la percepción que tienes estos de la misma. Esta discrepancia podría deberse a un ‘efecto de anticipación’ mediante el cual los hogares con bajos recursos que han presentado solicitudes pero que no se han tramitado todavía, consideran que su situación económica ha mejorado sin haber cambiado su situación material. También podría deberse a un ‘efecto placebo’ mediante el cual los hogares estiman que podrían acceder al IMV en caso de necesitarlo lo que proporciona una sensación de seguridad financiera y reduce la incertidumbre en momentos de crisis económica.

¿Cuáles son los aportes de este estudio?

El Ingreso Mínimo Vital ha supuesto un hito en la lucha contra la pobreza en España. Este estudio ha demostrado que, si bien al principio la medida no tuvo el impacto esperado, dos años y medio después de su introducción, el IMV ha mejorado la percepción que tienen los hogares sobre su situación económica. La prestación ha actuado como un salvavidas en tiempos de crisis. Se han tratado de explicar los resultados presentando varias hipótesis que deberán comprobarse cuando los datos estén disponibles.

Los hallazgos de este estudio son relevantes para los responsables políticos españoles, ya que proporcionan una visión general de los logros y limitaciones de esta nueva renta mínima estatal. El estudio también destaca la importancia de considerar el bienestar subjetivo a la hora de evaluar políticas públicas ya que revela información importante que, de otro modo, podríamos pasar por alto. Además, dado que los indicadores de bienestar subjetivo como el que se utiliza en este estudio están disponibles con un retraso mucho menor a los datos de ingresos procedentes de encuestas, estos pueden ser muy relevantes si lo que nos interesa es hacer un seguimiento a tiempo real de las rentas mínimas.

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Como citar esta entrada del Blog:

Eugenia Bilbao-Goyoaga Zabala, "El impacto del ingreso mínimo vital en la situación económica de los hogares españoles", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 8/11/2023,

https://vicenteesteve.blogspot.com/2023/11/el-impacto-del-ingreso-minimo-vital-en.html

viernes, 20 de octubre de 2023

Evolución histórica de la tasa de morosidad de las hipotecas de hogares y de los promotores inmobiliarios, 1999-2023

Uno de los indicadores clave para evaluar el grado de la recuperación económica es la tasa de morosidad del total de créditos concedidos. Para el caso de la economía española es todavía más importante el seguimiento de la tasa de morosidad de los créditos hipotecarios, por los efectos negativos que generó el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, el mayor endeudamiento en hipotecas de los hogares que en el resto de la zona del euro, el deterioro de la renta disponible de las hogares y, sobre todo, por el mayor nivel de desempleo que el resto de países de la zona euro. Además, las caída de la renta disponible de los hogares y el aumento del desempleo fue agravado por las consecuencias económicas de la COVID-19. 

Un tercer impacto negativo podría provenir en la actualidad por el endurecimiento rápido e intenso de la política monetaria del BCE para contrarrestar el aumento significativo y persistente de la inflación desde 2021. 

Por un lado, en poco más de un año, el tipo de interés de referencia (el de la facilidad de depósito) ha aumentado desde el −0,5 % hasta el 4,0 %; una subida sin precedentes en la historia del euro, el nivel más alto desde 2001. 

Por otro lado, en los mercados financieros, el proceso de normalización de la política monetaria ha provocado un aumento de los tipos Euribor, especialmente importante es el aumento del Euribor a 1 año que se ha elevado en más de 315 puntos básicos (desde julio 2022) y se sitúa en el 4,149% en septiembre de 2023.

En esta entrada del Blog presentamos la evolución histórica de la tasa de morosidad de los créditos hipotecarios, distinguiendo entre los créditos hipotecarios de los hogares y de los promotores inmobiliarios. El periodo cubre desde el inicio de las estadísticas por parte del Banco de España en marzo de 1999 hasta marzo de 2023. La tasa de morosidad se aproxima por el cociente (en %) de los créditos dudosos respecto al total de créditos concedidos. [1]

El Gobierno español, los supervisores y las propias entidades bancarias vigilan estas estadísticas de cerca, ya que se trata de uno de los mejores termómetros que miden cuando pueden llegar los problemas económicos. El fantasma de la Gran Recesión de 2008 está demasiado reciente como para no tratar de prevenir que vuelvan a aparecer los impagos masivos y los desahucios de viviendas. Con este objetivo, el Ejecutivo y el sector bancario español han buscado fórmulas para auxiliar a las familias más vulnerables de forma preventiva, aunque el deterioro del mercado hipotecario no termina de llegar.

Después del inicio de las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE) en julio de 2022, siguen sin aflorar las grandes amenazas derivadas del cambio de la política monetaria. La economía española esquiva por el momento la recesión y, además, los temidos impagos no crecen por el momento.

En el primer gráfico (hacer clic sobre el gráfico para verlo más grande) se muestra la evolución de la tasa de morosidad de los créditos concedidos a los hogares para la adquisición y rehabilitación de viviendas. 

