jueves, 29 de abril de 2021

La Facultad de Economía de la Universidad de Valencia se sitúa segunda de España en investigación en el ranking SCImago Institutions (SIR) de 2021





Una de las variables clave para poder elegir una Facultad y una Universidad debería ser sin duda el nivel científico de su profesorado, por lo que indicadores de la "calidad" de las publicaciones de investigadores y profesores, van a pasar a un nivel más que relevante. Los ranking internacionales de universidades son también importantes por varios motivos. Además del evidente prestigio internacional, son fundamentales por las importantes ventajas económicas que eso puede traer en un momento en el que los planes autonómicos, nacionales y europeos de apoyo a las universidades (fondos de investigación para los profesores, incentivos económicos a los mejores profesores, ...) deberían de tener un claro objetivo: premiar la excelencia. Y la excelencia se cuantifica en este tipo de listados (guste o no guste), entre otro tipo de cosas.

En relación a este tema, se ha publicado recientemente el ranking SCImago Institution (SIR) de universidades y de otras instituciones no universitarias relacionadas con la investigación correspondiente al año 2021.

La Facultad de Economía de la Universidad de Valencia se sitúa segunda de España en investigación en este ranking, tanto en el Área de Economía como en el Área de Empresa. [1]

Este ranking clasifica instituciones universitarias con más de 100 artículos científicos publicados e incluidos en la base de datos SCOPUS de Elsevier, y ordena estos centros por un indicador compuesto que combina tres grupos de marcadores basados en investigación, innovación e impacto social medido por la visibilidad de su web. SIR lo desarrolla el grupo de investigación SCImago LAB, que trabaja en visibilidad científica y reputación online. Como novedad, en la edición de 2021, se ha publicado por primera vez la versión del ranking por materias y por indicadores. 

A los efectos del ranking, el cálculo se genera cada año a partir de los resultados obtenidos durante un período de cinco años que finaliza dos años antes de la edición del ranking. Por ejemplo, si el año de publicación seleccionado es 2021, los resultados utilizados son los del período quinquenal 2015-2019. La única excepción es el caso de los indicadores web que solo se han calculado para el último año.

El criterio de inclusión es que las instituciones hayan publicado al menos 100 trabajos incluidos en la base de datos SCOPUS durante el último año del período seleccionado.

En el primer cuadro (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) aparece el ranking de las 10 primeras Facultades de Economía en España en la materia de Economía (Economics, Econometrics and Finance) de las 55 recogidas en el estudio que cumplen los requisitos.

Este ranking está liderado en el top 10 en España por la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Valencia, la Universitat de Barcelona, la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y, por último, por los investigadores del Instituto de Análisis Económico del CSIC en Barcelona.


En el segundo cuadro (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) aparece el ranking de las 10 primeras Facultades de Economía en España en la materia de Empresa (Business, Management and Accounting) de las 62 recogidas en el estudio que cumplen los requisitos.

Este ranking está liderado en el top 10 en España por la Universidad de Granada, la Universidad de Valencia, la Universidad de Sevilla, la Universidad Politécnica de Madrid y, por último, la Universidad Politécnica de Valencia.


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[1] También en la materia de Psicología la Universidad de Valencia se sitúa en el segundo lugar del ranking en España. Además, la Universidad de Valencia es tercera de España en dos: Física y Astronomía, y Odontología. También se coloca como quinta en cinco áreas más: Artes y Humanidades, Ciencias Agrícolas y Biológicas, Ciencias Ambientales, Ciencias de la Tierra y Ciencias Sociales.

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "La Facultad de Economía de la Universidad de Valencia se sitúa segunda de España en investigación en el ranking SCImago Institutions (SIR) de 2021", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 29/4/2021,
http://vicenteesteve.blogspot.com/2021/04/la-facultad-de-economia-de-la.html

viernes, 23 de abril de 2021

La reindustrialización de las regiones españolas


Por Rafael Myro, Universidad Complutense de Madrid

Este post se publicó en el blog (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global el 12 de marzo de 2021. Fruto del acuerdo de colaboración entre este blog y el blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, cada trimestre reproduciremos en nuestro blog algunos post que, por su temática, también pueden ser interesantes para nuestros lectores.

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La pandemia del coronavirus ha infligido un considerable daño a la industria española. El VAB industrial se redujo en un 9,3% durante el año 2020 (un 10,6% en las manufacturas), alejándose, no sólo del nivel de 2019, sino también del alcanzado en 2008, que aún no se había recuperado.

