domingo, 23 de enero de 2022

Política monetaria en tiempos de pandemia


Por María A. Prats, Universidad de Murcia

Este post se publicó en el blog (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global el 1 de noviembre de 2021. Fruto del acuerdo de colaboración entre este blog y el blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, cada trimestre reproduciremos en nuestro blog algunos post que, por su temática, también pueden ser interesantes para nuestros lectores.

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Tras la irrupción de la pandemia en marzo de 2020 el Banco Central Europeo trató de contrarrestar sus efectos sobre el mecanismo de transmisión monetaria y las perspectivas para la zona del euro mediante dos instrumentos de compras a gran escala de activos financieros: el Programa de Compra de Activos (PCA) y, de manera más específica, el Programa de Compras frente a la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Si bien en dos entradas anteriores comentábamos las primeras reacciones del BCE ante la pandemia (pinchar aquí y aquí) el objetivo de esta entrada es hacer una valoración del éxito de las medias adoptadas ahora que ya se dibuja un escenario de retirada de los programas de compras.

Las compras de activos se han convertido en una herramienta importante para que los bancos centrales de todo el mundo aseguren la estabilidad de precios cuando los tipos de interés se encuentran en las proximidades del límite inferior cero. Son, por tanto, un instrumento de política monetaria indispensable en tiempos de tensión en los mercados y de recesión económica que permite reforzar la confianza y apuntalar la economía y las perspectivas de inflación. Las compras de activos financieros a gran escala por parte de un Banco Central materializan el proceso de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) indispensable cuando el margen para reducir los tipos de interés está agotado por haber llegado a su límite inferior.

El Programa de Compras de Activos (PCA), que ya explicamos en una entrada anterior, nació en marzo de 2015 con el objetivo de hacer frente a un periodo muy prolongado de baja inflación. El PCA engloba cuatro programas de compras de distintos activos: el programa de bonos garantizados (CBPP3), el programa de bonos de titulización de activos respaldados por créditos al sector privado no financiero (ABSPP), el programa de compras de activos del sector público (PSPP) y el programa de compras de bonos corporativos de empresas no bancarias (CSPP). Mediante el PCA el BCE realizó compras mensuales de activos (con cuantías de compra mensual preestablecidas según el momento) que alcanzaron un valor acumulado en febrero de 2020 (antes de la irrupción de la pandemia) de 2,7 billones de euros, siendo el programa de activos del sector público (PSPP) el más importante al representar el 85% de las compras totales del PCA. Con la irrupción de la pandemia este programa, que desde 2019 tenía un ritmo de compras mensuales de 20 mm, elevó sus compras mensuales entre abril y diciembre de 2020 hasta 33,3 mm con el fin de inyectar un total adicional de 120mm, que podría haberse aumentado si hubiera sido necesario.

Sin embargo, el programa específico frente a la crisis causada por la Covid-19 ha sido el Programa de Compras de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) iniciado en marzo de 2020. Con este programa se ha tratado de contrarrestar adicionalmente, pero de una manera más específica y más contundente que con el PCA, los graves riesgos para el mecanismo de transmisión de la política monetaria y las perspectivas negativas para la zona del euro que provocó el brote de coronavirus. El PEPP es un programa de compra temporal de compra de activos del sector público y privado. Las compras realizadas se llevan a cabo con los mismos activos financieros que en el PCA si bien carecen del ritmo mensual de este programa y se decide la cuantía de las compras en función de las necesidades del momento. El PEPP ha ido aumentando su dotación a medida que los estragos de la pandemia hacían mella sobre el conjunto de economías de la UEM: 750 mm en marzo de 2020; 600 mm adicionales en junio de 2020; y hasta 500 mm adicionales en diciembre de ese mismo año, elevando la potencial cuantía del programa hasta 1,85 billones de euros.

En el siguiente gráfico se puede comparar el alcance de las compras mensuales con el PCA y el PEPP.



Como se puede observar, si bien el PCA ha sido un programa de expansión del balance del BCE muy importante durante el periodo 2015-2019, la ampliación de este programa y el PEPP, llevarán en lo que resta de 2021 al plan de compras mensual más importante desde la historia del euro.

En septiembre de 2021 los valores acumulados de compras con ambos programas se elevaban hasta los 4,5 billones de euros (3,1 con el PCA y 1,4 con PEPP) que representan las principales partidas de expansión del balance del BCE como se observa en el gráfico siguiente:


Si calculamos en números índice la expansión del balance del BCE podemos observar con perspectiva el alcance de la expansión durante la pandemia.


¿Ha servido este importante incremento de la liquidez para hacer retornar a la inflación a la senda de su objetivo simétrico del 2% a medio plazo?