Los últimos datos publicados por el Banco de España sobre los créditos hipotecarios dudosos de las entidades de crédito españolas indican que, tanto el saldo vivo de los créditos hipotecarios concedidos a hogares y a promotores como sus respectivas tasas de morosidad continuan descendiendo, fruto del esfuerzo de las entidades por sanear sus balances, aunque el aumento continuado del tipo de interés del Euribor a 1 año (referencia de las hipotecas) podría aumentar la morosidad en un futuro más o menos cercano.

A finales de junio de 2023 el saldo de los créditos hipotecarios concedidos por los bancos españoles a los hogares ascendía a 499.232 millones de euros, de los cuales 12.423 millones de euros eran considerados como créditos morosos.

Ello suponía que la tasa de morosidad de los créditos hipotecarios de los hogares continua descendiendo (pero a menor ritmo) hasta alcanzar a finales de junio de  2023 el 2,49%. Esta cifra es el 40% del nivel de marzo de 2014 (6,32%), pico registrado como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008, pero todavía está muy alejada del mínimo histórico de diciembre de 2004 (0,30%). 

La clave fundamental para que los temidos impagos de las familias no suban radica en la fortaleza del mercado laboral y en la resistencia del crecimiento económico. Los familias con prestamos hipotecarios  para compra de vivienda en España tienen la costumbre de dejar de pagar otros créditos al consumo antes que los hipotecarios.  De hecho, solo se toma la decisión de estos pagos cuando se pierde el puesto de trabajo y los ingresos familiares se derrumban de forma brusca.

En el segundo gráfico se muestra la evolución de la tasa de morosidad de los créditos hipotecarios concedidos a los promotores inmobiliarios.

La deuda viva acumulada por los promotores inmobiliarios con los bancos alcanzaba a finales de junio de 2023 los 72.007 millones de euros, de los cuales 2.491 millones de euros eran clasificados como créditos dudosos. Estas cifras de stock de créditos concedidos a las actividades inmobiliarias están ya muy alejadas del máximo alcanzado en junio de 2009 (324.663 millones de euros) en pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria.

La tasa de morosidad del sector de promotores inmobiliarios alcanzaba en junio de 2023 el 3,46%, registrándose una espectacular mejora desde el máximo alcanzado en junio de 2014 (38,04%). No obstante, aun queda un amplio margen de mejora puesto que el mínimo histórico se sitúo en diciembre de 2006 en el 0,28%.

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[1]  El supervisor incluye entre los dudosos aquellos créditos en los que se ha producido un impago del principal o intereses durante un periodo de más de 90 días, o cuando se considere improbable que el deudor cumpla íntegramente sus obligaciones, aunque aún no haya importes sin abonar. 

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Evolución histórica de la tasa de morosidad de las hipotecas de hogares y de los promotores inmobiliarios, 1999-2023", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 20/10/2023,


lunes, 11 de septiembre de 2023

La crisis bancaria estadounidense: un primer balance de sus efectos

Por Antoni Garrido, Universidad de Barcelona

Este post se publicó en el blog (bAg): (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global  el 14 de junio de 2023. Fruto del acuerdo de colaboración entre este blog y el blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, cada trimestre reproduciremos en nuestro blog algunos post que, por su temática, también pueden ser interesantes para nuestros lectores.

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Entre 2012 y 2022 la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) cerró 122 bancos en los Estados Unidos dejando el censo de entidades operativas a finales de ese año en 4.706 (de los cuales 4.127 serían bancos comerciales y 579 otras instituciones de ahorro). Posiblemente porque se trataba de entidades pequeñas, únicamente sus clientes, empleados y proveedores fueron conscientes de su desaparición. Los tres casos de crisis bancaria (First Republic, Silicon Valley y Signature Bank) acaecidos en el primer semestre de 2023 han ocupado en cambio las páginas de información económica de medio mundo. Y ello a pesar que los activos de las entidades afectadas (532.000 millones de dólares en total) suponen únicamente el 2,25% de los activos del sistema bancario estadounidense. La rapidez con la que tuvieron lugar las retiradas masivas de fondos que forzaron su entrada en la insolvencia, el destacado y novedoso papel que en las mismas jugaron las redes sociales y las medidas excepcionales que se tomaron para hacerles frente explican quizás esa diferencia de trato informativo.

La gestión de la crisis

A diferencia de lo ocurrido durante la crisis financiera de 2008, las autoridades estadounidenses no se han cansado de repetir que se trataba de casos aislados que no hacían sino reflejar “errores de manual” cometidos por sus directivos. Afirman también que en esta ocasión, cosa ciertamente no baladí, no habría sido necesario movilizar fondos de los contribuyentes, ya que todas las perdidas habrían sido sufridas por los accionistas y bonistas de las entidades afectadas y por la FDIC que se financia con las cuotas que aportan los propios bancos. Volveremos sobre estas dos cuestiones más adelante.