La reindustrialización de la economía española es pues hoy una tarea más urgente que nunca, como ya he mencionado con anterioridad en este blog (aquí), y reclama una política industrial ambiciosa, alineada con la que desde hace algunos años se está definiendo desde las diversas instituciones de la UE, bajo el impulso de Alemania y Francia. El Fondo de Recuperación Europeo debería facilitar su puesta en marcha, pero no puede garantizarla, ante todo, por el predominio que se otorga a dos transiciones fundamentales, la ecológica y la digital, que aunque con un importante impacto en la industria, no recogen muchas otras acciones necesarias; y segundo, porque la gestión y orientación de los fondos recibidos va a recaer en buena medida en un conjunto de grandes empresas con fuerza tractora, en estrecha cooperación con las grandes firmas consultoras, y una política industrial ambiciosa exige dotar de más y mejores instrumentos de intervención y gestión a las administraciones públicas.

Desde una perspectiva regional, el año 2020 fue particularmente negativo para las industrias de Andalucía, Baleares, Asturias, País Vasco, Castilla-La Mancha y Navarra, según el Índice de Producción Industrial. En las cinco primeras, el VAB obtenido en 2019 se encontraba por debajo del alcanzado inmediatamente antes de la Gran Recesión, como también ocurría en Cantabria, Canarias, Extremadura, Galicia y Madrid. Así pues, con la excepción de Navarra, todas estas comunidades autónomas han iniciado 2021 bastante lejos de la cifra de producción industrial que alcanzaron en 2008, y tres de ellas, Baleares, Canarias y Madrid con registros inferiores a los que poseían al comienzo del siglo XXI.

Durante las dos últimas décadas, el crecimiento de la industria española ha tendido a concentrarse en las comunidades autónomas que habían logrado previamente un mayor desarrollo industrial, de forma que, en lugar de producirse una convergencia en los niveles de industrialización, se ha producido una divergencia. Han contribuido especialmente a ella Madrid, Baleares, Canarias, Andalucía y Extremadura, con acusadas disminuciones de la importancia de las manufacturas en sus economías, a pesar de partir de niveles ya reducidos en el año 2000 (Gráfico 1). Canarias, Andalucía y Extremadura parecen exhibir una desindustrialización prematura, pues se trata de regiones que, al menos desde 1960, no han conseguido alcanzar un 15% de empleo manufacturero sobre el total, y poseen una renta per cápita inferior a la media nacional (Barandiarán, J., Cardoso, M. y Díez, L. (2019). “Desindustrialización prematura en España”; BBVA Research, Observatorio Económico, 5 de marzo). Baleares y Madrid escapan a esa pauta, porque en algún momento contaron con un peso importante del empleo industrial y su renta per cápita supera hoy la media nacional; la primera de estas regiones, debido a la importancia del turismo; y la segunda de ellas, por el efecto capitalidad y la apuesta por los servicios avanzados, que ha desplazado parte de su industria a las provincias colindantes, sobre todo a Guadalajara. Otras regiones como Asturias y Galicia están amenazadas por ese mismo proceso.


Desarrollar la industria en un amplio número de regiones españolas, frenando su concentración espacial, debe ser uno de los objetivos del necesario proceso de reindustrialización que necesita  la economía española. Atender a este objetivo, requiere una política industrial decidida a atraer nuevas empresas, nacionales y extranjeras, a cada territorio, y a aprovechar todas las economías de aglomeración que ofrecen las ya ubicadas en el, explotando a fondo las interdependencias y complementariedades que existen entre ellas  (infraestructuras, mercados, tecnologías y cualificación de la mano de obra). Como señalara Paul Krugman ya hace muchos años, en 1992, de la importancia de las economías de aglomeración dan cuenta los sistemas productivos locales existentes, que en el caso de España han adquirido notoriedad en las industrias de automoción, maquinaria, química y plásticos, alimentos, textil y confección, cuero y calzado y productos para la casa (distinguiendo entre los de grandes empresas y distritos industriales, los han definido y cuantificado muy bien Rafael Boix y Joan Trullén en su trabajo “La relevancia empírica de los distritos industriales marshallianos y los sistemas productivos locales manufactureros de gran empresa en España”, Investigaciones Regionales, 19, 75-96, 2011). No parece, sin embargo,  que tales sistemas hayan necesariamente de proliferar en mayor medida en unos sectores que en otros. Es muy posible que sean un instrumento de utilidad más general como ha señalado Andrés Rodríguez-Clare (“Clusters and comparative advantage: Implications for industrial policy”, Journal of Development Economics, 82, 43 – 57, 2004).

