Mientras que los Gobiernos y la mayoría de los economistas nos hemos estado ocupando de la evolución negativa del PIB y del desempleo desde el inicio de la crisis económica, algunos economistas han estado alertando de la posibilidad de que tanto en la economía americana como en la zona euro se pueda generar tasas de inflación altas una vez que la incipiente recuperación económica se haya consolidado. El germen de una nueva etapa de inflación estaría en las medidas de política macroeconómica impulsadas desde el inicio de la crisis: a) las políticas monetarias expansivas aplicadas por la Reserva Federal de los EE.UU. y por el Banco Central Europeo, que han supuesto un aumento de la liquidez sin precedentes históricos; y b) las políticas fiscales expansivas diseñadas por el Gobierno Federal de EE.UU. y por la mayoría de los países de la zona euro, instrumentadas a través de paquetes de estímulo fiscal que han conducido a aumentos considerables de los déficit presupuestarios y de los niveles del stock deuda pública. En síntesis, el elevado exceso de liquidez acumulado, los abultados déficit públicos, y la más que previsible recuperación de los precios de la energía, llevaría a un nuevo e intenso proceso inflacionario.
Pero quizá estos temores puedan disiparse si nos atenemos a la reciente experiencia de Japón en los años noventa. En este periodo, la economía japonesa convivió simultáneamente con tasas de crecimiento del PIB muy débiles, una aumento de la liquidez extraordinario, crecientes niveles de déficit presupuestarios y de stock de deuda pública, y todo ello, sin tensiones inflacionarias, sino más bien todo lo contrario.
Desde comienzos del año 2001, el Banco de Japón aplicó una política monetaria expansiva sin precedentes (véase al respecto en la figura la evolución del total de activos del Banco de Japón) en una economía donde los tipos de interés oficiales efectivos a corto plazo alcanzaron el nivel cero, tal y como ha hecho la Reserva Federal de los EE.UU. en el último año (y en cierta medida el Banco Central Europeo). Además, la persistencia de la recesión económica junto a la aceleración del proceso de envejecimiento demográfico y los efectos de los diversos planes de estímulo fiscal aplicados generaron un deterioro histórico de las Finanzas Públicas (véase al respecto en la figura la ratio del stock de deuda pública sobre el PIB). Pero sorprendentemente, la combinación de políticas monetarias y fiscales muy expansivas no generó inflación sino todo lo contrario: un largo periodo de deflación, con caídas constantes y persistentes del nivel de precios (véase al respecto en la figura la evolución del deflactor del PIB).
Esta experiencia de Japón en relación a la evolución del nivel de precios de su economía debe trasladar un mensaje a los gobiernos de que lo relevante en una situación de profunda recesión económica como lo actual, no es que se alcancen tasas de inflación demasiado altas, sino más bien que se mantengan tasas de inflación “excesivamente” bajas.
1 comentario:
Con el reciente triunfo de Trump y las consecuencias que esto llevo a cabo ¿que tipo de politica debe implementar mexico?
fiscal( contractiva o expansiva)
monetaria (contractiva o expansiva)
gracias
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