Menos positivo habría sido el balance de la actuación de los organismos supervisores. De hecho, la propia FED, en su informe sobre su actuación en la crisis del Silicon Valley Bank (SVB), reconoce algo que ya han puesto de manifiesto numerosos casos de quiebras bancarias con anterioridad. Esto es, que los supervisores se muestran reacios a reconocer la existencia de problemas, ya que ello implica explicitar que no han hecho bien su trabajo, y que les cuesta también conseguir que las entidades tomen las medidas necesarias para resolver los citados problemas. Se entiende pues que algunos autores aconsejen reducir el grado de discrecionalidad de que disponen a la hora de actuar o que, para evitar conflictos de intereses y retrasos en la intervención, se proponga separar las competencias en política monetaria de las relativas a la supervisión de las entidades bancarias.

Además de la consiguiente reducción en el censo de entidades, la crisis ha causado un trasvase de fondos hacia las entidades más grandes al ser estas consideradas más seguras, dada la cobertura implícita con la que cuentan en caso de dificultades. Pese al reducido grado de concentración del sistema bancario en los Estados Unidos, no han faltado voces que abogan por impedir que los ahorros de los estadounidenses acaben en manos de un reducido número de grandes bancos. Critican también que el First Republic fuera vendido a JP Morgan posibilitando así que el más grande lo sea aún más, y que lo fuera previa concesión al banco neoyorquino de un paquete de ayudas considerable (una línea de crédito por valor de 50.000 millones de dólares -de la que no se ha publicado el tipo de interés- y un esquema de protección de pérdidas). Es verdad, se reconoce, que la FDIC está obligada a aceptar la oferta del mejor postor y este fue JP Morgan, pero lo es también que no debería haber podido participar en la subasta ya que su cuota de su cuota de mercado en depósitos supera el tope (10%) fijado por los reguladores como condición para poder participar en ellas.

El diseño del seguro de depósitos

La publicación de noticias o rumores sobre su solvencia hizo que las tres entidades citadas, vinculadas y expuestas a los sectores tecnológico y/o de las criptomonedas, sufrieran retiradas masivas de depósitos de una magnitud desconocida hasta la fecha. Gracias a la tecnología el ritmo de las retiradas fue además muy rápido, reduciendo aún más el ya de por si escaso margen de maniobra de que disponen las autoridades para actuar. No debe sorprender pues que hayan aparecido partidarios de sustituir el régimen de protección parcial existente en la actualidad por otro que garantice que todos los depositantes, sea cual sea la cuantía de sus fondos, podrán recuperar la totalidad de sus fondos. Esto fue en definitiva lo que, por primera vez en su historia, hizo la FDIC en los casos del SVB y del Signature Bank.

Como se señaló en una entrada anterior, proteger a la totalidad de los depositantes posibilitaría sacarlos de la ecuación de la gestión de las crisis bancarias, y permitiría pues a la FED gestionar la política monetaria sin tener que preocuparse por los efectos causados por los cambios en los tipos de interés. Al dejar de ser considerados pasivos “bailinables”, esto es, susceptibles de absorber pérdidas en caso de necesidad, se evitaría que los depositantes no asegurados retiren sus fondos de sus entidades ante la menor duda sobre la solvencia de las mismas, y se podrían pues aplicar las normas aprobadas tras la crisis financiera para reducir precisamente el coste para los contribuyentes de las crisis bancarias. No habría además razón para preocuparse por la toma de riesgos, ya que el papel disciplinador que en los modelos clásicos (empezando por el de Diamond y Dybvig) desempeñan los depositantes no asegurados lo cumplirían en la actualidad los tenedores de los títulos de deuda susceptible de ser transformada en capital (CoCo’s, deuda subordinada, etc.,) para absorber pérdidas.

Para una buena parte de la academia (véase por ejemplo Philippon), proteger la totalidad de los depósitos es, en cambio, una mala idea, ya que no solo genera azar moral, sino que incentiva también que los bancos aumenten su dependencia de los depósitos como fuente de financiación y, con ello, sus ya de por si elevados niveles de apalancamiento. En el límite, si la cobertura proporcionada por el seguro fuera del 100 por cien los bancos no tendrían incentivos para emitir deuda y capital. Ampliar el grado de cobertura incrementaría también el coste y las potenciales pérdidas del fondo asegurador. Es verdad que las cuotas en principio las pagan los bancos que sobreviven a las crisis. Estos no dejan de ser otro tipo de contribuyente y también lo son los clientes a los que se les acabará traspasando el coste del seguro; seguro que, en última instancia, es considerado creíble porque está respaldado por «the full faith and credit of the US government», siendo por tanto los contribuyentes los verdaderos garantes de su viabilidad.

De implantarse, dicha medida exigiría disponer de una estricta y consistente regulación que no estamos en condiciones de poder garantizar. En última instancia, si todos los depósitos tienen que estar protegidos cabe plantearse si no estamos ante un servicio público que, como tal, debe ser proporcionado por la propia Administración.