En España, existe una clara relación entre la importancia de los sistemas productivos locales (SPL),  medida por su peso en el empleo manufacturero, y la proporción de las manufacturas en el PIB (Gráfico 2 [1]), que probablemente indica una causalidad de doble dirección entre estas dos variables, aunque quizá de diferente intensidad en cada dirección, pero que, en todo caso, parece avalar la importancia de atajar, mediante la intervención pública, los fallos de coordinación en el desarrollo territorial de la industria.


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[1] El gráfico muestra una relación entre los SPL en 2001 y el peso de la industria en el PIB en 2019, pero esta relación se mantiene si para la segunda variable se sustituye 2019 por 2001


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Como citar esta entrada del Blog:

Rafael Myro, "La reindustrialización de las regiones españolas", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 23/4/2021, 
http://vicenteesteve.blogspot.com/2021/04/la-reindustrializacion-de-las-regiones.html

lunes, 19 de abril de 2021

Cambios en la ratio stock de deuda pública/PIB de la economía española y sus componentes, 2000-2022

 



Entrada conjunta con María A. Prats, Universidad de Murcia


En esta entrada del Blog mostramos los cambios anuales en la ratio stock de deuda pública/PIB de la economía española y sus componentes para el periodo 2000-2022 (previsiones de la Comisión Europea para 2020-2022), factores que determinan la sostenibilidad a largo plazo de la deuda pública. 

En el primer gráfico se muestra la senda temporal del stock de deuda pública de las AA.PP. según la metodología del Protocolo de Déficit Excesivo (PDE) incluido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la zona del euro (esta es la cifra oficial que pública el Banco de España y el Banco Central Europeo sobre el total de la deuda pública española). 


Destacar la significativa reducción desde el año 1996 hasta el año 2007, pero también el importante y persistente deterioro desde el inicio de la crisis financiera internacional en el año 2008 hasta finales de 2014. Posteriormente, en el periodo 2015-2019 se inició un leve periodo de ajuste. Con mas detalle, el stock de deuda pública según el PDE se situó a finales de 2019 en 1.188.862 millones de euros (95,5% del PIB), aún muy alejado del objetivo del Plan de Estabilidad de la zona euro del 60% del PIB. Finalmente, los efectos de la pandemia del COVID-19 hacen prever un deterioro significativo para el periodo 2020-2022. En concreto, se alcanzaría en 2020 el 120,3% del PIB (1.320.894 millones de euros); en 2021 el 122% del PIB (1.426.180 millones de euros); y 2022 el 123,9% del PIB (1.532.643 millones de euros.) En definitiva, el aumento de la deuda pública provocado por la pandemia se estimaría en 343.781 millones de euros (28,4 puntos porcentuales sobre el PIB nominal).

La evolución temporal del stock de deuda pública en % del PIB de España se puede descomponer en 3 componentes:

(1)

donde ∆b es la variación del stock de deuda en % del PIBdt el déficit (-) o superávit (+) público primario o el déficit público total sin incluir los pagos por intereses de la deuda (en % del PIB, ), it los tipos de interés nominales de la deuda pública (tipos de interés implícitos de la deuda pública, medidos por los pagos de intereses actuales de la deuda pública como % del stock de deuda pública al final de t-1), gt la tasa de crecimiento nominal de la economía (tasa de crecimiento real + tasa de variación de la inflación) y adft el componente “ajuste déficit-deuda”. 

La expresión implica que si se quiere reducir el stock de deuda pública en relación al PIB se deben de dar tres condiciones no excluyentes que se reflejan en los tres términos de la derecho de la ecuación: (a) se tiene que generar superávit primarios (componente que recoge el “ajuste fiscal”), dt; 0; (b) o que la tasa de crecimiento nominal de la economía (¡cuidado con la deflación que hace aumentar la deuda!) debe ser superior al tipo de interés nominal “implícito” de la deuda pública (efecto “bola de nieve” de los intereses de la deuda), gt>it; (c) o eliminar/reducir el efecto del "ajuste déficit-deuda" (adft = 0).

¿Cuál ha sido la evolución reciente de los tres componentes?

El primer término: el superávit (+) o déficit público primario (-)

Cómo se puede observar en el siguiente gráfico, el superávit público primario se resiste a aparecer y se ha vuelto a deteriorar significativamente desde el inicio de la pandemia, y ello impide que se reduzca el stock de deuda pública. Por un lado, en el año 2018 se alcanzó por fin un equilibrio presupuestario primario después del periodo 2007-2017 en el que se registraron déficits público primarios (récord en 2009 con un -9,3 en % del PIB, 99.837 millones de euros). Las cifras provisionales de 2020 muestran un nuevo récord histórico del -9,9% del PIB (108.702 millones de euros), mientras que las previsiones para 2021 y 2022 no son muy halagüeñas, con unos niveles de déficit público primario del -7,4 y de -6,7 en %  del PIB, respectivamente.