Sin duda sí lleva camino de ir acercándose a su objetivo pero será necesario que ese objetivo se consolide a medio plazo y esto todavía no se vislumbra. La tasa mensual de inflación se encontraba en el 3,4% en el mes de septiembre con una senda alcista desde diciembre del año anterior, fecha en la que marcó un mínimo del -0,3%.

¿Qué podemos esperar en los próximos meses?
  1. Fin del PEPP. La recuperación económica y el comportamiento de la inflación a corto plazo abre las puertas a la retirada de las medidas de estímulo. El BCE, tal y como ya ha anunciado en su reunión del pasado jueves 28 de octubre, pondrá fin al PEPP en marzo de 2022. Esto va a ocurrir en un contexto de crecientes presiones inflacionarias, que podría caber esperar una reducción del volumen de compras antes de su desaparición recortando el alcance del programa inicialmente previsto.
  2. Continuación del PCA. Aunque hasta la reunión del Consejo de Gobierno del BCE del próximo mes de diciembre no sabremos cual será el escenario tras la desaparición del PEPP, cabe esperar que el PCA continuará sus compras a un ritmo mensual de 20 mm de euros. Es posible que la desaparición del PEPP se vea compensada con un aumento del ritmo mensual de compras del PCA (quizás duplicando su cuantía hasta 40 mm desde abril de 2022) para evitar cualquier “efecto acantilado” y cualquier endurecimiento injustificado de las condiciones financieras a partir de un final abrupto del PEPP en marzo de 2022. El BCE ha insistido en la flexibilidad de este programa y la potencia para adaptarse a nuevas necesidades. El PCA no se espera que acabe antes de 2023 o en cualquier caso antes de que los tipos de interés oficiales comiencen a subir.
  3. Mantenimiento sin variación de los tipos de interés oficiales en el 0%, 0,25% y -0,50%. La política de compra de activos refuerza el impacto acomodaticio de sus tipos oficiales. No se esperan subidas de los tres tipos oficiales por lo menos hasta finales de 2023. Las previsiones del output gap predicen que continuará en terreno negativo durante 2022 lo que evidencia un ciclo económico menos dinámico que en EEUU y da más argumentos al BCE para retrasar la retirada de medidas no convencionales y la subida de los tipos de interés. Quizás el primer signo de variación se podría observar en la subida del tipo de la facilidad marginal de crédito desde el -0,50% hasta valores paulatinamente menos negativos. Esto supondría la primera señal de alerta.
  4. Objetivo inflación a medio plazo versus comportamiento de la inflación a corto plazo. No hay consenso. Los mercados proclaman que el actual crecimiento de los precios no es transitorio y que existen muchos riesgos que avalan unas expectativas inflacionistas en los próximos meses: los problemas de suministro que está trayendo la recuperación económica, el comportamiento de los salarios, el precio de la energía etc. El BCE insiste en que el crecimiento de la inflación a corto plazo en la zona euro presenta a priori un carácter transitorio. En septiembre de 2021 la tasa de inflación de la eurozona se sitió en el 3,4% (tras meses de aumentos desde diciembre de 2020) y las previsiones del BCE establecen que esta tasa aumente aún más para remitir a lo largo de 2022. El objetivo inflación que persigue el BCE no es que la tasa de inflación se sitúe siempre en el 2% sino que se sitúe en un nivel del 2% a medio plazo de forma duradera y con la expectativa bien anclada en que permanecerá en ese nivel en los siguientes años. Las proyecciones del BCE señalan que en 2023 la inflación se habrá situado tan solo en el 1,5%, una vez superado el repunte actual, lo que sería compatible con una normalización de la política monetaria mucho más allá de 2024.

¿Qué lecciones podemos sacar de la situación actual?

a) Las políticas de expansión de balance llevadas a cabo mediante compras a gran escala de activos financieros se han revelado como un arma indispensable para combatir la deflación y recuperar la senda de crecimiento del objetivo inflación del 2% a medio plazo.

b) A diferencia de la crisis anterior marcada por la austeridad y la disciplina fiscal en un contexto de política monetaria muy expansiva; durante la pandemia ha habido una sincronía perfecta entre las políticas ultraexpansivas del BCE y del Consejo Europeo de la Unión Europea para apoyar la senda del objetivo inflación del 2% y la recuperación de los niveles de crecimiento económico (respectivamente).

Podemos decir que se ha aprendido la lección de la crisis anterior pero que el escenario de recuperación es muy incierto.
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Como citar esta entrada del Blog:

María A.Prats, "Política monetaria en tiempos de pandemia", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 23/1/2022,
http://vicenteesteve.blogspot.com/2022/01/por-maria-a.html

viernes, 7 de enero de 2022

Evolución de la tasa de actividad de los mayores de 65 años en España y otros países de la OCDE


En esta entrada del Blog mostramos la evolución de la tasa de actividad de los mayores de 65 años de España con otros países de la OCDE. 