Queriendo posiblemente remarcar el carácter extraordinario de lo hecho (garantizar todos los depósitos del SVB y del Signature Bank) la propia FDIC, en su reciente informe sobre la cuestión, se ha mostrado asimismo contraria a proteger a la totalidad de los depositantes. Entre otras razones porque, según los datos de la FED, el límite asegurado en la actualidad (250.000 dólares por depositante y entidad) es más que suficiente para cubrir el 99% de las cuentas bancarias estadounidenses. Para evitar lo ocurrido en los recientes casos de crisis, en los que quedaron sin protección los saldos que mantienen las empresas para llevar acabo su actividad, aboga por incrementar el grado de protección de tales depósitos. Consciente de que correspondería al poder legislativo determinar esa cuestión no propone formalmente una cifra, pero sugiere en el texto que 2.500.000 dólares, diez veces más que el límite actual, sería una cuantía adecuada. No explicita tampoco si el nuevo límite debería aplicarse a todas las empresas o únicamente a las pequeñas y medianas que, a diferencia de las grandes, no disponen de un departamento de tesorería capaz de gestionar de forma eficiente sus necesidades financieras.

Pese a su aparente lógica, no faltan tampoco críticos con la propuesta anterior. Para Perotti, por ejemplo, proteger siempre y en todas las circunstancias la totalidad de los depósitos empresariales no satisface ningún propósito público esencial y genera en cambio riesgos fiscales e inflacionistas. El seguro, prosigue, fue creado para proteger de forma parcial los ahorros de las familias, no para crear una red pública de seguridad para las empresas; estas, por definición, obtienen sus beneficios asumiendo riesgos y pueden, por consiguiente, aguantar un modesto incremento en el precio del riesgo a cambio de obtener liquidez de forma inmediata. De llevarse a cabo una reforma en esa línea considera que sería preciso en todo caso diferenciar entre los saldos que las empresas mantienen para el desempeño de su actividad corriente de los mantenidos como refugio de valor, que deberían ser colocados en otros activos como los fondos de inversión del mercado monetario.

Suspender temporalmente (por ejemplo, 30 días) la conversión de los depósitos (o de una parte de ellos) y fijar un precio cambiante y más elevado cuando las retiradas empiezan a aumentar es la otra vía que algunos autores han propuesto para permitir a las autoridades disponer de más tiempo para gestionar las entidades en crisis. Equivaldría para entendernos a hacer a tales depositantes transitoriamente “pseudo accionistas de la entidad” (solo en el caso de que el banco sobreviva podrán recuperar sus ahorros). Dicho de otra manera, aquellos que son los primeros que retiran los fondos de la entidad en dificultades estarían así contribuyendo a cubrir las pérdidas que su conducta causa a los depositantes más pacientes. Tal medida no está exenta de problemas. el más claro es que convierte a los depositantes en accionistas sin darles a cambio ninguno de los derechos de aquellos.

Capital, capital y…… ¡¡ más capital !!

En contra de la narrativa “oficial” (casos aislados causados por una mala gestión), algunos autores -entre los que vale la pena destacar a Anat Admati et al. y Erica Jiang et al.- sostienen que se trata de una crisis sistémica cuyo detonante habría sido la retirada masiva de fondos por parte de los depositantes, pero su causa real la situación de insolvencia en la que se encontrarían muchas entidades debido a la subida de los tipos de interés. Cerca de 200 bancos estarían, según estos autores, en riesgo de que el valor de mercado de sus activos fuera insuficiente para reembolsar a los depositantes sus saldos asegurados si estos decidieran movilizar una parte de sus fondos. Evitar una pérdida de confianza en tales entidades habría sido en definitiva la razón que llevó a la FDIC a dar a entender que si fuera necesario garantizaría la totalidad de los depósitos y a la FED a aceptar como colateral de los préstamos concedidos al sistema bancario la cartera de bonos en poder de las entidades valorada por su nominal en lugar de por su precio de mercado. El problema es que con esta actuación se estaría posibilitando el mantenimiento de un buen número de bancos zombies, que solo se diferencian de los ya quebrados en que tienen un menor porcentaje de depósitos no asegurados.

Desde esta perspectiva, habría llegado la hora de que los bancos reduzcan la dependencia de los depósitos (cuyo coste están subsidiado por la garantía estatal implícita de que gozan) que muestran en la actualidad y opten, en su lugar, por “jugarse la piel” incrementando considerablemente sus niveles de capital. Para que dicho aumento sea eficiente, se prosigue, sería necesario cambiar el marco regulador de la deuda pública, considerada en todos los casos un activo muy seguro y líquido y, por tanto, no tenida en cuenta a la hora de calcular las necesidades de capital. Habría que cambiar también la forma de contabilizar (coste amortizado) la cartera de títulos de renta fija mantenida hasta el vencimiento, ya que, como se ha visto, permite enmascarar la situación real de las entidades.

No hace falta decir que las entidades bancarias se opondrán con todos los medios a su alcance a cualquier intento de incrementar las exigencias en materia de recursos propios, aduciendo, por ejemplo, que ocasionaría una reducción y encarecimiento del crédito. No está claro tampoco que los legisladores estadounidenses acepten aumentarlos, y mucho menos a todos los bancos por igual, argumentando que no tiene sentido “castigar” a todos por culpa del mal comportamiento de unos pocos. Valorar a precio de mercado todos los activos bancarios generaría por último una volatilidad significativa de los balances bancarios que está por ver que fuera manejable.