¿Cuáles son las razones de que no se hayan podido generar suficientes superávits públicos primarios?

En primer lugar, la economía española tiene un problema conocido como "paradoja fiscal": tenemos tipos impositivos altos en relación a los países de la zona euro pero a la vez la recaudación fiscal es menor en todas las figuras impositivas. Las causas están en el mayor fraude fiscal (últimas estimaciones en 25.000 millones de euros) y en el exceso de beneficios fiscales (o gastos fiscales) que generan una "insuficiencia recaudatoria". [1] En los Presupuestos Generales del Estado para 2021 se prevén unos beneficios fiscales de 39.049 millones de euros, que suponen una pérdida de recaudación fiscal asumida ex-ante y legal.

Como se puede observar en el gráfico y el cuadro siguientes, nuestra recaudación de impuestos y de cuotas a la seguridad social en % del PIB a finales de 2019 (sin incluir transferencias de corrientes cobradas: tasas, multas, recaudación del juego, etc..) es del 35,4%, muy por debajo de la media de la Unión Europea-27 (41,1%) y de la zona euro (41,6%). De hecho, recaudamos mucho menos que Francia (47,4%) e Italia (42,6%), e incluso que Grecia (41,9%) y Portugal (36,8%). Alcanzar la media de la zona euro hubiera supuesto a finales de 2019 unos ingresos impositivos adicionales potenciales de 77.210 millones de euros (6,2 puntos porcentuales del PIB nominal). 




Con mas detalle, los datos del siguiente cuadro nos indican que se podría recaudar más, hasta alcanzar la media de la zona euro, en todas las figuras impositivas.


En segundo lugar, los recientes déficits de la Seguridad Social (Sistema de la Seguridad Social + SPEE + FOGASA) no ayudan a generar superávits públicos primarios, tal como muestra el siguiente gráfico. La Seguridad Social ha entrado en un déficit presupuestario persistente y creciente desde el año 2010 agravado desde 2020 por la pandemia del COVID-19. El conjunto de la Administración de la Seguridad Social acabó en 2019 en términos de Contabilidad Nacional con un déficit de 16.189 millones de euros, lo que equivale al 1,3% del PIB. Las causas del deterioro de las cuentas son diversas: a) caída de cotizantes; b) aumento de pensionistas; c) aumento de la pensión media; d) los nuevos empleos con salarios más bajos (cotizaciones más bajas); e) exceso de nuevos contratos con bonificaciones y la tarifa plana de las cotizaciones sociales.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ha estimado que el conjunto de la Administración de la Seguridad Social acabó en 2020 en términos de Contabilidad Nacional con un déficit de 41.724 millones de euros, lo que equivale al 3,8% del PIB. Este mayor deterioro de las cuentas son debidas a la caída de la recaudación de las cotizaciones, los ERTEs, las mayores prestaciones por desempleo y el cese de actividad autónomos, entre otros, que se unen a las causas ya mencionadas anteriormente que todavía no se han corregido.


El segundo término: el "efecto bola de nieve"

Cómo se puede observar en el siguiente gráfico, el "efecto bola de nieve" se volvió negativo (los tipos de interés nominales de la deuda pública eran superiores al crecimiento nominal de la economía) en el periodo 2008-2014 tras el inicio de la crisis financiera internacional. Y ello provocó una importante acumulación de deuda pública en % del PIB. Posteriormente, en el periodo 2015-2019 se registró un signo positivo (la tasa de crecimiento nominal era superior a los tipos de interés nominales) lo que propiciaba una caída de la ratio deuda pública/PIB. 

Destacar que la pandemia ha provocado en el año 2020 el mayor "efecto bola de nieve" de la historia reciente de la economía española, y la consiguiente acumulación de deuda pública en proporción al PIB. Mientras los tipos de interés nominales continuaban cayendo hasta el 2,2%, el crecimiento nominal de la economía se hundía en un nivel del -11,8%.

Aunque la Comisión Europea pronostica una desaparición del "efecto bola de nieve" para 2021-2022, en el horizonte aparecen peligros potenciales para que suban los tipos de interés nominales de nuestra deuda pública (y aparezca nuevamente el temido efecto). Estos cambios vendrían generados por tres factores: (1) el  cambio de rumbo de la política fiscal en EE.UU. (mayores déficits públicos que provoquen mayores tipos de interés de los bonos de deuda pública); (2) el cambio de la política monetaria de la Fed (mayores tipos de intervención); y (3) que el BCE deje de comprar en algún momento la deuda pública española [Programa de Compras del Sector Público (PSPP)].