La OCDE define la tasa de actividad (o tasa de participación en la fuerza laboral) como el cociente entre el total de activos (población en edad de trabajar que están ocupados o en busca de empleo) y la población total en edad de trabajar (activos más inactivos). La población en edad de trabajar si no se especifica lo contrario se refiere a las personas de 15 a 64 años. [1]

En el gráfico siguiente (hacer clic sobre el mismo para verlo más grande) se muestra la tasa de actividad de los países de la OCDE, incluida España, para los últimos datos disponibles de 2020. 


El porcentaje de españoles que sigue trabajando tras cumplir los 65 años es cinco veces inferior al del resto de la OCDE. Según datos de esta organización, la tasa de actividad de los españoles mayores de esa edad en 2020 alcanza el 2,9% cuando la media de los países que conforman esta organización es del 15,3%. La diferencia es menor, pero aún así importante, si se compara a España con la media en los países de la Unión Europea (UE-27), que es del 5,8% (casi tres veces más). Además, nuestra cifra está muy alejada de la de países como EE.UU. (19,4%), Suecia (10,9%), el Reino Unido (10,7%), e incluso Italia (5,1%).

En los siguientes cuatro gráficos mostramos la evolución temporal de la tasa de actividad de los mayores de 65 años para España, la media de la OCDE y de la UE-27, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Suecia y EE.UU, para los años 1993, 2003, 2013 y 2020.

En todos los países ha avanzado sustancialmente la tasa de actividad de los mayores de 65 años en este periodo. La excepción es Italia (+1 punto porcentual), Francia (+1,2 puntos porcentuales), pero sobre todo España (+0,6 puntos porcentuales).

Los expertos achacan esta situación a varios motivos, entre ellos la posibilidad de jubilarse anticipadamente (algo que no existe en países anglosajones o en algunos nórdicos) y la falta de formación a lo largo de la vida profesional. En otros países, como en los nórdicos, por ejemplo, destinan bastantes recursos para mantener a los trabajadores formados, lo que influye de manera positiva para que se mantengan activos cuando alcanzan los 65 años.




Alargar la vida laboral es importante para la economía española, debido al envejecimiento paulatino de la población. Compatibilizar la jubilación y el empleo es interesante en un contexto de envejecimiento poblacional porque podría aumentar la oferta de trabajo sin introducir costes adicionales en los sistemas de pensiones.

La actual legislación de pensiones en España establece como regla general que el disfrute de la pensión es incompatible con la realización de una actividad por cuenta ajena o propia que dé lugar al alta en la Seguridad Social. Sin embargo, existen tres excepciones:
  • La jubilación parcial permite al trabajador, de común acuerdo con su empresa, reducir su jornada de trabajo entre un 25% y un 50%, pasando a percibir la pensión de jubilación en cuantía proporcional inversa a la reducción de jornada. Si el trabajador no tiene cumplida la edad reglamentaria de jubilación, la empresa deberá concertar un contrato de relevo con otro trabajador.
  • La jubilación activa, permite compatibilizar la pensión de jubilación con un trabajo por cuenta ajena o propia, a jornada completa o parcial, siempre que la jubilación se haya producido a partir de la edad ordinaria y con un porcentaje aplicable a la base reguladora del 100% por tener una carrera de cotización completa. Durante la jubilación activa se cobra el 50% de la pensión. No obstante, si la actividad se realiza por cuenta propia y se acredita tener contratado, al menos, a un trabajador por cuenta ajena, la cuantía de la pensión compatible con el trabajo alcanzará el 100%.
  • La jubilación flexible, permite a quien ya es pensionista de jubilación iniciar un trabajo a tiempo parcial con una reducción de jornada comprendida entre un 25% y un 50% sobre la jornada habitual en la actividad, y compatibilizarlo con la pensión que venía cobrando, reducida en proporción al porcentaje de jornada desempeñada a tiempo parcial.
El Plan 2050 del Gobierno de España apuesta como uno de sus objetivos en materia de empleo aumentar la tasa de actividad de los mayores de 65 años al 11% en 2050. Para aumentar sustancialmente la participación laboral y social de las personas en edades avanzadas, teniendo en cuenta las diferencias en salud de la población, el plan aboga por avanzar progresivamente hacia la simplificación y adaptación de estas figuras de jubilación parcial, activa y flexible (junto a unas nuevas condiciones de la modalidad de jubilación anticipada) para mejorar la compatibilización entre pensión y trabajo.

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[1] OECD (2022), "Labour force participation rate" (indicator), https://doi.org/10.1787/8a801325-en.

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Cómo citar esta entrada del Blog:

Vicente Esteve, "Evolución de la tasa de actividad de los mayores de 65 años en España y otros países de la OCDE", Universidad de Valencia, Blog Viaje al Fondo de las Finanzas Internacionales, 7/1/2022, 

http://vicenteesteve.blogspot.com/2022/01/evolucion-de-la-tasa-de-actividad-de.html