Habrá que esperar un tiempo para saber cuál es el nuevo marco regulador de la actividad bancaria que acabarán adoptando los Estados Unidos como respuesta a la reciente crisis bancaria. Lo único que parece estar claro a estas alturas es que incrementar el grado de protección de los depósitos sin hacer nada más no es la solución.

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Como citar esta entrada del Blog:

Antoni Garrido, "La crisis bancaria estadounidense: un primer balance de sus efectos", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 11/9/2023,

http://vicenteesteve.blogspot.com/2023/09/la-crisis-bancaria-estadounidense-un.html

viernes, 4 de agosto de 2023

El bono de renta fija perpetuo vivo más antiguo: el bono del agua neerlandés de 1648


En 1648, los Países Bajos invirtieron en una serie de proyectos de infraestructura civil, incluida la reconstrucción de una serie de muelles con los que regular el flujo de un río y evitar la erosión. La obras se financiaron con unos bonos de renta fija perpetuos de 1.000 florines emitidos por Hoogheemraadschap Lekdijk Bovendams, una comunidad holandesa de terratenientes y ciudadanos importantes que administraban diques y canales de un tramo de 20 millas en la región del Bajo Rin en los Países Bajos, denominada Lek. 

Los bonos tenían un precio de 1.000 florines y tenía un tipo de de interés perpetuo del 5%. El tipo de interés se redujo más tarde al 3,5% y luego al 2,5% durante el siglo XVII.

A lo largo de los siglos, el bono ha tenido diversos propietarios y en la actualidad es propiedad de la Universidad de Yale. La Universidad compró el título en 2003 por aproximadamente 27.000 dólares, y en la actualidad cobra los intereses, 13,4 euros al año. Este bono sigue siendo un pasivo de la Autoridad Holandesa del Agua, De Stichtse Rijnlanden, una empresa de los Países Bajos de servicios públicos, sucesora actual de la autoridad que emitió el documento por primera vez.

En la siguiente foto se muestra la emisión original que se realizó en piel de cabra, y los pagos de intereses se apuntaban directamente en el bono. 

Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale

Original: Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Yale, EE.UU.

En 1944, cuando la piel de cabra se había quedado sin espacio, se agregó un apéndice de papel para registrar nuevos pagos, tal y como muestra la siguiente fotografía.


Original: Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Yale, EE.UU.

En numerosas ocasiones a lo largo de la historia algunas instituciones y Estados emitieron deuda a muy largo plazo, incluso deuda perpetua. Pero es muy raro que se haya pagado ininterrumpidamente durante siglos el interés correspondiente. El "bono del agua" neerlandés propiedad de la Universidad de Yale es un ejemplo extraordinario de un producto financiero que se emitió sin vencimiento hace siglos y aún paga intereses. 

Hoy en día, un asesor financiero te diría que no compraras un bono de renta fija perpetuo, pero se podría equivocar, porque aquí estamos 375 años después y el bono de agua neerlandés sigue pagando intereses. 

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "El bono de renta fija perpetuo vivo más antiguo: Países Bajos 1648", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 4/8/2023,

http://vicenteesteve.blogspot.com/2023/08/el-bono-de-renta-fija-perpetuo-vivo-mas.html

martes, 25 de julio de 2023

Escala de remuneraciones (salarios y pensiones) en España en 2021

En el cuadro adjunto (hacer clic para verlo más grande) aparece la escala de mayor a menor de las remuneraciones (salarios y pensiones) en la economía española a finales de 2021. Para los salarios se ha utilizado los últimos datos publicados por el INE en su Encuesta anual de estructura salarial 2021 (publicada el 20 de junio de 2023). Los datos para 2021 de las pensiones han sido extraídos del Boletín Informativo de la Seguridad Social: Gestión Económica 2022, enero, del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Aunque existen datos más recientes de las pensiones hemos utilizado los de 2021 a efectos de una comparación homogénea con los salarios.




Conviene recordar que hay tres maneras de medir el salario: a) el salario medio (o media estadística) que se obtiene de la remuneración total de los asalariados (trabajadores por cuenta ajena) dividida por el número total de ocupados asalariados); b) el salario mediano (o mediana estadística) que divide el número de trabajadores entre los que tienen un salario superior al mediano y los que tienen un salario inferior al mediano; y c) el salario más frecuente (o moda estadística) que refleja el salario que más individuos tienen en la población ocupada. Este último indicador es el más adecuado para medir el salario representativo de un trabajador. 

En primer lugar, el salario medio bruto (antes de efectuar retenciones de las cuotas de la seguridad social y del IRPF) se sitúo en 2021 en 1.849,7 euros al mes, mientras que el salario mediano y más frecuente se situaron en 1.545,6 y 1.321,6 euros, respectivamente. La diferencia entre este salario medio y el salario más frecuente fue de 528,1 euros al mes. Esto significa que había pocos trabajadores con salarios muy altos pero que influyeron de manera muy significativa en el salario medio.