El tercer término: el "ajuste déficit-deuda"

El "ajuste déficit-deuda" recoge aquellas operaciones financieras que aumentan la deuda pero no tienen efecto en el déficit público. Desde el punto de vista contable, registra la necesidad de financiar la adquisición neta de activos financieros de las AA.PP. 

El "ajuste déficit-deuda" provocó desde 2008 a 2014 un aumento sustancial del stock de la deuda en proporción al PIB (especialmente entre 2012 y 2014). Desde 2015 este término no ha generado apenas aumento del stock de la deuda publica en % del PIB.

Las operaciones de endeudamiento que no tenían origen en los presupuestos públicos han sido principalmente:
  • Fondo de Apoyo a la República Helénica (bilateral, Greek Loan Facility, GLF), primer rescate a Grecia: 2010 y 2012, 6.650 millones de euros.
  • FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), préstamos al rescate de Irlanda, segundo rescate de Grecia y rescate a Portugal: 2011-2014, 23.916 millones de euros. 
  • Participación en el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera), sustituye al FEEF para futuros rescates: 2012-2014, 9.528 millones de euros.
  • FAAF (Fondo de Adquisición de Activos Financieros): 2008 y 2009, 19.335 millones de euros.
  • FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria): 2009, 2010 y 2012, 22.930 millones de euros .
  • FADE (Fondo de Amortización del Déficit Eléctrico): 2011-2013, 23.731 millones de euros. 
  • Fondo para la Financiación de los Pagos a Proveedores (FFPP): 2012-2014, 43.135 millones de euros.
  • Pero no el FLA (Fondo de Liquidez Autonómica, destinado para vencimientos de deuda o para financiar necesidades de financiación del ejercicio autorizadas): no aumenta deuda consolidada AA.PP. (activos del Estado = pasivos de las CC.AA.).
  • 2020-2021, ¿indemnización a las autopistas de peaje quebradas? (2.000 a 3.000 millones de euros); ¿indemnización por el cierre del almacén gas natural Castor? (638 millones de euros).
La descomposición de la variación del stock de deuda pública en % del PIB en los tres términos

En el siguiente gráfico se muestra la contribución de los tres términos al cambio anual de la ratio stock deuda pública/PIB desde 2000 a 2022.

En primer lugar, durante el periodo del "boom" de la construcción (2000-2007), el stock de deuda publica/PIB se reduce anualmente y el único componente que hace aumentar ligeramente esta ratio es el término del "ajuste déficit-deuda" (caída de 25,2 puntos porcentuales del stock de deuda/PIB en el conjunto de este periodo).

En segundo lugar y, por el contrario, en el periodo 2008-2014 la ratio crece anualmente de manera significativa, fundamentalmente por la aparición de déficits públicos primarios y por el efecto "bola de nieve" de los años 2012 y 2013 (subida de 65 puntos porcentuales del stock deuda pública/PIB en el conjunto de este periodo).

En tercer lugar, en el periodo 2015-2019 el stock de deuda pública/PIB se estabiliza ligeramente por debajo del 100%, ya que los tres componentes se comportan de manera moderada o se reducen, y sus efectos sobre la variación de la ratio son muy bajos (caída de 4,9 puntos porcentuales del stock deuda pública/PIB en el conjunto de este periodo).

Por último, los efectos de la pandemia del COVID-19 se hacen notar en el periodo 2020-2022, fundamentalmente en el año 2020, por los efectos negativos del elevado déficit público primario y del "efecto bola de nieve". Se prevé todavía efectos negativos de los déficit públicos primarios en 2021 y 2022 (subida de 28,4 puntos porcentuales del stock deuda pública/PIB en el conjunto de este periodo).


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[1] Recordemos que los llamados gastos fiscales o tributarios (beneficios fiscales en términos de los Presupuestos Generales del Estado) son el conjunto de deducciones, exenciones, desgravaciones, reducciones e incentivos de las distintas figuras tributarias (IVA, IRPF e impuesto de sociedades, fundamentalmente). Suponen un importante coste en términos de recaudación impositiva y que en la mayoría de los casos tienen además efectos perversos negativos sobre la equidad y la eficiencia impositiva.

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Como citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve y María A. Prats, "Cambios en la ratio stock de deuda pública/PIB de la economía española y sus componentes, 2000-2022", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 19/4/2021,
http://vicenteesteve.blogspot.com/2021/04/cambios-en-la-ratio-stock-de-deuda.html