En segundo lugar, la pensión media de jubilación (1.396,2 euros) es ya superior al salario más frecuente (1.321,6 euros). Esto nos indica que el sistema de pensiones español sigue siendo demasiado "generoso" a pesar de las últimas reformas. 

Existe una gran cantidad de indicadores que nos previenen del grado de "generosidad" de un sistema de pensiones. El más importante es la llamada tasa de reemplazo. La tasa de reemplazo mide el porcentaje del último sueldo que cubre la pensión, por tanto una tasa de reemplazo alta sería sinónimo de un sistema de pensiones generoso. 

En España, la tasa de reemplazo neta (eliminando el efecto de los impuestos y de las cotizaciones sociales de cada país) es muy alta según los últimos datos publicados por la OCDE referentes al año 2020 (véase siguiente gráfico; hacer clic sobre el mismo para verlo más grande). Con más detalle, los nuevos jubilados españoles cobraban ese año una pensión media equivalente al 80% de su último sueldo y esa tasa de reemplazo era claramente superior a la de sus homólogos del resto de Europa y de la OCDE. Así, en la Unión Europea (27 países) la tasa de reemplazo media era del 62%, en los países de la OCDE (37 países que se consideran desarrollados) era del 58,6%, mientras que en Alemania era aún más baja ese año (53%).


En tercer lugar, la dispersión observada en las pensiones entre las diversas Comunidades Autónomas refleja la dispersión de las cotizaciones asociadas a los diferentes salarios medios en el pasado. De este modo, la pensión media de jubilación más alta se alcanza en el País Vasco (1.654,5 euros) muy cercana al salario medio de España, mientras que la pensión media de jubilación más baja se alcanza en Extremadura (1.060,8 euros).

En cuarto lugar, el salario medio mensual de los hombres (2027,7 euros) es muy superior al de las mujeres (1.655,4 euros). Con más detalle, el salario promedio mensual de las mujeres en 2021 representó el 81,6 % del masculino (brecha salarial del 18,4%). No obstante, esta diferencia debe matizarse en función de otras variables (tipo de contrato, de jornada, ocupación, antigüedad, etc.) que inciden de forma determinante en el salario mensual final. No obstante, si tenemos en cuenta la definición de la Unión Europea del indicador estructural “brecha salarial entre mujeres y hombres” de Eurostat (véase gráfico siguiente), que utiliza la ganancia ordinaria por hora trabajada como base de la comparación, la diferencia se situó en tan sólo el 9,4% en 2020, por debajo de la media de la Unión Europea que se sitúo en el 13%. [1]


En quinto lugar, por tipo de actividad el salario medio es más alto en los sectores de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (3.784,7 euros, un 104,6% superior a la media nacional) -sectores oligopolísticos y regulados- lo cual debería ser un incentivo para los alumnos de ingeniería y de formación profesional de estas ramas, mientras que los peor pagados son los trabajadores de la hostelería (1.045,2 euros, un 43,5% inferior a la media nacional), lo cual tampoco debe sorprendernos (actividades con baja productividad y bajo valor añadido).

En sexto lugar, el tipo de puesto ocupado en la empresa es una de las variables que más influyen en el nivel salarial. En 2021 destacó la cuantía del salario medio del grupo de Directores y gerentes (4.229,9 euros), que fue un 128,6% superior a la media del resto de ocupaciones. En el lado opuesto, el salario medio por ocupación peor pagado se produjo en el grupo de trabajadores no cualificados en servicios (excepto transportes), con 991 euros.

Por último el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se situó a finales de 2021 en el 52,9% del salario medio (1.849,7 euros). Recordemos que el objetivo es situarlo en el 60% cumpliendo así lo dispuesto por el Comité Europeo de Derechos Sociales (1.109,8 euros).

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[1] El indicador “brecha salarial entre mujeres y hombres”, definido por la Oficina de Estadística de la Unión Europea (Eurostat), representa la diferencia entre la ganancia por hora de hombres y de mujeres asalariados, como porcentaje de la ganancia hora de los hombres. Eurostat lo calcula únicamente para los asalariados que trabajan en unidades de 10 y más trabajadores y en la ganancia hora incluye los pagos por horas extraordinarias realizadas pero excluye las gratificaciones extraordinarias. Más detalle en:

https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Gender_pay_gap_statistics

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Escala de remuneraciones (salarios y pensiones) en España en 2021", Universidad de Valencia", Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 25/7/2023,

http://vicenteesteve.blogspot.com/2023/07/escala-de-remuneraciones-salarios-y.html

miércoles, 5 de julio de 2023

La relación entre la oferta monetaria y la tasa de inflación desde la Pandemia del Covid-19: el caso de EE.UU.


En esta entrada del Blog mostramos como la vieja idea de la Escuela de Economía Monetarista de Chicago de que existe una relación estrecha entre la oferta monetaria y la tasa de inflación (aunque el efecto puede tardar y se han estimado desfases de entre 6 meses y 2 años) parece que murió después de la crisis financiera de 2008, para volver a resucitar después de la recuperación económica tras la Pandemia del Covid-19, tal y como muestra la Federal Reserve Bank of St. Louis.

Los gráficos 1 y 2 presentan la tasa de crecimiento interanual del agregado monetario M2 representativo de la oferta monetaria de EE.UU. [1], y de los dos indicadores más utilizados para medir la tasa de inflación de EE.UU. [2]. Los datos son para un periodo de tiempo amplio (enero 1960-mayo 2023) y para un periodo de tiempo más cercano (enero 2015-mayo 2023), respectivamente.

En primer lugar, los gráficos 1 y 2 muestran que la tasa de crecimiento interanual de la M2 (línea verde) ​​se ha comportado de manera nunca vista desde febrero de 2020. Con más detalle, la M2 creció a tasas récord durante la pandemia de COVID-19 desde febrero de 2020 hasta 2022, pero ha disminuido también a tasas récord desde finales de 2022. 

Por un lado, el crecimiento interanual del 26,9% registrado en febrero de 2021 supera fácilmente las tasas de crecimiento que se dieron durante la vigencia de los programas de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal del periodo 2008-2015, e incluso de los periodos de alta inflación registrados en las décadas de 1970 y 1980. 

Por otro lado, las tasas de crecimiento negativas registradas en la actualidad del agregado M2 (diciembre 2022 a mayo 2023) tampoco tienen precedentes históricos. De hecho, no ha habido otro mes de caída interanual en la M2 en la serie histórica desde el año 1960. 

En segundo lugar, el gráfico 2 muestra que el comportamiento de la inflación reciente (líneas roja y azul) ha sido consistente con un efecto retardado de la M2 ​​en el comportamiento de la inflación (factores monetarios), tal y como defienden los postulados monetaristas. Con más detalle, la tasa de inflación medida por el índice PCE (línea roja) comenzó a aumentar en febrero de 2021, en el pico de las tasas de crecimiento de la M2 ​​y un año después de que el crecimiento de la M2 ​​comenzara a dispararse en febrero de 2020. No obstante, es cierto también que factores no monetarios afectaron a los movimientos a corto plazo de la tasa de inflación en 2022. De hecho, el mes de febrero de 2022 recoge el impacto inflacionario de la invasión rusa de Ucrania a través de los canales de los precios de las materias primas y de las cadenas de suministro internacionales. 

No obstante, si bien la tasa de inflación reaccionó al crecimiento de la M2, también le siguió cuando disminuyó. De hecho, la tasa de inflación medida por el índice PCE general alcanzó su punto máximo en junio de 2022, casi 18 meses después del pico de crecimiento de la M2, en un momento en que el crecimiento de este agregado monetario había vuelto a caer a niveles históricamente normales (véase gráfico 2).  Pero el crecimiento de la M2 ​​siguió cayendo, alcanzando niveles negativos sin precedentes históricos en diciembre de 2022. 

En tercer lugar, en el tercer gráfico se ha añadido a los datos del crecimiento de la M2 y de la tasa de inflación, la tasa de crecimiento de la base monetaria [3], desde 2006 hasta la actualidad.  Podemos constatar que el fuerte crecimiento de la base monetaria (línea roja) en el periodo 2008-2015 no provocó un crecimiento anormal en la M2 o en la tasa de inflación. La razón es porque los bancos norteamericanos intercambiaron bonos por reservas mantenidas en la Reserva Federal. En última instancia,  los bancos en EE.UU. optaron por mantener gran parte del aumento de la base monetaria como exceso de reservas en la Reserva Federal.


No es realmente un misterio por qué los tipos de interés a corto plazo están subiendo rápidamente y por qué la oferta monetaria (M2) se está desacelerando. Desde marzo de 2022 hasta la actualidad, la Reserva Federal ha elevado el tipo objetivo de los fondos federales desde el rango del 0,25-0% hasta el rango del 5,25-5% (véase siguiente gráfico).


Esto significa menos inyecciones de dinero de la Reserva Federal en el mercado a través de operaciones de mercado abierto. Además, aunque ha hecho muy poco para reducir considerablemente el tamaño de su cartera, la Reserva Federal ha dejado de aumentar la misma a través de la relajación cuantitativa y ha permitido que se reduzca tan sólo en una pequeña cantidad (unos 392.000 millones de dólares desde el máximo de  8,7 billones alcanzado en marzo de 2023).

Por último, recordemos que el crecimiento de la masa monetaria (la M2 en nuestro caso) puede ser una medida útil de la actividad económica y un indicador de las próximas recesiones. Durante los periodos de auge económico, la masa monetaria tiende a crecer rápidamente a medida que los bancos comerciales conceden más préstamos. Por otra parte, las recesiones suelen ir precedidas de una ralentización del crecimiento de la oferta monetaria. Sin embargo, el crecimiento de la oferta monetaria tiende a empezar a crecer de nuevo antes del inicio de la recesión. Esto suele ser una señal de alarma para el crecimiento económico y el empleo. También sirve como un indicador más de que el llamado "aterrizaje suave" prometido por la Reserva Federal es poco probable que sea una realidad.

Cabe destacar que no es necesario que el crecimiento de la oferta monetaria se vuelva negativo para desencadenar una recesión, impagos y otras perturbaciones económicas. Con décadas marcadas por el de dinero fácil, la Reserva Federal ha inflado una serie de burbujas y "empresas zombi" que ahora dependen de inyecciones casi constantes de dinero nuevo para mantenerse a flote. Para que muchas de estas "industrias burbuja" desaparezcan, todo lo que se necesita es una desaceleración en el crecimiento de la oferta monetaria, provocada por el aumento de los tipos de interés o por una crisis de confianza.

Parece que la vieja idea de la Escuela de Economía Monetarista de Chicago de que existe una relación estrecha entre la oferta monetaria y la tasa de inflación (aunque con retardos) [4] ha resucitado después de la recuperación económica tras la Pandemia del Covid-19.
¡Friedman sigue vivo!

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[1] Definición de M2:

  • Antes de mayo de 2020, M2 engloba al agregado monetario M1 más 1) los depósitos de ahorro (incluidas las cuentas de depósito del mercado monetario); (2) los depósitos a plazo de pequeña denominación (depósitos a plazo en cantidades inferiores a 100.000 dólares) menos las cuentas de jubilación individuales (IRA) y los saldos de Keogh en instituciones de depósito; y (3) los saldos en fondos del mercado monetario (MMF, por sus siglas en inglés) minoristas menos los saldos de IRA y Keogh en MMF.
  • A partir de mayo de 2020, M2 engloba a la M1 más (1) los depósitos a plazo de pequeña denominación (depósitos a plazo en cantidades inferiores a 100.000 dólares) menos los saldos de IRA y Keogh en instituciones de depósito; y (2) los saldos en MMF minoristas menos los saldos de IRA y Keogh en MMF. 
Definición de M1: 
  • Antes de mayo de 2020, M1 engloba (1) la moneda fuera del Tesoro de EE. UU., los bancos de la Reserva Federal y las bóvedas de las instituciones de depósito; (2) los depósitos a la vista en bancos comerciales (excluidos los montantes en poder de instituciones de depósito, el gobierno de los EE. UU. y bancos extranjeros e instituciones oficiales) menos las partidas en efectivo en proceso de cobro y la Reserva Federal flotante (cheques); y (3) otros depósitos a la vista (OCD), que se materializan en una orden de retiro negociable, o NOW, y un servicio de transferencia automática, o ATS, cuentas en instituciones de depósito, cuentas de giro compartido en cooperativas de crédito y depósitos a la vista en instituciones de ahorro.
  • A partir de mayo de 2020, M1 engloba (1) la moneda fuera del Tesoro de EE. UU., los bancos de la Reserva Federal y las bóvedas de las instituciones de depósito; (2) los depósitos a la vista en bancos comerciales (excluidos los montos en poder de instituciones de depósito, el gobierno de los EE. UU. y bancos extranjeros e instituciones oficiales) menos las partidas en efectivo en proceso de cobro y la Reserva Federal flotante (cheques); y (3) otros depósitos líquidos, consistentes en OCD y depósitos de ahorro (incluidas las cuentas de depósito del mercado monetario).
[2] Definición de la tasa de inflación. Se utiliza dos índices:
  • Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCEPI): índice de precios de gastos de consumo personal (encadenado) que es una medida de los precios de los bienes y servicios comprados por las personas que viven en los EE.UU., o quienes compran en su nombre, pagan por bienes y servicios. El cambio en el índice de precios PCE se utiliza para medir la inflación (o deflación) en una amplia gama de gastos del consumidor y para reflejar los cambios en el comportamiento del consumidor. Por ejemplo, si sube el precio de la carne de ternera, los compradores pueden comprar menos carne de ternera y más pollo. El índice de precios PCEPI es similar al índice de precios al consumidor de la Oficina de Estadísticas Laborales para consumidores urbanos. Los dos índices, que tienen sus propios objetivos y usos, se construyen de manera diferente, lo que da como resultado diferentes tasas de inflación.
  • Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal Excluidos Alimentos y Energía  (PCEPILFE): PCEPI excluidos Alimentos y Energía.
[3] Definición de Base Monetaria: engloba la moneda en circulación (sin incluir las del Tesoro de EE.UU. y la Reserva Federal) y los saldos de las instituciones de depósito en la Reserva Federal.

[4] Castañeda y Cendejas (2023) muestran que el retardo de 18 meses entre el crecimiento del dinero y la inflación en la economía americana es consistente con la explicación de "retrasos largos y variables" de Friedman: 

Castañeda, J. E. and Cendejas, J. L. (2023). "Revisiting the Quantity Theory of Money: Money Growth, Money Velocity and Inflation in the US, 1948-2021", Studies in Applied Economics, No. 229, March, Institute for Applied Economics, Global Health, and the Study of Business Enterprise, Zanvyl Krieger School of Arts & Sciences, Johns Hopkins University, Baltimore, USA.

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "La relación entre la oferta monetaria y la tasa de inflación desde la Pandemia del Covid-19: el caso de EE.UU.", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 5/7/2023, http://vicenteesteve.blogspot.com/2023/07/la-relacion-entre-la-oferta-monetaria-y.html